Es uno de los barmans más inquietos y prestigiosos de Argentina, pero esta vez no recibió a MALEVA en su flamante bar El Limón sino en su barra casera donde advierte: «cócteles acá yo no tomo, pero me encanta hacerles a mis amigos y a gente curiosa»/¿Cuál es su botella más antigua?/Además: debilidad por el whisky/Su trago favorito en modo anfitrión: el Americano/Charla entre libros y disfrute.
Lucas en su casa no toma cócteles, aunque sí se los prepara con dedicación a sus invitados.
Veinticinco botellas, viejos whiskies y detalles «a otro level»: así es la barra personal de Lucas López Dávalos en su depto de Belgrano / Entrevista coctelera en su espacio íntimo. Por Clara Zaefferer. Fotos: Azul Zorraquin y Carla Nastri.
Luz tenue, música, una velita de vainilla prendida en una mesa baja negra junto con algunos libros y un palo santo apagado. Lucas nos recibe en su departamento de un ambiente en Belgrano en el que reina el equilibrio entre la simpleza, la calidad y la onda. Nada está fuera de lugar y nada está librado al azar, una filosofía que no solo aplica en su casa sino en su vida en general.
Lucas sabe que quiere dedicarse a la coctelería desde que tiene trece años, y a partir de ese momento persigue esta pasión con la convicción de que solo el talento no es suficiente para adquirir el éxito: el estudio, la experiencia y la dedicación son elementos imprescindibles. La práctica hace al maestro, y este es su caso. Las barras de Isabel, de Casa Cavia, de hoteles como el Alvear o el Faena, entre otras, fueron su escenario. Hoy es uno de los dueños del bar El Limón, donde busca “sacarle la careta al cóctel”, como dice él, y ofrecer una experiencia de disfrute donde el más mínimo detalle cobra máxima importancia. Además Lucas diseñó cartas de tragos en restaurantes y barras como Sacro, Spritzza, Invernadero, Arriba, Uptown, Casa Cavia, o Garibaldi.
Sin dejar de instruirse y seguir aprendiendo a medida que crece el conocimiento en el rubro, lee desde temas como fermentación hasta sociología, que hoy aplica en su trabajo y lo colocan un escalón arriba.
Lo entrevistamos en su casa, en su refugio e intimidad. Con tres vasos de agua servidos en la mejor cristalería, nos abre las puertas de su casa y nos invita a conocer su bar personal, su espejo.
«Acá tengo unas 25 botellas más o menos. Son las que más me gustan. Consumo más que nada Whisky, tengo algo de Ron y Gin para armar algún trago para un invitado, pero no es lo que más consumo ahora. Tuve épocas, se dice que el paladar uno lo va desarrollando, y vas obteniendo diferentes sensaciones. El Whisky para mí es la bebida mejor lograda…»
¿Hace cuánto empezaste a armar tu colección de botellas, que hoy es tu barra?
Todas las botellas que hoy están en el frente de El Limón, estaban en mi casa. Y tenemos una barra de 5/6 metros, estamos hablando de 200 y pico de botellas. Estaban en el depósito de mi casa donde vivía antes y otro tanto están ahora en este departamento. Acá tengo las que a mí más me gustan, y desde que empecé a trabajar voy coleccionando botellas. Se armó una gran colección.
¿Acá cuántas botellas tenés?
Acá tengo unas 25 botellas más o menos. Son las que más me gustan. Consumo más que nada Whisky, tengo algo de Ron y Gin para armar algún trago para un invitado, pero no es lo que más consumo ahora. Tuve épocas, se dice que el paladar uno lo va desarrollando, y vas obteniendo diferentes sensaciones. El Whisky para mí es la bebida mejor lograda y también con mayor producción: para tener un buen whisky necesitás siete años, para un ron tres y un gin un mes. El Whisky es una bebida muy compleja, y una vez que te vas para el lado del whisky es muy difícil volver a tomar otra cosa. Y en casa de herrero, cuchillo de palo. Yo en casa, cóctel no tomo.
¿Cómo es eso? ¿Por qué no tomas cócteles en tu casa?
Tengo un tema con el azúcar, no me gusta mucho después de una determinada hora del día. Todos los cócteles tienen un poquito de azúcar, como el jugo de limón o de piña. Hay gente que viene a las doce de la noche y lo disfruta… ¡Y yo disfruto dárselo! Los admiro, los quiero, me encanta que vengan a consumirlos, pero a mí después de cierto horario no me gusta.
«Yo siempre digo que cualquier persona normal sale una, dos veces por semana, yo salgo seis. Estoy constantemente en esas situaciones. Y el resto de los días, laburo. ¿Y dónde laburo? En un bar. Cada vez que viene un amigo y me dice “che ¿tomamos algo?” me tengo que medir, sino es tomar algo todas las noches y no, no puedo…»
En tu casa…¿En qué momento del día preferís hacerte un trago? ¿Antes de ir a trabajar o después, antes de irte a dormir?
A veces cuando llego, es un buen bajativo. Y sino cuando estoy más bien relajado, un día que no laburo tanto. Siempre fui una persona muy medida, en todos los aspectos. Tengo mucho alcance, si quisiera emborracharme todos los días, podría hacerlo 24/7. Yo siempre digo que cualquier persona normal sale una, dos veces por semana, yo salgo seis. Estoy constantemente en esas situaciones. Y el resto de los días, laburo. ¿Y dónde laburo? En un bar. Cada vez que viene un amigo y me dice “che ¿tomamos algo?” me tengo que medir, sino es tomar algo todas las noches y no, no puedo.
¿Cuál es tu cóctel favorito para ofrecer en casa?
Uno que me gusta mucho es el Americano: Campari, Vermú rosso y soda. Es más un aperitivo.
¿Qué tiene de distinta tu barra personal, y los tragos que preparás acá, a lo que es tu bar El Limón?
Es como un cocinero. Cocinar en tu casa es más difícil que cocinar en el restaurante. Tenes muchos más elementos y muchas más cosas. Acá en mi casa podría decir que hay mucho detalle, es muy personal y pasan cosas a otro level que quizás pasan en un hotel 5 estrellas. Como la cristalería y la vajilla, tengo esas cosas en las que soy muy “piqui”. Es distinto porque estoy en mi casa.
Hace poco leí un libro sobre las situaciones de consumo y cómo cambia la experiencia según el contexto. No es lo mismo estar en un boliche, en un bar o estar en la calle. No es lo mismo estar con un extraño, con una pareja, tu mejor amigo o tus colegas. El consumo de cualquier cosa depende mucho del contexto. Eso me hizo entender cómo me paro yo y qué voy a preparar si estoy en el bar o si estoy en casa. Nunca un cóctel sabe igual acá que en el bar. Para mí, en el bar siempre es más rico. El mismo cóctel, acá en mi casa y en el bar, me gusta más allá. Es por el contexto, por cómo estoy yo sensorialmente cuando estoy ahí. Cómo está la música, la iluminación. Todo eso hace mucho a la percepción del consumo.
«La botella más vieja que tengo es un whisky Royal Salute de veintiún años, y la más nueva el Green Label, de quince años. Ambas son bebidas con muchos años. Acá en mi casa podría decir que hay mucho detalle, es muy personal y pasan cosas a otro level que quizás pasan en un hotel 5 estrellas. Como la cristalería y la vajilla, tengo esas cosas en las que soy muy “piqui”. Es distinto porque estoy en mi casa…»
Este bar de pocas botellas, pero en tu casa…¿Lo consideras más como un “altar” que usas para disfrutar en soledad o es un lugar que te gusta compartir con amigos?
Me gusta compartirlo, totalmente. Está abierto a otras personas y a casi todos los que vienen les ofrezco algo con alcohol para beber. Es raro que a mí me digas “no, no, un agüita está bien”, generalmente en casa preparo cosas con alcohol. Así que sí, siempre está abierta esa posibilidad. Siempre tengo algún vinito, un gin tonic, una sidra, un whisky.
¿Tenés alguna joyita entre tus botellas?
Sí. Justo hoy me llegó un Johnnie Walker Blue Label, un Xr 21 y un Green, y para mí el Green es uno de mis preferidos. Una gran bebida.
¿Pones la misma atención al detalle cuando invitas amigos acá que en el bar?
Sí, totalmente. Lo pienso todo el tiempo. Para mí es un momento de disfrute a pleno. Potenciar los sentidos de la otra persona con la que estoy me parece clave, y es lo que va a elevar la experiencia y generar un momento distinto.
¿Qué lugar ocupa para vos y para tu casa esta barra? ¿Es una protagonista?
Para mí es un todo. El bar no es una sola parte, es importante, pero todo el resto tiene que acompañar mucho. No podría tener sólo un carrito con el bar y que todo el resto sea un desastre, no podría. Trato de equilibrarlo, tengo algo particular con el equilibrio: tengo que trabajarlo constantemente con los cócteles y me parece que lo trato de llevar a todos los planos de mi vida. Y es algo que me parece que es muy difícil para todos los seres humanos. Ser equilibrado en las maneras de alimentarse, de relacionarse, de consumir… Es como caminar por una cornisa.
¿Tu bar es un lugar de experimentación, algo así como un “laboratorio”, o más bien un lugar de calma, donde llegás con la idea hecha?
Hace unos años lo usaba más como un lugar de experimentación. Hoy se me hace difícil probar cosas en mi casa, siento que me falta todo. No es mi bar (El Limón) donde tengo todas las especias rotuladas, que me doy vuelta y la tengo ahí. Acá tengo un poco, pero allá tengo mil. La posibilidad del juego se abre un montón. Mi parte creativa sale mucho de los libros. Estoy constantemente buscando mucha referencia y mucha info que después bajo en un excel. Ahí nacen las recetas de los cócteles.
¿Cuál es la botella más vieja y la más nueva?
La más vieja, un Royal Salute de veintiún años, y la más nueva el Green Label, de 15 años. Ambas son bebidas con muchos años.
¿Hay alguna de ellas que no te guste compartir?
No. Estoy dispuesto a compartirlas con cualquiera que entre a mi casa. Creo que una persona con más conocimiento tiene la posibilidad de disfrutar de algo más complejo. Entonces también dependiendo de la persona con la que estoy, es la botella que saco. Pero está todo ahí, si después tienen curiosidad y quieren probar algo, no tengo ningún problema. Es más, me encanta compartir con gente curiosa, que quiere saber y aprender. Me encanta enseñarles y mostrarles cosas nuevas.
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En MALEVA hacemos fotos y videos para nuestras coberturas y notas con los equipos de MOTOROLA Edge 30, Moto g200 5G, Moto g52 y moto g41.
Galería por Carla Nastri: