Casa de artista: así es la extravagante vivienda llena de plantas en Floresta de Nicolás de Caro

En un barrio de Buenos Aires que le divierte por su esencia cosmopolita – «hay un pedazo de cada parte del mundo» -, el artista que se destaca en su generación por sus creaciones textiles, le asegura a MALEVA que su casa es su mejor obra/Un ventilador peronista, un altar de dioses en los que no cree y flores (lo que hay que llevarle si te invita a conocer su morada).

Hace ocho años que Nicolás de Caro vive en la casa en la que vivían antes los tíos abuelos de un amigo

Casa de artista: así es la extravagante vivienda llena de plantas en Floresta de Nicolás de Caro. Por Azul Zorraquin (texto y fotos).

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Es artista y coquetea con ser diseñador. Se llama Nicolás, vive en la calle San Nicolás, y pinta flores en el barrio de Floresta; “creo que todo es una gran casualidad, pero me divierte la idea de que aparezca la repetición”, reflexiona. Si bien su pata más fuerte es el textil, ahora está obsesionado con las sillas y otros objetos de diseño. Se formó en la Escuela de Fotografía Creativa Andy Goldstein, y hoy tiene su obra expuesta en distintas galerías virtuales como Diderot Art y realizó colaboraciones con importantes marcas de indumentaria. Actualmente expone “14 flores explicadas” en la Papelera Contemporánea de Palermo. MALEVA visitó su extravagante departamento en el que las plantas son las protagonistas; los guías del tour: Budín y Variante, dos gatos peludos y coloridos.

«Desconozco completamente si hay escena artística en Floresta. Hay muchos talleres textiles, de ropa, y comida peruana. Siento que es un barrio cosmopolita; hay un pedazo de cada parte del mundo y me divierte muchísimo. Pero a la escena le falta un poco de movimiento, me siento un poco solo…»

 ¿Cómo llegaste a Floresta, y particularmente a este departamento?

Llegué por casualidad, soy de Flores, y en esta casa vivían los tíos abuelos de un amigo. Cuando fallecieron, decidimos convertirlo en Centro Cultural, y más adelante, cuando cerramos el espacio, levanté la mano para quedarme alquilando. Ya pasaron ocho años desde que estoy acá, y fui adaptándome y apropiándome de los distintos espacios.

¿Cómo es la escena artística en el barrio? ¿Existe? 

Desconozco completamente. Hay muchos talleres textiles, de ropa, y comida peruana. Siento que es un barrio cosmopolita; hay un pedazo de cada parte del mundo y me divierte muchísimo. Pero a la escena le falta un poco de movimiento, me siento un poco solo.

¿Cuánto de Nico de Caro tiene tu hogar?

Muchísimo. En realidad me gusta pensar que pasaron tantos años, escenas, situaciones y personas, que mi casa es la obra más linda que fui haciendo. Y es una obra que siempre está en movimiento; las cosas cambian de lugar, y me divierte.

«En la heladera, dice “dejé todo lo frágil en la puerta”, y si bien era literal, me pareció que representaba el humor de esos días en los que uno quiere dejar lo frágil afuera, y no traer esa fragilidad al adentro. “Quién es un libro”, pintada sobre la tapa de un libro, fue una frase que fui escribiendo en distintos cuadernos, como un juego…»

¿Hay alguna obra propia, de las que tenés acá, que no venderías por nada del mundo?

Sí, la del fondo. Armé un telón para una muestra, y al momento de hacer los cuadrantes y coserlos, me di cuenta de que tenía exactamente la misma medida que la pared de mi casa. Mientras esté acá, no la pienso sacar nunca.

Aparecen muchas frases escritas por todos lados, especialmente en las paredes…¿Qué significan?

Sí. Allá arriba, cerca del altar, dice “ya sé que esto está chueco”; cuando lo colgué me guié por la tapa de la luz de arriba y cuando lo vi terminado, estaba chueco y todo el mundo me decía: “¿sabías que está chueco?”. Fue como una forma de sacármelo de encima (se ríe). En la heladera, dice “dejé todo lo frágil en la puerta”, y si bien era literal, me pareció que representaba el humor de esos días en los que uno quiere dejar lo frágil afuera, y no traer esa fragilidad al adentro. “Quién es un libro”, pintada sobre la tapa de un libro, fue una frase que fui escribiendo en distintos cuadernos, como un juego.

¿Cómo es eso del altar? ¿Es lo más bizarro que tenés?

Posiblemente. Es un altar a distintas deidades en las que no creo. Ahí puse mi primera vacuna del Covid. Otra situación extraña, es que hay una foto de mi hermano, y todo el mundo cree que es un chico al que le pasó algo terrible, y es simplemente mi hermano que está re bien (se ríe). La última incorporación es un apoya vaso de Messi, puesto al lado de un Jesús. ¿Porque es Messi, no?

«En realidad me gusta pensar que pasaron tantos años, escenas, situaciones y personas, que mi casa es la obra más linda que fui haciendo. Y es una obra que siempre está en movimiento; las cosas cambian de lugar, y me divierte…»

¿Hay algo de lo que te quisieras deshacer, pero por motivos emocionales no podés?

Sí, soy bastante acumulador. Termino coleccionando cosas estúpidas, como botellas de vidrio que creo que voy a reciclar y después se van juntando, eternamente.

¿Y cuál es el objeto más valioso que conservás?

Un ventilador, de esos peronistas, que estaba en la habitación de mis viejos. Hace un ruido muy particular cuando gira, y me relaja y me hace dormir. Creo que si ese ventilador se fuera, sería realmente irremplazable. De todo lo demás, nada es imprescindible, pero todo lo es.

Tu obra tiene la particularidad de que, muchas veces, se puede plasmar en objetos de uso cotidiano. ¿Cómo lo manejás?

Si, tiene mucho de eso. Trabajar sobre tela te da eso… La caída, la terminación, se puede aplicar a distintas situaciones. Quizá me cuesta dividir qué es obra, y qué es un mantel, porque no podés venderlo al mismo precio. Nadie va a querer usar de mantel, una obra que pagó a precio obra. Quizá eso sea lo más difícil.

«Armé un altar a distintas deidades en las que no creo. Ahí puse mi primera vacuna del Covid. Otra situación extraña, es que hay una foto de mi hermano, y todo el mundo cree que es un chico al que le pasó algo terrible, y es simplemente mi hermano que está re bien (se ríe). La última incorporación es un apoya vaso de Messi, puesto al lado de un Jesús. ¿Porque es Messi, no?…»

¿Cómo llegaste al formato textil?

Porque siempre fui fanático de los totebag, e inicialmente me compré una máquina de coser pensando en que quería hacer una. Y de repente me gustó el formato, y empezaron a aparecer almohadones, cortinas; las telas se usan para lo que quieras.

Y tu nueva obsesión, según declarás en Instagram, son las sillas. ¿Qué te fascina de este objeto?

Viene de hace mucho tiempo, pero recién ahora estoy dejando que se una a mi obra. Arranqué una colección de sillas y están pasando cosas. Tengo una amiga, @mardesillas, que tatúa sillas y compartimos el fanatismo. Tenemos ganas de hacer algo, no está definido, pero algo va a pasar.

¿Has comprado alguna obra que tengas colgada?

Creo que nunca compré obra. No es algo que me fascine, no me sumergí en ese mundo aún. Tengo obras de amigos, o piezas rescatadas.

«El rincón favorito de mi casa es un sector que tiene una lámpara de pie, y dos obras mías a los costados. Me gusta lo que pasa ahí, y siempre la foto más linda que le saco a mis amigues, es en esa esquina…»

¿Tu rincón favorito de la casa?

Un sector que tiene una lámpara de pie, y dos obras mías a los costados. Me gusta lo que pasa ahí, y siempre la foto más linda que le saco a mis amigues, es en esa esquina.

Pintás flores…¿Comprás flores?

Muchas menos de las que quisiera. Me encanta que si alguien viene a casa por primera vez, me traiga flores, pero ustedes no tenían manera de saberlo (se ríe). Lo que si, tengo muchas plantas; me robo pedacitos de la calle, o de amigos.

¿Cuál es el sueño más extraño que tuviste en el último tiempo? ¿Inspiró alguna obra?

Últimamente soñé bastante con el fin del mundo; catástrofes naturales, maremotos y meteoritos. Pero no tiene nada que ver con mi obra, por ahora (se ríe).

Galería: 

Las fotos y videos de nuestras coberturas y notas de MALEVA las hacemos con los equipos de MOTOROLA Edge 30, Moto g200 5G, Moto g52 y moto g41.