«El camino es crear bares para todos los días, no bares que sean únicamente un show…»

Para Atienza la escena coctelera sigue en auge pero con menos show. 

«El camino es crear bares para todos los días, no bares que sean únicamente un show…» Por Sebastián Atienza para MALEVA. Producción: Azul Zorraquin.

«Hace unos años el foco estaba puesto en los bartenders y hoy en el producto. Ese es el camino que hay que tomar. Hoy, además, son más importantes los lugares que la persona detrás de la barra. Y está bueno que eso suceda. Hace una década, los bartenders se volvieron las estrellas y eso desvió un poco el ojo de lo que había que hacer, que era apoyar y ayudar a crecer la industria y la escena, y apuntar a la calidad en las barras. La escena coctelera sigue en auge en el mundo y se habla mucho de lo que hacemos los argentinos. Nosotros volvimos a viajar, como lo viene haciendo por todo el mundo Tato Giovannoni.

En los últimos años nosotros abrimos tres bares (Tres Monos, La Uat, Cofi Jaus). Cada vez hay más público para la coctelería. Pienso en Inés de los Santos que abrió un segundo bar (Bardo, Cochinchina), en Tato que abrió la Gintonería (en Pasaje Echeverría), en Lucas López Dávalos y El Limón (en Villa Crespo). Hay productos y bares muy buenos en el país. Antes, más que buenos, había bares distintos. Nosotros competimos a nivel internacional. Cuando viene alguien de afuera piensa que lo que conoce acá está buenísimo.

«Un cambio que se está dando es que abren menos monstruos enormes que llaman la atención y abren bares más reducidos pero de mayor calidad. Nosotros, en nuestros bares, fuimos en contra de la moda. Cuando todos apuntaban a lo grande, nosotros poníamos algo chiquito. Cuando cerraban en pandemia, nosotros inauguramos tres lugares…»

Aunque seguimos golpeados por lo que fue la pandemia, todo resurge y se reabre. Y el argentino, el consumidor, también se fue educando a nivel bares. Eso nos exige subir la vara. En ningún lugar hay tantos «speakeasy» como en Buenos Aires, puede que haya sido una moda, pero sirvieron como gran puerta de entrada a la coctelería para mucha gente. Ahora, además de imagen, la gente busca calidad. Un bar, y lo veo estando en Roma en este momento, es algo que tiene que ser para todos los días. Ese tiene que ser nuestro camino. Que los bares no sean sólo un show. Porque ¿Cuántas veces al año vas al circo?

Un cambio que se está dando es que abren menos monstruos enormes que llaman la atención y abren bares más reducidos pero de mayor calidad. Nosotros, en nuestros bares, fuimos en contra de la moda. Cuando todos apuntaban a lo grande, nosotros poníamos algo chiquito. Cuando cerraban en pandemia, nosotros inauguramos tres lugares.

Antes de Tres Monos, faltaba un bar que recontra apunte a la hospitalidad. Yo quería que la gente llegara y me viera a mí en el bar, y no que tuviera que sentarse en la mesa 300 al fondo. Que venga, y me vea en la barra. Nos diferenciamos desde un producto simple, donde no necesitabas ser ni un erudito de la coctelería, ni necesitabas una tarjeta para entrar ni vestirte de una determinada manera, sino sacarle toda esa fanfarronada a los lugares y volver a la esencia: buen servicio, buena música, grandes tragos, comida. Algunos amigos me decían: te va a ir mal con un bar chiquito en Palermo. Y yo pensaba ¿Si en Londres funciona porque acá no? La coctelería no está en baja, al revés.»

Producción de la columna: Azul Zorraquin. 

Pregunta de MALEVA que disparó la columna: Argentina vivió desde hace una década una segunda edad de oro de la coctelería, con los bartenders como estrellas y aperturas de bares (y barras)  imponentes. ¿Eso, en el 2022 pos pandémico, está cambiando?

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Foto: gentileza Unsplah (PH Jeremy Christ Jordan)