Ellos son Carolina Martínez Pedemonte y Torcuato González Agote/¿Cómo surgió su proyecto de galería en plena pandemia y por qué la hicieron en el garage?/Su casa «en el límite entre la grasada y lo canchero»/Una puerta de taxi, una muñeca de bronce, y un trueque de una cocina por marcos/Muebles por Mercado Libre, y reciclar lo heredado/Lo privado y lo público (casi) en un mismo espacio/¿Por qué Chacarita?
Grasa surgió en plena pandemia y esta dupla de artistas pisó fuerte muy rápido: a los pocos meses ya exponían en arteBA.
Casa de artista: así es la casa – onda PH – en Chacarita de Carolina y Torcuato, la pareja que creó (en su garage) Galería Grasa. Por Azul Zorraquin (texto y fotos).
Ellos son Torcuato González Agote y Carolina Martínez Pedemonte; inauguraron una Galería en plena pandemia, en el garaje de su PH en Chacarita, donde lo privado y lo público, el ocio y el trabajo, incluso lo personal y lo colectivo, se desdibujan en un oleaje de arte fascinante. MALEVA hurgó en todos los tesoros que acuna esta dupla, que además de ser socia, es pareja.
¿Cómo y cuándo nace Galería Grasa?
TGA: Nació en plena pandemia, a mediados del 2020, pero el proyecto ya venía dando vueltas en nuestras cabezas.
CMP: Inauguramos con una muestra de Agustina Leal, “Penumbra”, y fue de forma virtual, porque en ese momento no se podían visitar las galerías.
¿Y por qué en el garaje? ¿Lo remodelaron para vestirlo de Galería?
CMP: ¡Porque era el único espacio libre de la casa! (Se ríe).
TGA: Lo dejamos tal cual estaba, incluido el lavarropas. Hacia el final de la muestra de Agustina, se aprobó el protocolo para que las galerías pudieran ser visitadas; en ese momento despejamos el espacio, sacamos el lavarropas, y se convirtió en una Galería que pudiera ser visitada.
¿Y por qué “grasa”?
TGA: Queríamos que fuera un nombre que no deje a nadie afuera, que no fuera aspiracional ni de lujo o exclusivo. Y además es una apropiación de un término peyorativo hacia el gusto popular, pero lo resignificamos.
«Carolina: para mí el objeto más bizarro que tenemos son unos loros de un viaje que hicieron los tíos de Torcu, que no tienen nada que ver con nosotros. Quedaron en su lugar, heredados como tesoro familiar. Y lo más preciado es una muñequita de bronce que tiene Torcu, la primera vez que vine acá le saqué una foto. Es una mujer desnuda en un mar, que tiene una sábana que la tapa…»
¿Tienen algún chiche que consideren «grasa» en su hogar?
“Todo” (se ríen).
CMP: Es muy subjetivo, creo que quizás cualquiera puede venir a mi casa y pensar que es todo una grasada.
TGA: Está todo en el límite de canchero y grasa.
¿Cuál es el objeto más bizarro que poseen?
CMP: Para mí son unos loros de un viaje que hicieron los tíos de Torcu, que no tienen nada que ver con nosotros. Quedaron en su lugar, heredados como tesoro familiar.
TGA: Yo creo que es “La Leyenda”, una puerta de taxi que es una obra mía. Genera muchas preguntas y por eso le puse ese nombre.
¿Y el objeto más preciado para ustedes?
CMP: Una muñequita de bronce que tiene Torcu, la primera vez que vine acá le saqué una foto. Es una mujer desnuda en un mar, que tiene una sábana que la tapa.
TGA: Coincido, para mí también es un objeto muy preciado. Es una escultura del marido de mi bisabuela, y de chico yo solía jugar con ella y me parecía fantástica.
¿Cuál es el mejor regalo que se hicieron respectivamente, que podamos encontrar acá?
TGA: Un muñeco Ken que Caro vistió y personificó como yo; lo puso en una caja y lo llamó “Torquen”.
CMP: Un espejo de varios espejos y un dibujo, que es un retrato mío.
«Torcuato: siempre viví compartiendo la casa con gente, más allá de que no fuera en un plan galería. Me despertaba y había cuatro personas tomando el desayuno, así que no me escandaliza el hecho de que mi casa no sea un lugar privado. Además, ser anfitriones nos encanta. En definitiva, en tu casa armás la fiesta que te gusta…»
¿Por qué eligieron este barrio (Chacarita) y esta casa para vivir?
CMP: Torcu vive acá hace diez años, compartiendo la casa con otres artistas. En 2017 empezamos a salir, y me mudé acá al poco tiempo.
TGA: La casa tiene cierta historia familiar, y lo que tiene Chacarita de interesante es que se fue posicionando como un polo de diseño, gastronomía y arte. Cada vez se parece más a lo que era Palermo, veinte años atrás. Siempre hay algo nuevo por descubrir.
¿Y los muebles, los eligieron y los compraron? ¿O cómo se les dio la decoración?
TGA: La mesa de la cocina, por ejemplo, fue un trueque por marcos; un señor tiene una carpintería a un par de cuadras y necesitaba enmarcar, yo necesitaba la mesa, y cerró.
CMP: Las sillas las compramos por Mercado Libre y las retapizamos. Hay sillones de la mamá de Torcu, sofás de la abuela. Somos de heredar, reciclar… Y hay cosas que no sabemos ni cómo llegaron acá (se ríen).
¿Cómo se sienten abriendo las puertas de su hogar privado, al público, en esta loca fusión galería-casa?
TGA: Siempre viví compartiendo la casa con gente, más allá de que no fuera en un plan galería. Me despertaba y había cuatro personas tomando el desayuno, así que no me escandaliza el hecho de que mi casa no sea un lugar privado. Además, ser anfitriones nos encanta. En definitiva, en tu casa armás la fiesta que te gusta.
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