En esta nueva entrega de #ElArteSana charlamos a fondo con uno de los directores de cine más talentosos, agudos (y con una mirada cómica absolutamente personal) de su generación/También actor y guionista/¿Cómo vive el encierro y la epidemia?/Del optimismo al hartazgo/Además: ¿porqué no le interesan «para nada» las ficciones en cuarentena? ¿Cuáles son los límites del humor? ¿Qué proyectos tiene en mente?
«Lo que estamos viviendo es tan extremo y demencial que supera a la ciencia ficción»: Martín Piroyansky. Por Azul Zorraquin.
Martin Piroyansky, exótico, agudo, y gracioso, es uno de los directores argentinos sub-40 más reconocidos. Se caracteriza por actuar en muchas películas que él mismo dirige, como “Voley” y “No Me Ama”, y eso hace que la gente lo asocie rápidamente en combo, cosa que le preocupa muchísimo, porque también trabaja solo como actor.
Tiene un sentido del humor atípico e incluso polémico; ha sido acusado de “promover el incesto”, en su obra humorística “Madre e Hijo”, donde varias parejas de actores de madres e hijos, se besan. Para él, es simplemente una parodia. Asegura que como espectador se ríe de todo y nada lo pone incómodo, pero como director, sabe respetar los ciclos y épocas en las que no se puede joder con ciertas cosas. No le preocupa que a alguien se le ocurra la misma idea que tuvo él y la lleve a cabo, porque habla de estar “con las antenas paradas”, conectado. Muy simpático, Piroyansky se distendió y charló virtualmente con MALEVA en esta cuarentena sobre sus proyectos y formas de pensar.
¿Cómo estás viviendo la cuarentena? ¿Cambió algo en vos en este tiempo?
Pasa que es difícil hablar de “la cuarentena”; fueron muchas fases. Más allá de que seguimos en la misma fase a nivel país, yo mismo viví distintas etapas: muy optimista y enérgico al principio, tenía pilas, cocinaba y ¡hasta estudiaba guitarra mirando tutoriales en YouTube! Después me di cuenta de que se iba a estirar y fui bajando un poco. Me empecé a angustiar y tuve mis altibajos. Ahora me llegó el momento de hartazgo y hay cosas que no entiendo. Porque entiendo que si levantan la cuarentena explota todo, pero si nos quedamos encerrados hasta diciembre, ¡también va a explotar todo! No hay escapatoria.
Si tuvieras imaginar un final ficticio y descabellado para esta historia real, ¿cuál sería?
Es que, la realidad es tan descabellada, que se vuelve insuperable. Vivir lo que estamos viviendo es algo que no puedo creer. A veces ando por la calle, caminando con el barbijo puesto y veo a los otros, y no lo puedo creer. Cuando explotó todo en Wuhan y veíamos los vídeos, nos reíamos de eso, y ahora estamos de verdad viniéndolo. Cuando decían “vamos a hacer cuarentena”, yo creí que iban a ser quince días con suerte, y vamos como 70. Entonces a me parece tan extremo y demencial que ninguna película de ciencia ficción llega a este nivel.
«Cuando empezó la cuarentena estaba muy optimista y enérgico al principio, tenía pilas, cocinaba y ¡hasta estudiaba guitarra mirando tutoriales en YouTube! Después me di cuenta de que se iba a estirar y fui bajando un poco. Me empecé a angustiar y tuve mis altibajos. Ahora me llegó el momento de hartazgo y hay cosas que no entiendo. Porque entiendo que si levantan la cuarentena explota todo, pero si nos quedamos encerrados hasta diciembre, ¡también va a explotar todo!…»
¿Te inspira lo que estamos viviendo, o te angustia? ¿O ambas?
No, inspirarme para nada. No me interesan las ficciones en cuarentena, para nada. Me parece un concepto aburridísimo; mucha gente del medio empezó a decir “hagamos una serie donde la gente esté encerrada” y no me atrajo en lo más mínimo. Es lo que menos me interesa en este momento, y en todo caso preferiría pensar en historias que puedan resolverse sin ir físicamente a un rodaje. Me parece un desafío mucho más interesante el de filmar algo multitudinario y hacerlo desde mi casa; una serie, por ejemplo, con 80 personajes, y que sin salir de nuestras casas, podamos filmar igual.
¿Actualmente estás trabajando en algún proyecto?
Sí, estoy escribiendo una serie que había arrancado pre-cuarentena. Y la verdad es que mi vida ya era medio así (se ríe), con la diferencia de que a la noche por ahí me juntaba con gente, iba a tomar algo, y hacía planes los fines de semana. Mi rutina básicamente es juntarme con una guionista todas las mañanas, (antes venía a casa, ahora lo hacemos por zoom), y trabajamos hasta las 5 de la tarde. Creo que la cuarentena me vino bien porque me concentré plenamente en la serie.
«La verdad es que mi vida ya era medio así (se ríe), con la diferencia de que a la noche por ahí me juntaba con gente, iba a tomar algo, y hacía planes los fines de semana. Mi rutina básicamente es juntarme con una guionista todas las mañanas, (antes venía a casa, ahora lo hacemos por Zoom), y trabajamos hasta las 5 de la tarde. Creo que la cuarentena me vino bien porque me concentré plenamente en la serie…»
¿Podemos saber de qué se trata?
El guión es confidencial, pero lo que puedo decirte es que es una serie cuyo piloto filmé hace diez años, y recién ahora hay una plataforma interesada en hacerlo.
Imagino que estabas proyectando filmarla pronto…
Sí, exactamente. Y ahora es todo muy incierto, la verdad. Se está hablando de volver a filmar en rodajes que sigan un “protocolo”, pero se encarece muchísimo el día de filmación y se vuelve inviable.
Martín en plena cuarentena
«No me interesan las ficciones en cuarentena, para nada. Me parece un concepto aburridísimo; mucha gente del medio empezó a decir “hagamos una serie donde la gente esté encerrada” y no me atrajo en lo más mínimo. Es lo que menos me interesa en este momento, y en todo caso preferiría pensar en historias que puedan resolverse sin ir físicamente a un rodaje…»
Tenés un sentido del humor bastante particular. ¿Qué cosas te causan mucha gracia?
Las absurdas. Las cosas más ridículas, el sinsentido, todo lo que va en contra de lo habitual. Crecí en una casa con mucho humor y mi manera de pensar es esa; cualquier cosa que pasa la llevo a ese lugar. Naturalmente tengo una tendencia a hacer chistes con las cosas que pasan; es un proceso mental que no controlo.
¿Llevás la bandera de “se jode con todo” o hay cosas con las que no se jode?
Es el tema del momento. La serie que estoy escribiendo es una comedia, y sale todo el tiempo esa discusión: de esto nos podemos reír, y de esto, no. Yo creo que son ciclos y épocas en las que no se puede hablar de ciertas cosas, y se genera un especie de contrato social. Y me parece que hay que respetarlo. Yo, como creador de una comedia, elijo no reírme de las cosas que no hay que reírse, pero ¿cómo consumidor? Me río de todo. No hay chistes que me pongan incómodo o en todo caso, no me molesta ponerme incómodo. Hay una camada de boludos que dicen “ya no se puede joder con nada”, y no estoy de acuerdo, siempre se pueden hacer chistes nuevos. Hay mil maneras de hacer humor sin faltar el respeto.
¿Y qué te sensibiliza o te hace llorar?
En general, no lloro. Me encantaría ser de esas personas que de pronto se largan a llorar mientras pasan la aspiradora, pero no me pasa (se ríe). Lloro solamente cuando veo películas, en escenas emotivas, de alegría, cuando los personajes se emocionan. No me largo a llorar si ocurre una tragedia, pero en cambio si se reencuentran dos personas que hace mucho no se ven, sí.
¿Te pasó hace poco con alguna película?
No sé, vi tantas… La mejor película que vi en el último tiempo se llama “Milagro en Milán”, de Vittorio De Sica, es de los 50’.
¿Sos cinéfilo?
Me fui volviendo estudioso con el tiempo, pero no sé nada, en comparación a otros. En los últimos años me dediqué a ver películas y sobre todo películas viejas, y me di cuenta de que me gustan más. Hay algo del cine de los 70’, que me gusta particularmente.
«En general, no lloro. Me encantaría ser de esas personas que de pronto se largan a llorar mientras pasan la aspiradora, pero no me pasa (se ríe). Lloro solamente cuando veo películas, en escenas emotivas, de alegría, cuando los personajes se emocionan. No me largo a llorar si ocurre una tragedia, pero en cambio si se reencuentran dos personas que hace mucho no se ven, sí.»
¿Preferís dirigir o actuar?
Dirigir.
Si te ofrecen buena plata por un papel que no está bueno, ¿lo hacés?
No, pero porque no tengo hijos. Si tuviera una situación económica mas complicada, quizás agarraría cosas que no me interesen. Pero mientras pueda darme el gusto de seguir vivo y tener para comer, prefiero no hacerlo. Incluso a veces me viene bien ahorrarme el tiempo de actuar en otras cosas, y usarlo para escribir obras propias.
Cuando actuás para otro director, y no para una obra propia, imagino que la gente te debe tener asociado en el combo. ¿Te preocupa o te da igual?
Me preocupa muchísimo (se ríe). Cada vez más. Y por eso me voy poniendo más insoportable y exquisito a la hora de laburar para otros directores. La gente vincula tanto mi cara con la del director, que cree que actúo solo para obras mías. Por eso prefiero hacer solamente cosas que me gusten mucho y sino, prefiero quedarme en casa escribiendo algo propio.
¿Qué personaje ficticio te resulta muy fascinante?
Lo que hace De Niro en Taxi Driver me parece de las mejores actuaciones que se hicieron en la historia. Es increíble lo que hace, es de otro planeta.
Tuviste una coincidencia muy fascinante con el escritor Juan Sklar, y tu película “Voley” es muy similar a “Los Catorce Cuadernos”. ¿Creés que hay una conexión celestial entre ustedes o simplemente, al ser de la misma generación, tuvieron preocupaciones similares?
Yo creo que se conjugan varias cosas. Una, es obviamente la generacional; los dos tenemos casi la misma edad, crecimos viendo los mismos programas y películas, y somos los dos de Buenos Aires. Hay muchos puntos de contacto. Sin embargo, creo que estas cosas también pasan más allá de las fronteras. Muchas personas tienen las mismas ideas en el mismo momento, por el hecho de estar conectados con lo que pasa. Me ha pasado de escribir algo y después verlo hecho en un programa yankee. Si estás con las antenas levantadas, tratando de leer la época en la que vivís, es bastante probable que lo que se te ocurra, ya se le haya ocurrido a otro. Al principio, cuando me pasaba, me ponía mal. Y después me di cuenta de que era algo bueno, ¡quería decir que estaba conectado! Y al ver la idea hecha, me daba cuenta de que era buena. Y creo que le pasa a todo el mundo, en cualquier ámbito. Cuando leí el libro de Juan (Sklar), fue un flash. No me puso mal, para nada, al contrario; la novela me pareció una versión mejorada de Voley.
¿Hay alguna de estas ideas que se te venga a la cabeza, y te gustaría hacer?
Miles. Tengo ideas de películas, cortos, series, pero muchas no están desarrolladas. Ahora, por ejemplo, tengo una película escrita y cuando se levante la cuarentena, me gustaría filmarla. Pero después me digo, ¿qué viene después?
Fotos: gentileza Martín Piroyansky / El barbijo es de Vanesa Kronengold, la foto junto a la puerta es PH @dagurke