Un lujo tinto: así fue participar junto a Nicolás Catena Zapata, del lanzamiento del primer Pinot Noir de Laura Catena

Un almuerzo para un grupo ¡muy afortunado! de invitados en el que uno de los máximos referentes de la escena del vino argentino presentó – con maravillosa degustación incluida – la última creación de Laura Catena: el Pinot Noir «Domaine Nico»/¿Por qué es un vino con características únicas?/Innovar con el concepto de terroirs y la tradición familiar en los detalles

 

Un lujo tinto: así fue participar, con Nicolás Catena Zapata como anfitrión, del lanzamiento de «Domaine Nico», el Pinot Noir de Laura Catena. Por Cata Cavallo.

Laura Catena, bióloga egresada de Harvard y médica formada en Standford, hija del doctor Nicolás Catena Zapata –el hombre que marcó un nuevo estilo de vinificación y jugó un papel fundamental para la internacionalización del vino argentino–, es hoy en día la heredera de una de las bodegas más gravitantes del país. Es toda una embajadora del vino, y un espíritu libre y creativo (incluso publicó un gran libro con ilustraciones propias en el que cuenta las historias de las bodegas más legendarias). MALEVA tuvo la oportunidad de ser parte de la presentación de su última arma mortal: Domaine Nico, una linea de la cepa Pinot Noir. 

Para esta ocasión, Casa Cavia nos abrió las puertas de su lugar predilecto: la biblioteca. Los invitados de prensa y expertos en vino, nos reunimos en un ambiente súper cálido, para experimentar un almuerzo único. Tuvimos el lindo honor de contar con la presencia de Nicolás Catena Zapata en reemplazo de Laura, quien se encontraba de viaje, con el enólogo Roy Urvieta (quien trabajó con Laura para elaborar este elegante vino de altura) y con Pascal Bernard de Casa Pirque, el especialista gastronómico francés que trabajó como director en reconocidos restaurantes como La Bourgogne y L’Orangerie del Alvear Palace Hotel, para rematar la cata con un perfecto maridaje.

Pero antes de hablar de la degustación, los voy a introducir un poco en este universo del Pinot Noir. El nombre de la uva Pinot Noir proviene del francés, de las palabras pino y negro. Esta variedad tiene las uvas de los racimos en forma de cono, como piñas, y de ahí surgió el nombre metafórico. En Francia, en la localidad de Borgoña, estas uvas producen grandes tintos que se posicionan y compiten en el ranking de los mejores vinos del mundo. En Argentina, a pesar de que aún no tienen tanta difusión (salvo los pinot patagónicos) y cargan con la fama de su difícil cultivo y producción, hay etiquetas que ya empiezan a romperla.

«Tuvimos el lindo honor de contar con la presencia de Nicolás Catena Zapata en reemplazo de Laura, quien se encontraba de viaje, con el enólogo Roy Urvieta (quien trabajó con Laura para elaborar este elegante vino de altura) y con Pascal Bernard de Casa Pirque…»

Nicolás, en el almuerzo, nos contó anécdotas e historias para conocer más a su hija y su magnífica creación, y Roy, el enólogo, nos empapó de contenido y conocimientos. Al parecer, la fascinación de Laura por Francia y sus reiterados viajes a Borgoña no hizo otra cosa más que enamorarla de sus vinos e implantarle un nuevo sueño por cumplir: producir su propio Pinot Noir en tierras argentinas. Y fue el Valle de Uco, Tupungato, en Mendoza, la primera parcela Pinot Noir de altitud extrema del mundo en plantarse. Sin duda es un lugar muy inusual para el Nuevo Mundo, ya que los suelos están constituidos por piedras calizas de origen aluvional y un clima particularmente frío. Pero los resultados fueron asombrosos.

Laura posicionó su Pinot Noir con un perfil femenino y suave con mucha identidad, y fue así que decidió nombrar al viñedo Domaine Nico en honor a su hija, Nicola, quien heredó a su vez el nombre de su bisabuelo Nicola Catena (fundador de la bodega Catena en 1902). Asimismo, tomó de Francia los nombres de las parcelas de vino y el concepto de terroirs individuales, y jugó con las palabras para darle un toque más contemporáneo: debajo de Domane Nico, las etiquetas dicen “Soeur et Frères” (que en francés significa “hermana y hermanos”), el juego está en el orden de las palabras, ya que el conocido refrán es “frères et soeurs” (“hermanos y hermanas”, con los hombres primero).

«Nicolás, en el almuerzo, nos contó anécdotas e historias para conocer más a su hija y su magnífica creación, y Roy, el enólogo, nos empapó de contenido y conocimientos. Al parecer, la fascinación de Laura por Francia y sus reiterados viajes a Borgoña no hizo otra cosa más que enamorarla de sus vinos e implantarle un nuevo sueño por cumplir: producir su propio Pinot Noir en tierras argentinas…»

La bodega de Laura propone cinco vinos Pinot Noir de diferentes parcelas pertenecientes a tres viñedos en Tupungato. Cada uno tiene un nombre: Grand Mère (2017) y Grand Père (2017) de Villa Bastías a 1120 msnm (metros sobre el nivel del mar), Historie D’A (2017) y La Savante (2016) del famoso viñedo Adrianna en Gualtallary a 1450 msnm, y por último Le Paradis (2016) en Gualtallary Alto, a 1500 msnm.

A diferencia de nuestro icónico Malbec, el Pinot Noir presenta un color más suave y translúcido. Podríamos decir que es un tinto romántico, elegante, con aromas elaborados y una textura sedosa y refinada: ideal para iniciarse al vino, ya que es amable al paladar, con un cuerpo frutado y dócil.

Y ahora sí, empezamos con la cata. La primeras copas fueron las de Grand Mère (Abuela) y Grand Père (Abuelo) que se maridaron con un pulpo rebozado con limón sobre calabazas asadas y hojas de shiso frescas (un mil). El amor y la sabiduría que para Laura representan sus abuelos se vio notablemente reflejado en estas cepas; vinos suaves y armoniosos, con aromas frutales.

Después seguimos con Historie D’A (alude a la obra de teatro de la famosa novela erótica Historie D’O –un vino tan fino como sexy que impacta) y La Savante (La Erudita, que hace referencia a la mujer académica, femenina y serena al mismo tiempo), acompañados con un plato super fresco; un colchón de radicchio con queso azul y avellanas. En esta ocasión, Laura decidió resaltar la textura de los vinos, dándoles un toque más atractivo utilizando racimos enteros durante la fermentación. Mucho fruto rojo y un poco de roble más integrado.

«Empezamos con la cata. La primeras copas fueron las de Grand Mère (Abuela) y Grand Père (Abuelo) que se maridaron con un pulpo rebozado con limón sobre calabazas asadas y hojas de shiso frescas (un mil). El amor y la sabiduría que para Laura representan sus abuelos se vio notablemente reflejado en estas cepas…»

Por último, maridamos Le Paradis (el Paraíso) con el plato principal, pesca blanca del día con un salteado de chauchas a la parrilla, pepinos y pasas de uva. Un vino con notas herbales, aroma a bayas, roble y taninos finos: “Un grand cru de clase mundial”. Y es en el medio de este viñedo donde Laura tiene su propia casita “Chateau Laura”.

A medida que subimos en altura, los vinos se van refinando y sus sabores se vuelven más complejos, como también el precio en el mercado. Sin embargo, me atrevo a decir que mi preferido del almuerzo fue Grand Père: sí, se llevó todos mis aplausos (y varios de la mesa estuvieron de acuerdo también). Un Pinot Noir de identidad y suavidad, con una frescura tan elegante que se impregna por siempre en la memoria sensorial. Para decirlo en otras palabras: un viaje de ida. Y ni hablar cómo se complementó con la entrada de pulpo, una explosión de sabores al paladar.

Domaine Nico nos propone eso: un viaje de todos los sentidos. La sensación del terruño y el aroma te traslada inmediatamente a Borgoña y a soñar con una película de amor francés, con su música, sus personajes, los paisajes, y el infaltable toque final: el Pinot Noir.

 

Fotos cortesía de Casa Pirque.