La autora de la nota en las célebres escalinatas de Selarón
Maleva en Río: fiestas en morros, los barrios (y playas) más cool, museos y un inolvidable reveillon.
Viajar siempre es empezar de nuevo. Sobretodo si es un nuevo lugar, y si no lo es, termina siendo como nuevo, ya que siempre hay algo que descubrir. Porque como dijo Heraclito hace 2500 años: «Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos.» Personalmente, este viaje quería hacerlo hace años pero tuvieron que pasar veinte para poder cumplir el sueño de conocer Río De Janeiro, y llegó con un 31 de diciembre sensacional a lo carioca.
Rio es una de esas ciudades especiales y únicas para pasar año nuevo. Históricamente la “Reveillon” es el icono de Nochevieja no sólo en Brasil sino del mundo. Casi 3 millones (¡si! La ciudad de Buenos Aires entera) de personas llegan a la capital carioca para recibir el año a través de su divertida ecuación: fiesta + samba + playa + caipis + música + fuegos artificiales. Hasta Rod Stewart vino a cantar en una reveillon.
Al preguntarle a mi anfitrión por el origen de la Reveillon me contó que esto viene siglos atrás cuando los fieles de Iemanjá rindieron homenaje a Doña Janaína, la diosa de las aguas, en una ceremonia en Copacabana. Todos los inmigrantes que llegaron a Brasil acreditaron este tipo de creencia ancestral.
En cuanto a la etimología, reveillon tiene origen en el verbo en francés réveiller que significa «despertar». Así, reveillon es el despertar el nuevo año, con toda.
La virada es solo la previa de este cambio de año que dura casi dos semanas por ser el momento que une la nochevieja y el año nuevo, esas horas previas a la explosión de las 12. Por eso, la ceremonia comienza antes; la mayoría de los cariocas se reúne después del atardecer en casas para brindar y ver los fuegos artificiales desde sus departamentos o terrazas de los morros; mientras que los extranjeros se instalan a la tarde en las playas para empezar a comer y tomar desde temprano. Incluso hay turistas que preparan su camping 2 días antes y se quedan ahí hasta el 31 para tener la mejor vista al mar.
Diez segundos antes de la medianoche empieza el conteo, y cuando llega el año nuevo Rio explota, su cielo se tiñe de colores, la gente salta de felicidad y hay más caipiriña que nunca.
Vivir el año nuevo en Río es una experiencia que no puede compararse con ninguna otra fiesta mundial, ni siquiera con el carnaval carioca. Ver una marea de personas de blanco con flores, globos y muchos cócteles en las manos es una alegría contagiosa.
De a poco, las vestimentas blancas van mostrando el resultado de una noche llena de descontrol, por eso hay quienes le huyen a la multitud porque, pese a que hay mucha seguridad, el descontrol trae consigo accidentes, robos y todas esas desgracias fruto del alcohol.
Dos cosas a tener en cuenta si se quiere latir el año nuevo más divertido del mundo son: hospedaje y transporte. Si el presupuesto da, el Hilton Copacabana es garantía de poder ver la fiesta sin tener que bajar a embarrarse. La capacidad hotelera en esta época está copada por lo cual es importante reservar con tiempo y sacar tickets de metro especiales para ese día.
Yo tuve la oportunidad de pasar año nuevo con mi familia carioca en Barra de Tijuca, en un condominio de película que se parece a la parte residencial de Miami. Después de cenar, el plan fue una fiesta arriba de un morro en Jõa desde donde se veía toda el show pero yo necesitaba estar en Copacabana viviendo la Reveillon así que me tomé un Uber y fui a festejar el año nuevo en la playa que me recibió con 25 toneladas de fuegos artificiales, 3 millones de personas bailando y la felicidad brasileña a flor de piel.
LA ALEGRÍA SIGUE EN ENERO: O SEA, EN JANEIRO
El primero de año es la continuación oficial de la fiesta carioca. Si te levantás -o pasás de largo- la posta es ir a las playas de Ipanema o Copacabana. Y se puede desayunar en Vinicius, el bar donde Vinicius de Moraes compuso a garota de Ipanema.
Cómo a mí me gusta caminar, fui quitándome la resaca caminando desde Leblon hasta Urca -unos 15km-, tranquilo barrio residencial desde donde se sube a uno de los lugares más fascinantes que he visto en mi vida: el Pan de Azúcar.
Volviendo, visité por Botafogo, el barrio cultural más indie de Río, repleto de cineclubes, trendy bars, boliches alternativos y tiendas de diseño.
SANTA TERESA: EL MONTMARTRE DE RÍO
Como nunca había estado en Río, tenía que conocer el Centro y Santa Teresa. Mientras que el casco antiguo se encuentran los edificios más emblemáticos como el Palacio Imperial, la Catedral Metropolitana o el Teatro Municipal o la Cafetería Colombo (must); en el Montmartre carioca de Santa Teresa está la famosa escalera de Selarón, en honor al artista que creó este exponente artístico de cerámicas de colores representativos de diferentes partes del mundo.
Subiendo el morro se pueden ver residencias de clase media pintadas de colores como también algunas favelas que demuestran la alegría de los brasileños incluso en situaciones de pobreza. A la tarde recorrer los arcos para terminar tomando unas cervezas en Lapa, el San Telmo carioca: epicentro de la noche bohemia de Río.
DEDICARLE UN TIEMPO A LOS MUSEOS VALE LA PENA ¡A MÍ ME TOCÓ VER UNA MUESTRA DE BASQUIAT!
Con la ciudad más tranqui, es un buen momento para recorrer el área de museos. Los infaltables son: Museo de Arte Moderno, Museo do Amanhā y el Centro Cultural de Banco do Brasil si hay una exposición que vale la pena como la que tuve la suerte de disfrutar: Basquiat. Ver la colección entera del artista neoyorquino fue el mejor regalo para empezar el año.
Cerca del Aquarium (recomendable visita), cruzando en ferry hacia la moderna ciudad de Niteroi se puede ver la arquitectura de Niemeyer, aunque esta vez la muestra no era gran gran cosa, el edificio ya es una obra de arte en sí mismo.
Además de museos, la parte del puerto tiene cientos de murales, locales y callejuelas llenas de colores que reflejan el auge artístico de Río. Una suerte de Wynwood carioca.
DESDE EL CRISTO REDENTOR A UNA CENA EN LAGOA
Cuando cae un poco la cantidad de turistas está bueno ir a los sitios turísticos y más precisamente a una de las maravillas mundiales: el Cristo Redentor. Para mi, no hay nada como hacerlo a pie desde Parque Lage, en donde hay un bar de postal llamado Plage Café, para sacarse una foto previa a la agitada caminata. Antes también se puede recorrer el Jardín Botânico que desemboca en el Parque. Después de esta gratificante trilha, una cena por Lagoa viendo el anochecer es clave.
SÍ, BARRA DE TIJUCA ES COOL
Barra de Tijuca es la zona cool de los surfistas no solo por tener las mejores playas de agua verde turquesa sino también por su importancia en los Juegos Olímpicos en 2016. Gracias a los J.J.O.O, Barra se puso de moda, consagrándose como el barrio olímpico, por tener la mayor parte de las instalaciones deportivas. Alrededor, Gávea y São Conrado también son barrios top para un turista sofisticado. Un recomendado acá es: Gavea Tropical Boutique Hotel.
Momento de partir para el norte de Brasil donde las infinitas playas con brasileros sonrientes son las protagonistas del mes brasileño por excelencia: Janeiro.
- Bonus Track: amantes del fútbol, visitar el emblemático estadio Maracanã y sentirte campeón Mundial 2014.
- Bonus Track: amantes de la naturaleza, caminar por el Parque Nacional Tijuca y tirarte en parapente.