El Patio del Liceo, esa gran puerta roja en Santa Fe 2729, es sin dudas uno de los puntos donde se le puede tomar el pulso a Buenos Aires. Como alguna vez lo fueron la galería Bond Street, los Diseñadores del Bajo y los bares y locales que rodeaban a la placita Serrano antes de que Palermo se llame Soho; uno de esos lugares que reúnen mentes despiertas que parece vivir unos pasitos más adelante que los simples mortales. Una posta, si se quiere, que funciona como secreto a voces. Siempre a riesgo de volverse vox populi y –¡el horror!– convertirse en lugar común. Llegado el caso, la misma muerte, si no fuera porque algunos de estos sitios con el tiempo llegan a ser clásicos a los que uno siempre quiere volver. En ese sentido, la gran puerta de avenida Santa Fe ahora está pintada de azul y adentro sigue la efervescencia. Por eso MALEVA decidió hacer una recorrida que no solo valió la pena sino que nos dio siete razones para volver.
«El Patio del Liceo, esa gran puerta roja en Santa Fe 2729, es sin dudas uno de los puntos donde se le puede tomar el pulso a Buenos Aires. Como alguna vez lo fueron la galería Bond Street, los Diseñadores del Bajo y los bares y locales que rodeaban a la placita Serrano antes de que Palermo se llame Soho; uno de esos lugares que reúnen mentes despiertas que parece vivir unos pasitos más adelante que los simples mortales.»
Las 7 razones para volver al Patio del Liceo:
Pasa el tiempo y el Patio sigue siendo un buen lugar donde encontrar eso que nos llena de gozo. KUKU TIENDA es uno de los pioneros que hizo el aguante cuando la galería era tierra de nadie. Ofrecen objetos de diseño hechos con materiales reciclados, lindos e inclasificables. Otra tienda que está buena es INDIO, un bazar de exquisiteces y cachivaches que sus dueñas consiguen de aquí y allá; eventualmente una pieza única de cerámica o porcelana, un juguete, un mueble pequeño, siempre con un toque de humor. Entre tantísimas posibilidades, destacamos THINK ANIMAL que vende productos para animales. El comedero, la cucha, la litera diseñadas según el carácter y la contextura de la mascota, pero también pensadas para el confort de su dueño y la estética del lugar. Como casi todo en el Patio, atractivo y a precio razonable. Para darse un gusto, para hacer un regalo, no lo piense más.
Esta galería, donde alguna vez funcionó la primera escuela de mujeres de Latinoamérica, sigue siendo hoy un lugar de aprendizaje. En casi todos locales hay talleres de lo que se le ocurra. LA OFICINA DE ARTE ARGENTINO ofrece talleres de confección de zapatos, fotografía, cerámica, encuadernación, joyería textil, origami, historieta y serigrafía. También en LA CALOR hay talleres de serigrafía. TATANA enseña a hacer cosas con papel. LA MAGA se especializa en vitrales y objetos de vidrio soplado. Y hay realmente de todo, desde clínicas de arte contemporáneo hasta clases de tarot. Algunos podrán ser mejores que otros pero la mayoría sirve para empezar.
No hacen falta muchas excusas para tomarse un trago el viernes a la tarde. Y el Patio es un buen lugar. Desde las 18 y hasta la medianoche gente que viene de distintos palos pasan por una birra en BABY SNAKES. El bar, camuflado en un mural de artista Diego Roa, ofrece también un par de tragos decentes en medio de un clima relajado pero no tanto, como debe ser. Al fondo, entre las plantas y el mural de Vicente Grondona está la barra de POT. Lo mismo: tragos, vino y cerveza pero también café, tortas y galletitas caseras que se ven bien y saben aún mejor.
Dice Balzac en su Tratado sobre la vida elegante que el secreto de la elegancia está en no hacer nada como los demás, haciéndolo todo parecido. Es decir, diferenciarse pero no tanto. El Patio es uno de los lugares donde comenzaron a verse los primeros hispsters, un movimiento estético que ya comienza a agotarse al mismo tiempo que sus adeptos buscan una reinterpretación. En ese sentido, la galería funciona como un laboratorio de peinados, atuendos y accesorios, nuevas maneras de moverse y de hablar; una pasarela de gestos y señales que marcan y desmarcan ese fenómeno colectivo que es la moda.
En el mundo hay demasiadas cosas. ¿Para qué comprar mas? Uno de los mandamientos ecologistas dice que arreglarás lo que esté roto pero todavía sirve y lo seguirás usando con aires renovados. Cuando la mayoría de estos locales estaban vacíos acá ya funcionaban talleres de tapicería, carpintería y restauración de muebles antiguos. Hoy siguen ahí y alrededor suyo florecieron talleres de bricolaje, artes y oficios aplicados a la refuncionalización de artefactos obsoletos. Si de arreglar ropa se trata, vaya a lo de AKIKO, la modista japonesa que atiende en el entrepiso. Ella corta y confecciona modelos especiales para diseñadores y estudiantes de diseño pero también hace ruedos, estira mangas y remienda pantalones rotos. Menos el corazón, ella lo arreglará.
PURR, es de los locales que empezaron en 2008 y desde entonces es una librería de culto de donde usted querrá llevarse por lo menos un libro si o si. Libros visuales, de arquitectura, arte, diseño o fotografía; quizás un fanzine, una edición especial de poesía o literatura contemporánea, quizás un vinilo. En fin, rarezas, porque lo que se encuentra en PURR no se encuentra en otro lugar. Hay otras dos librerías, ZORRO ROJO, que se dedica sobre todo a niños y adolescentes, y MOEBIUS, especializada en cómics e ilustración.
Entre las galerías se destaca MITE que fue clave para posicionar al patio dentro del mapa artístico de la ciudad y aún hoy sigue siendo un lugar de experimentación donde se cruzan artistas con trayectoria y otros que recién empiezan. HACHE es el otro local que desde hace cuatro años sostiene un staff de artistas frescos pero con experiencia, jóvenes pero no tanto, en su mayoría orientados hacia la pintura, y que van por su segunda o tercera muestra individual. FIEBRE tiene un perfil más rockero. Sus dueños, Tomás Fox y Rodolfo Schmidt no tienen prejuicios en convocar a músicos, diseñadores y artistas callejeros con ganas de dar sus primeros pasos en una galería de arte.
La ENE no es exactamente una galería, de hecho, se autoproclama como museo. Esa es su gracia. Alrededor de los procesos de legitimación la ENE investiga, muestra y colecciona obras de arte que puedan caber en un pendrive. CALACA, tampoco es galería pero por ahí pasan algunos grandes artistas del circuito local. Su dueño, Martín del Pozo, se especializa en edición, escaneo, enmarcados, montajes e impresiones de alta calidad. El mismo es un artista, solo hay que detenerse a conversar un rato para ver como le da vuelta a las cosas. Es que de eso se trata, de estar permanentemente pensando y represando el mundo. Esa es la condición que reúne distintos modos de vida en medio de un clima festivo.
