¿Qué sería de Buenos Aires sin el toque de Carlos Thays? Mejor ni imaginárselo. Vamos de nuevo: ¿cómo sería la ciudad si el arquitecto y paisajista francés la hubiera pensado íntegra? Muy parecida a Palermo Chico, también llamado Barrio Parque, que diseñó en 1912 y bautizó Grand Bourg: verde, lleno de curvas y diagonales.
Las calles de Palermo Chico son difíciles de transitar porque forman círculos inesperados, pero sobre todo porque ante sus finales inciertos el cuerpo tiende a tentarse y seguir andando para ver qué lo espera del otro lado. A pesar de que merece ser una de las zonas más visitadas de la ciudad, pocos se entregan a caminarla. Gran error. Maleva invita a los curiosos amantes de Buenos Aires a hacer el recorrido por uno de los rincones más sofisticados y elegantes de Sudamérica, en el que el tiempo se detiene a pesar de que del otro lado de Avenida del Libertador sea hora pico.
«Las calles de Palermo Chico son difíciles de transitar porque forman círculos inesperados, pero sobre todo porque ante sus finales inciertos el cuerpo tiende a tentarse y seguir andando para ver qué lo espera del otro lado. A pesar de que merece ser una de las zonas más visitadas de la ciudad, pocos se entregan a caminarla. Gran error.»
Embajadas en todos los formatos. Está bien que le decimos “La París de América”, pero Buenos Aires es mucho más que arquitectura francesa. Palermo Chico tiene en sus manzanas irregulares, ejemplares de todo tipo de edificación y basta solo con prestarle atención a las embajadas para comprobarlo. La de Canadá con su tanque moderno que da a una de las paredes de la TV Pública, la de Suiza, con sus detalles nórdicos en madera, la casona inmensa de la de España, la esquina más modesta de Indonesia y la tímida de Albania, escondida en una callecita del fondo, muy cerca de las vías del tren que indican el final del barrio.
Sobre Mariscal Ramón Castilla (Sánchez de Bustamante del otro lado de Av. del Libertador), reposa El Abuelo Inmortal, el monumento más dulce de José de San Martín, desarmado y jugando con sus nietas. Es que la casita que está en frente, ahora el Instituto Nacional Sanmartiniano, es una réplica hecha en 1944 de lo que fue su hogar en las afueras de
París desde 1834. La pieza de museo ocupa toda una manzana, con explanada de los dos lados que permiten apreciarla desde todos los ángulos (algunos se sientan a hacer pic nic en el medio y todo). Solo el que la recorra a pie podrá encontrarse con estatuas y bustos desparramados por el verde. Pero ahí no termina la magia de la rotonda: sobre Rufino de Elizalde está la primera vivienda argentina de estilo moderno, construida por Alejandro Bustillo para la inigualable Victoria Ocampo en 1928. Un gesto de rebeldía que causó estragos en los vecinos, que convive en armonía con una estructura del Siglo XVIII.
«Solo el que la recorra a pie podrá encontrarse con estatuas y bustos desparramados por el verde. Pero ahí no termina la magia de la rotonda: sobre Rufino de Elizalde está la primera vivienda argentina de estilo moderno, construida por Alejandro Bustillo para la inigualable Victoria Ocampo en 1928. Un gesto de rebeldía que causó estragos en los vecinos, que convive en armonía con una estructura del Siglo XVIII.»
Sobre Av. del Libertador a la altura de Palermo Chico, la bicisenda es de las más holgadas de Buenos Aires. Desde el Museo Nacional de Bellas Artes hasta Salguero, se despliega un camino para andar sobre dos ruedas separado de los peatones por un parque de diez metros iluminado por faroles dorados.
Si bien la presencia de embajadas hace que el aire de la zona se llene de sofisticación, los paredones y las rejas privan a los caminantes de los jardines y los detalles de las casonas. Por suerte, el barrio también es sede de la Maison Moët Hennessy Argentina (en Avda. Ortiz de Ocampo 2839), donde funcionan las oficinas del holding de Chandon, Baron B, Dom Pérignon y Veuve Clicquot entre otras etiquetas. La casa, su verde y su fuente se pueden ver desde afuera, mientras el interior repleto de obras de arte puede ser visitado por hasta 60 invitados en eventos especiales como la presentación del Espacio Chandon en arteBA 2014 y de la camiseta del Ellerstina Polo Team.
«Dandy en Av. del Libertador 2410, fue totalmente renovado. Ahora recibe a las visitas con un patio cubierto, luego con una boulangerie con algunas mesas de mármol, para pasar finalmente a un galpón altísimo iluminado con lucecitas de carnaval. Las paredes de madera le dan un look industrial y, hay que decirlo, muy neoyorkino.»
Felipe C. Grüneisen, del equipo de comunicación de la marca, explica que el lujo de la maison está mucho más cerca de su sede francesa que cualquier otra del globo: “La mudanza en 2012 estuvo ligada con mantener el ADN de la empresa, que tiene mucho que ver con la época de oro de Buenos Aires”. La perlita de la casa es una cava original descubierta por los obreros en plena construcción, donde se guardan botellas preciadas y se realizan degustaciones a clientes selectos.
«El barrio también es sede de la Maison Moët Hennessy Argentina (en Avda. Ortiz de Ocampo 2839), el interior está repleto de obras de arte y puede ser visitado por hasta 60 invitados en eventos especiales como la presentación del Espacio Chandon en arteBA 2014 y de la camiseta del Ellerstina Polo Team. Felipe C. Grüneisen, del equipo de comunicación de la marca, le explica a MALEVA que el lujo de la maison está mucho más cerca de su sede francesa que cualquier otra del planeta.»
El Circolo Massimo estará en Recoleta, pero los dos edificios más tanos de Buenos Aires están en Barrio Parque. Por un lado, el Palacio Alcorta diseñado en 1927 por el enigmático Mario Palanti, quien firmó también un tal Barolo. Antes de convertirse en un complejo de lofts y oficinas de alta gama, allí se vendían Chryslers que eran probados en una pista circular al aire libre que se encontraba en la mismísima terraza del edificio. Después de tener ese dato, imposible no mirarlo con otros ojos. Por otro lado, “La Casa Redonda”, en Eduardo Costa y Ortiz de Ocampo, también obra de Palanti, es de las más llamativas de la ciudad. Primero porque no se sabe bien si está habitada y segundo por el estilo medieval cubierto de detalles que evocan a Dante Alighieri encabezados por el relieve de Dante y Beatrice en el portón de la entrada. Palanti y Thays, extraña pareja fundamental para
nuestro patrimonio.
«El Palacio Alcorta fue diseñado en 1927 por el enigmático Mario Palanti, quien firmó también un tal Barolo. Antes de convertirse en un complejo de lofts y oficinas de alta gama, allí se vendían Chryslers que eran probados en una pista circular al aire libre que se encontraba en la mismísima terraza del edificio.»
Palermo Chico no tendrá mucha oferta culinaria, pero es la casa de la reapertura más encantadora del último tiempo: Dandy, en Av. del Libertador 2410. El nuevo espacio recibe a las visitas con un patio cubierto, luego con una boulangerie con algunas mesas de mármol, para pasar finalmente a un galpón altísimo iluminado con lucecitas de carnaval. Las paredes de madera le dan un look industrial y, hay que decirlo, muy neoyorkino. Lo mejor es que no habrá problema para meterlo en nuestro plan de turismo porteño porque funciona a toda hora con propuestas de altísimo nivel: pattisserie para el té, sándwiches riquísimos para el mediodía (el de lomito es un clásico) y platos contundentes para la cena. Su lema es que el horno nunca duerme, así que nada puede salir mal.