Versatil, fácil de beber, adaptada a nuestros terroirs como en ningún otro lugar del mundo. El 17 de abril se celebra en el país y en todo el mundo el día de nuestra cepa insignia, la que llevó al vino argentino a un lugar de prestigio, la que conquistó paladares y mercados, la que hoy por hoy está tan relacionada a la imagen argentina como el tango, Maradona, o Messi: el malbec. Se eligió esta fecha porque un 17 de abril de 1853 se presentó ante la legislatura provincial de Mendoza el proyecto para fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura, lo cual significó el punto de partida para el desarrollo de la vitivinicultura en el país y también el inicio de la historia del malbec argentino. Maleva consultó a distintos referentes del mundo del vino para que nos expliquen porqué el malbec llegó a ser lo que es, porqué se destaca tanto por sobre otros vinos argentinos, ¿cuáles son las virtudes que lo llevaron a lo más alto? ¿Porqué, sin lugar a dudas, sigue siendo el rey?
«El Malbec tiene mucha profundidad de color y es muy seductor. Es expresivo a nivel aromático y tiene, en general, taninos dulces muy redondos. Es un vino que es muy versátil. Es muy fácil de beber. El Cabernet, hablando del colo, no tiene el tono violáceo del Malbec. Otras variedades no son tan aromáticas, pueden ser más acidas. Tampoco es un vino agresivo, se acomoda bien a diferentes tipos de consumo, es amable. Es un vino que además tiene la particularidad de que se puede beber poco tiempo después de elaborado, pero a la vez, cuando se elabora para vino de guarda, se puede añejar por muchos años.
«No hay que olvidar que hace 35 años en la Argentina tomábamos más vinos tintos que blancos y hace veinte años más cabernets que malbecs. El malbec cambió todo. El malbec es francés pero en Argentina se adaptó mejor. Argentina se volvió un productor muy grande de vino, y se destacó por su malbec. Cabernets, Chardonnays o Pinot Noir, hay muchos países que los hacen bien, pero en Argentina se hace sin duda el mejor malbec.»
También es muy versátil, hay varios tipos de malbecs. Yo celebro el día del Malbec con un menú en el que sirvo rosado de malbec, blanco de malbec, tinto de malbec, grapa de malbec, espumante de malbec. No hay que olvidar que hace 35 años en la Argentina tomábamos más vinos tintos que blancos y hace veinte años más cabernets que malbecs. El malbec cambió todo. El malbec es francés pero en Argentina se adaptó mejor. Argentina se volvió un productor muy grande de vino, y se destacó por su malbec. Cabernets, Chardonnays o Pinot Noir, hay muchos países que los hacen bien, pero en Argentina se hace sin duda el mejor malbec.
«Tengo el primer número de la revista Cuisine et Vins de agosto del 84 en donde algunos de los popes del vino afirmaban que era un vino “simpático” pero nunca a la altura del cabernet.»
Argentina se posicionó como productor de buen vino gracias al malbec, la posicionó en un lugar de respeto. Argentina se hizo famosa afuera por su malbec y en paralelo a eso, empezamos a prestarle más atención. Tengo el primer número de la revista Cuisine et Vins de agosto del 84 en donde algunos de los popes del vino afirmaban que era un vino “simpático” pero nunca a la altura del cabernet. Tampoco por esto hay que dejarle de prestar atención a otras cepas, otros vinos de Argentina. El malbec es nuestro buque insignia, es el capitán del equipo, es el Mesi, pero hay diez jugadores más.»
«Creo que el malbec representa muy bien al vino argentino por diferentes cuestiones: es una cepa con mucha historia en nuestro país, es de alta calidad para hacer vino, es versátil y se siente cómoda en muchos de nuestros terroirs (clima, suelo, luminosidad, etc) y con la gente, con los que la trabajan. Hace mucho tiempo que hay un dialogo con el lugar y la gente. Es una cepa que fue interpretada por varias generaciones y en el recorrido pasaron muchas cosas. Fue plantada, arrancada, vuelta a plantar, seleccionada, clonada, estudiada y esto sigue por las nuevas generaciones.
«Cuando hablo del malbec en Francia, los mismos franceses piensan en la Argentina y muchos los prefieren a los ejemplares locales. ¡La calidad a la que puede llegar es altísima y lo mejor es que es algo de lo que el mundo es consciente!»
Cuando hablo del malbec en Francia, los mismos franceses piensan en la Argentina y muchos los prefieren a los ejemplares locales. ¡La calidad a la que puede llegar es altísima y lo mejor es que es algo de lo que el mundo es consciente!»
«El malbec nuestro es único en el mundo. Es de origen francés, pero lo trajeron en 1833, antes de que en 1857 una epidemia de filoxera (parásito que ataca la vid} lo hiciera desaparecer del viejo continente. Hoy en Europa hay malbec, pero no de esa cepa que existía antes. El malbec llega entonces a la Argentina, durante la época del gobierno de Sarmiento. Tenemos en el presente 40.000 hectáreas de malbec.
El malbec argentino es único, eso lo puedo asegurar. La cepa se plantó en Chile, Estados Unidos, pero en ningún lugar funciona como en Argentina. Será la montaña, la cordillera, nuestro sol. Hace un siglo y medio que se viene adaptando a acá. Eso no existe en el mundo. Es uno de los pocos materiales genéticos tan antiguos. No sucede ni con el merlot en Francia. A nosotros nos conocen por el malbec., como se conoce el tango y el Aconcagua.
«El malbec argentino es único, eso lo puedo asegurar. La cepa se plantó en Chile, Estados Unidos, pero en ningún lugar funciona como en Argentina. Será la montaña, la cordillera, nuestro sol. Hace un siglo y medio que se viene adaptando a acá. Eso no existe en el mundo. Es uno de los pocos materiales genéticos tan antiguos. No sucede ni con el merlot en Francia.»
Sigue siendo nuestro mejor vino, después vienen otros varietales, pero siempre a la cabeza está el malbec. Es la cepa que siempre nos va a salvar. Es un varietal que tiene taninos muy dulces y a su vez tiene una característica especiada y floral que le da mucho complejidad, es muy ductil. Con precios bajos se puede hacer buenos vinos. Es fácil de tomar además. Por eso entró en el mundo de forma impecable. A mí personalmente me gusta tomar el malbec acompañado, con mi esposa o mis amigos. ¡Y también me gusta que mi hijo sienta su aroma aunque sea chiquito!»