Cerrar los ojos y entregarse a lo incontrolable: el sueño. Para acompañar este placer diario, florecen propuestas irreverentes fuera del cómodo lecho: dormirnos en una burbuja francesa, un domo patagónico, sobre el agua de una laguna, en una ruina maya, la cima de una montaña, el desierto, bajo las estrellas o levitando en una hamaca. Cada vez tenemos menos prejuicios con pasar la noche en lugares no tradicionales. Bienvenidos a una travesía por diferentes expresiones del estado onírico.
Aniko Villalba soñaba con viajar por el mundo. Y como no se durmió en ningún laurel, desde 2007 viajó de una aventura a otra: escribió para muchos diarios y revistas como La Nación desde distintas latitudes, dio su Charla Ted y editó su propio libro, fruto de sus viajes y su blog, viajandoporahi.com. Dormir, durmió en todos lados, y de todas las formas. Pero dos la propulsaron a las estrellas: una noche en las dunas Erg Chebbi, en el desierto del Sahara en Marruecos; y otra en la cima de The Peak, el techo de Hong Kong.
“En el desierto la diversión consistía en recostarnos sobre la arena a mirar, durante horas, el único canal de la televisión bereber: las estrellas. Son miles y se dispersan hasta los límites del horizonte formando una cúpula envolvente. En medio de ese gran colchón de arena sentí que el mundo exterior no existía, que la velocidad de la ciudad quedaba en otra dimensión, que la realidad era eso. Nunca me había sentido tan a gusto en la lentitud, ni tan ínfima frente a un paisaje tan vacío y tan lleno a la vez”.
«Cerrar los ojos y entregarse a lo incontrolable: el sueño. Para acompañar este placer diario, florecen propuestas irreverentes fuera del cómodo lecho: dormirnos en una burbuja francesa, un domo patagónico, sobre el agua de una laguna, en una ruina maya, la cima de una montaña, el desierto, bajo las estrellas o levitando en una hamaca. Cada vez tenemos menos prejuicios con pasar la noche en lugares no tradicionales…»
Desde el vacío más desértico, hasta el hartazgo de luces, estímulos eléctricos, carteles y extrema civilización; Aniko volvió a tener vista preferencial del cielo, a 552 metros de la ciudad de Hong Kong, en una mansión de montaña.
“Dormí en un ventanal con vista a toda la isla de Hong Kong y Kowloon, en un lugar donde el metro cuadrado es uno de los más caros del mundo. Quedé boquiabierta ante los millones de luces que salían de los miles de rascacielos amontonados entre las montañas. Desde allá arriba, el ruido de Hong Kong llegaba en forma de silencio y el movimiento se convertía en un lento ir y venir de barcos. La multitud y la soledad, el frenetismo y la tranquilidad, la ciudad y la naturaleza se fusionaron”.
Y ahora me toca a mí. Kevin Johansen tararea en una canción: “hama-ca, sin preocupación, hama-ca, tiempo y diversión”. Eso sentí al dormir en el aire, en una hamaca paraguaya.
Puerto Viejo es un pueblo caribeño de Costa Rica, donde se respira olor a palmeras y mar salado. Después de una larga bicicleteada con mi amiga con la que viajaba, incursionamos en la mecedora aventura de dormir en una hamaca. Fuimos a un hostel rodeado de mosaicos. En el “Rocking J´s” todos los huéspedes pueden pedir piedritas de colores y armar sus propios grabados en el piso, en las paredes o en los techos. Nosotras nos dispusimos a mirar los espejitos de colores desde nuestras hamacas. Encontrar la posición correcta es difícil; el cuerpo va tomando formas extrañas: de luna, de banana, hasta que se entrega al leve movimiento y se duerme.
Años después desperté en las hamacas de Cabo San Juan, en Colombia. Éramos nueve amigos en un pabellón de hamacas de colores, a metros de una playa invadida de cangrejos y carteles de “NO PASAR, ya murieron más de 100 mil personas en este mar”. Antes de dormir, decidimos bailar con las hamacas, empujándonos mutuamente en una cadena de favores; una danza de color, telas, gritos y risas. Después de eso nos dormimos. En cuanto subió el calor y el sol, saltamos de la hamaca y llegamos a Tayrona, playa más amigable, donde sí está permitido nadar. En la cima de la roca más alta del lugar, había un lugar techado, sin ventanas, donde colgaban unas cuantas hamacas, desde las que se podía dormir y ver el mar, muy pero muy de cerca. Todo eso daba sensación de inmensidad y vulnerabilidad al mismo tiempo. Estábamos levitando.
“En el desierto la diversión consistía en recostarnos sobre la arena a mirar, durante horas, el único canal de la televisión bereber: las estrellas. Son miles y se dispersan hasta los límites del horizonte formando una cúpula envolvente. En medio de ese gran colchón de arena sentí que el mundo exterior no existía, que la velocidad de la ciudad quedaba en otra dimensión»
Para todos los que dicen que “vivir en una burbuja” no es tan sano, en plena Patagonia, frente al Glaciar Perito Moreno existen unos platos voladores estáticos y transparentes: los “Adventure-domes”. Son unas estructuras de PVC sostenidas por triángulos de acero, con techos transparentes. Casi como usar un lente de ojo de pez crónico para ver la naturaleza. Subiendo, en Panamá existe una cápsula en lo alto del Parque Nacional Soberanía, el hotel “Canopy Tower”, donde se puede dormir y avistar desde pájaros como “cotingas azules” y “verderones reales”, hasta monos inquietos en medio de la selva panameña. Sueños salvajes, garantizados.
Otras burbujas donde también se puede dormir, son las francesas “Atrapp-reves”, que encierran paisajes como Carnoules, Allauch, St. Maime, La Bouilladisse y Montagnac-Montpezat. Todos se pueden ver desde estas poéticas esferas, sostenidas con un poco de aire, 55 watts de energía, cama king size y un pequeño capricho: el durmiente puede elegir decoración zen, natural, glamourosa, o chic.
«En plena Patagonia, frente al Glaciar Perito Moreno existen unos platos voladores estáticos y transparentes: los “Adventure-domes”. Son unas estructuras de PVC sostenidas por triángulos de acero, con techos transparentes. Casi como usar un lente de ojo de pez crónico para ver la naturaleza.»
¿Por qué no rociarnos con unas gotas de H2O antes de dormir? “Laguna Garzón Lodge” es un oasis montado sobre aguas plateadas en José Ignacio. Cada una de sus habitaciones flota sobre la laguna, en un ecosistema plagado de flamencos, aves y sobre todo, calma. Buceando un poco más, salen a flote las Ruinas Mayas mexicanas en “Hacienda Puerta Campeche”, hotel con piletas gigantescas, encastradas entre muros de 400 años de antigüedad en la Península de Yucatán. Para los más anfibios, hay hamacas paraguayas colgadas sobre el agua, que proponen dormir “a lo maya”, sobre el espectro acuático.
Y los sueños.. ¿sueños son?
Después de dormir en tantos lugares distintos e inusuales surge la duda de hasta qué punto estos contextos tan inusuales pueden entrometerse en nuestros sueños o fantasías. Y sobre todo: ¿Por qué disfrutamos, cada tanto (pero cada vez más) dormir fuera de los cánones tradicionales de alojamiento?
Harry Campos Cervera, médico psicoanalista de la APA y la UBA dio su aporte onírico:
¿Hay relaciones entre el lugar donde dormimos y lo que soñamos?En el sueño siempre intervienen los restos diurnos. Si estás durmiendo en el Amazonas, y te acordás de eso, seguramente el sueño utilice ese material como un insumo; los sueños en nuestro insconsciente son siempre los mismos, no se modifican porque tienen que ver con un deseo. Lo que sí se modifica son los ladrillos con los que se construyen o se representan.
«Explica a Maleva el psicoanalista miembro de A.P.A, Harry Campos Cervera: «Si vos fantaseás con dormir en el medio del bosque por ejemplo, y eso se cumple y se articula con un aspecto insconciente tuyo, tal vez ahí se puede movilizar algo latente de tus sueños.»
¿Y qué lugar tiene la fantasía dentro de estas formas de dormir tan inimaginables o surrealistas?Estas propuestas son interesantes desde la fantasía que nos despiertan, como que uno cree que hay un lugar para dormir que va a ser mejor que otro; pero son fantasías; Si vos fantaseás con dormir en el medio del bosque por ejemplo, y eso se cumple y se articula con un aspecto insconciente tuyo, tal vez ahí se puede movilizar algo latente de tus sueños.
“Incontinencia onírica” es la capacidad de quedarse dormido en cualquier lado. Si alguien la tiene, le recomendaría probar cada una de estas alternativas de sueño. Por más lejanas a “la cama” que parezcan, existen por algo y para algo: cuando dormirmos, nos entregamos a fantasías y deseos, que nada tienen que ver con lo real, lo que hay que hacer y ser. Y así, alimentamos nuestro mundo surreal, y calmamos el insomnio que nos manda la rutina. Ahora, ¿adónde vamos a dormir?
Fotos: CC-Frrey, CC-Yaisog Bonegnaskher, Costa Rica Indoors, Puerta Campeche Kiwi Collection, Lagunagarzónlodge.com, adventure-domes.com, atrappreves.com, costa rica/indoors