10 playas increíbles y secretas del sur de Brasil

De Floripa a Angra dos Reis, compartimos las 10 bahías soñadas a las que se llega en barco o por trilhas a través de los morros / Selección especial de #ElBarcoAmarillo, una familia que navega hace cuatro meses por Brasil y (claramente) tiene la posta

Desde paraísos secretos y desérticos hasta otros más populares pero todos imperdibles

10 playas increíbles y secretas del sur de Brasil

Lo que sigue es el resultado de una exploración meticulosa de la costa de Brasil. Zarpamos de Florianópolis el 5 de septiembre, y desde entonces estamos viajando a vela en una búsqueda implacable de paraísos. Es raro que pasemos tres noches corridas en la misma bahía, la idea es saltar de playa en playa, con escalas estratégicas en pueblos para reabastecer el barco, y amanecer todos los días en lugares nuevos.

Hoy mismo, antes de ponerme a escribir, con Juan estuvimos estudiando la carta náutica y decidimos ir a almorzar a Ilha Cataguas, luego navegar junto a las diminutas Botinas y pasar la noche en el canto sur de Gipoia, en Angra dos Reis. Hasta acá llevamos navegadas unas 460 millas (920 kilómetros), entre los litorales de Santa Catarina, Sao Paulo y Rio de Janeiro. Pasamos un rastrillo fijo y en esta nota compartimos las 10 playas que no conocíamos y que nos fascinaron, por su belleza natural y porque son de difícil acceso, con el encanto que eso significa.

1) LAGOINHA DO LESTE, FLORIANÓPOLIS: UN PARAÍSO DESÉRTICO Y SECRETO INCLUSO PARA LOCALES


“Manezinho” es todo aquel que nació y creció en Floripa, el que conoce cada cantinho de la isla, o casi. Pero hay una playa que incluso la mayoría de ellos no conoce: Lagoinha do Leste. En Pantano do Sul comienza “la trilha de las trilhas de Florianópolis”, que en dos horas de caminata apretada trepa hasta la cima del Morro das Coroas y baja en una playa inmensa, con buenas olas para surfear pero nada para comprar, ni choclo, ni sombra, ni cerveza. Lagoinha es hermosa en sí misma, pero también por la expectativa que aumenta a medida que avanza el sendero, en cada mirador, y con el sonido de las olas cuando se está por llegar. De regreso en Pantano, el Bar do Arante colecciona notas de viajeros en sus paredes desde 1958: la última vez que contaron había más de 70.000.

2) TINGUÁ Y ARMAÇAO DA PIEDADE: UNA BAHÍA A PURA FIESTA LOS FINES DE SEMANA (YATES NO FALTAN)


Con el barco bien amarinado, después de un mes de trabajo y preparativos para el viaje, zarpamos de Florianópolis hacia el norte. Fueron cinco horas de navegación a pura vela hasta la primera escala: Tinguá, en la ensenada de Armaçao da Piedade. Esta bahía es una fiesta flotante los fines de semana, con decenas de yates de varios pisos, jetski, parlantes en las cubiertas y mucho chupi. De lunes a viernes, especialmente en temporada baja, las personas en la playa se cuentan con los dedos de una mano. La arena es dorada y el agua templada, casi no hay construcciones a la vista, tiene piedras para trepar a los costados y está muy bien reparada del viento norte. Para almorzar se puede ir a la bahía vecina de Armaçao da Piedade.

3) ILHA DO PORTO BELO, PORTO BELO: UN PARAÍSO MÁS POPULAR PERO IGUAL DE BELLO (IDEAL PARA HACER KAYAK Y DESCUBRIR SU PILETA NATURAL ENTRE PIEDRAS)


Esta playa no es ningún secreto: todos los barcos piratas que rondan la zona hacen una escala en Ilha do Porto Belo. Pero sin dudas es un paraíso: tiene el agua más limpia y cristalina que vimos de Buenos Aires hasta acá, morros verdes muy altos, árboles que dan sombra sobre la arena y piedrones entre los que se llena de peces y cangrejos. En la isla hay un barcito, pero no se venden latas ni circulan pajitas para cuidar el medioambiente; hay kayaks para alquilar y un sendero ecológico que se hace en unos 40 minutos, con paradas en miradores naturales y cuevas con inscripciones rupestres. Si se esquivan las horas de circulación de turistas, es un lugar perfecto para explorar, pescar, hacer yoga. Recomiendo especialmente pasar el muelle hasta una pileta natural que se forma entre paredes de piedra.

4) PRAIA DO FORTE, SÃO FRANCISCO DO SUL: KILÓMETROS DE ARENA, POCAS OLAS Y UN INCREÍBLE MIRADOR HACEN A ESTA COORDENADA PLAYERA DESCONOCIDA


Vinimos muchas veces a Brasil, yo por trabajo, para relevar destinos, y Juan por su papá, que vive acá hace 30 años. Pero este viaje nos llevó por primera a São Francisco do Sul, el último puerto norte en el Estado de Santa Catarina. Es la tercera ciudad más antigua del país, rodeada de islas y tiene muchas playas, más que nada frecuentadas por vecinos. Después de diez días en esta escala, llegamos a la conclusión de que lo único que le falta a São Francisco es prensa. Praia do Forte no es la más “afastada”, como dicen, pero sí las más linda. En el mismo paseo hasta el Fuerte Marechal Luz, después de caminar entre los cañones y subir los (varios) escaIones hasta el mirador 360°, esta playa es un bálsamo, con kilómetros de arena, poca ola y agua que refresca. La combinación de sitio histórico y playita hacen un día redondo.

5) PRAIA DO POÇO, ILHABELA: UN CONJUNTO DE PLAYAS HERMOSAS A LOS PIES DEL ATLÁNTICO


Ilhabela es uno de los grandes destinos de fin de semana largo para la gente de San Pablo, por lo que puede ser un poco cara y sobrepoblada durante cualquier “feriadão”. La ciudad se estira en todo el litoral oeste, de frente para el continente (se cruza en ferry), pero lo mejor de la isla se encuentra al norte y al este, en la cara que mira al Atlántico: Bonete, Jabaquara, Fome, Catelhanos, Serraria… Hay travesías en barco y offroad que llegan a todas estas playas, una más linda que la otra. Una de nuestras favoritas en Ilhabela es Praia do Poço, con una cachoeira, que cuando la marea está baja forma una pileta de agua dulce junto al mar. Poço está conectada por trilhas con Jabaquara y Fome.

6) VERMELHA Y SACO DA MÃE MARIA, UBATUBA: COORDENADAS SURFERAS CON BARCITOS, TORTUGAS Y CIELOS DESPEJADOS


Resulta que Ubatuba no está “en el medio de”, no es una mera escala antes de llegar a las aguas cariocas de Río de Janeiro. Ubatuba nos sorprendió, nos dio abrigo con buenos amigos y cielos despejados para aprovechar en la playa, y representó un hito para nuestro viaje a vela: por acá pasa el Trópico de Capricornio (hay un monumento), lo que significa que de Ubatuba en adelante navegaríamos aguas tropicales. Más allá de la tumultuosa Praia Grande, hay una playa a la que van los vecinos de Ubatuba, repleta de árboles sombrero y barcitos para nada caros. Y siguiendo un poco más está Praia Vermelha do Norte, con arena “fofa”, de las mejores olas de la región para surfear, varias tortugas y una trilha por la mata que lleva a la pequeña playa Saco da Mãe María.

7) ILHA DA COTIA, PARATY: UN CASCO ANTIGUO CON MUCHA MAGIA Y PLAYAS CON MICRO PISCINAS NATURALES Y SPOTS IDEALES PARA HACER SNORKEL


Paraty es calles de piedra y caserones con puertas y ventanas muy altas, que cortan a la mitad para dejar la parte de arriba abierta y que la brisa corra libre hacia adentro. En el casco antiguo hay mucho atelier, bares con mesas en la vereda, guitarras a la gorra, y un muelle largo hiperpoblado de barquitos, uno más coqueto que el otro, con almohadones, gazebos y bebidas heladas, con capitanes a la caza de pasajeros por el día. Porque Paraty también es todo su mar, con el famoso fiordo de Saco de Mamangua – la playa perfecta para ver el atardecer en Paraty-Mirim – y la exclusiva isla de Cotia. Fondeamos el barco del lado de Cotia que ofrece mejor reparo, donde hay un bar flotante y una playa lo suficientemente grande para poder dejar el gomón sobre la arena. De ahí sale un sendero angosto, de unos 30 metros, frecuentado por mariposas y algún lagarto, que va al otro lado de la isla. Ahí sí la playa es divina, con sombra, piedras enormes que delimitan micro piscinas naturales, y mucha cosa para explorar con equipo de snorkel. Esta mañana vimos estrellas de mar, cangrejos, peces varios y una tortuga.

8) PRAIA DO DENTISTA, ILHA GIPOIAS: UN ESPACIO AL QUE SOLO SE LLEGA EN BARCO, CON ARENA BLANCA, PALMERAS Y UN ATARDECER DE ENSUEÑO


Angra dos Reis es un archipiélago con 365 islas, una por cada día del año. Las hay de todas las formas y tamaños, desde Ilha Grande, que tiene 200 kilómetros cuadrados, hasta las pequeñas Botinas y un islote cuya superficie alcanzó para construir una capilla y nada más. Gipoia es una isla intermedia en términos de dimensión y ubicación, que en la parte sur aloja una de las más lindas de las 2000 que tiene Angra. Sólo se llega en barco, obvio, y si le apuntan un día entre semana, antes de las fiestas o después del carnaval, puede ser suya. La arena parece cuarzo molido, hay palmeras con cocos para abrir y tomar, mucho verde todo alrdedor y un bar flotante alimentado a paneles solares. Acá vimos el atardecer más rojo del viaje hasta el momento.

9) CATAGUAS, ANGRA DOS REIS: EL “CARIBE DE AGRA” CON AGUA TURQUESA, PECES COLORIDOS Y BARQUITOS POR DOQUIER


Dicen que es el Caribe de Angra, por el agua turquesa, las palmeras, los peces de colores y las playas tan playas que se ve por donde están conectadas las partes de la isla que emergen a la superficie. Al estar muy cerca de la ciudad, Cataguas o Cataguases entra en el circuito clásico de los barcos de paseo, pero lo mismo vale la pena, especialmente si se va en velero o yate (hay muchas opciones para alquilar) o con lancha taxi, para poder disponer del tiempo a gusto. No es recomendable para pasar la noche a bordo por el tránsito que comienza muy temprano a la mañana.

10) LAGOA AZUL, ILHA GRANDE: UN CONJUNTO PLAYERO EN EL QUE PODÉS NADAR DE ISLA EN ISLA (¡NO TE PIERDAS EL RESTAURANTE PETISCO!)


En Ilha Grande no hay autos, todo el transporte es por agua. Por eso a veces puede asustar un poco la cantidad de lanchas en bahías señaladas como buen spot de buceo o snorkeling. Otra vez, la clave son los días y horarios: nosotros elegimos este tipo de lugares para pasar la noche y aprovechar bien temprano a la mañana, cuando todavía no hay nadie. Lagoa Azul lleva un nombre que bien la describe, porque está reparada de todos los vientos, entre las islas Redonda, Comprida, Arocira y Macacos. Es un fondadero perfecto, con el restaurante Petisco da Ilha para justamente pellizcar algo, y varias playas entre las que se puede nadar y hacer snorkeling. De hecho, ¡se puede pasar nadando entre las islas!

+INFO: Seguí de cerca su viaje a vela, con todas las playas y destinos por los que pasaron, en www.instagram.com/el_barco_amarillo