Una visita atemporal al taller Bon Bua, en el Barrio Chino

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El mágico Pasaje Arribeños, donde se encuentra Casa Bon Buá, fue declarado Patrimonio de la Ciudad

Voy al barrio chino en tren, con una tela bajo el brazo. ¿Cuándo determinamos que algo hecho merece ser enmarcado? El momento de enmarcar  una “obra” determina que va a ser exhibida.
Decidimos en muchas oportunidad delimitar esa situación que en algún momento fue un momento y ese momento lo fijamos, lo enaltecemos, lo marcamos, lo enmarcamos lo separamos del resto de las cosas, buscamos que se destaque, que funcione. Las decisiones que se toman a la hora de elegir cómo será el marco son tan importantes como las decisiones que se toman al momento de colgar una obra, montar una muestra, curarla si acompaña un curador.  Es trabajo de un buen marquero lograr que la obra esté contenida y protegida.
 
 «Me recibe Cristián Dellarole el Marquero Amigo, encargado de enmarcar muchas obras que vemos en muchas muestras de galerías porteñas.  El taller es en sí un espacio sumamente atractivo, lleno de herramientas; máquinas para cortar en ángulo , vidrios, escuadras gigantes, metros, reglas, corta vidrios…»
El taller Bon Bua está en un conjunto de viviendas increíble, de estilo colonial, con un gran pasillo. Este lugar es Patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires. Todas casas de 2 pisos de altura, todas iguales. El pasillo, como un pasaje es muy largo, debe ocupar una cuadra que recorre el medio de una manzana.  En el pasillo habitan muchas enredaderas, con raíces que deben tener mas de 100 años.
La atmósfera es de confianza, la reja de entrada es baja, circulan vecinos todo el tiempo, sin embargo el lugar guarda una quietud que pudiera tener algún pueblo del interior de Buenos Aires, pero en medio del Barrio Chino de Belgrano.  Afuera hay obras, la calle será peatonal, apostando a la comunidad china instalada hace muchos años ya, consolidando ese barrio de trabajadores incansables.
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Cristián Delarolle, alma mater del taller, en plena faena
«El taller Bon Bua está en un conjunto de viviendas increíble, de estilo colonial, con un gran pasillo. Este lugar es Patrimonio de la Ciudad de Buenos Aires.»
El taller está cerca de la calle, cada casa tiene su pequeña entrada y se ven por las ventanas de planta baja casi todos los interiores. Se respira paz. Me recibe Cristián Dellarole el Marquero Amigo, encargado de enmarcar muchas obras que vemos en muchas muestras de galerías porteñas.  El taller es en sí un espacio sumamente atractivo, lleno de herramientas; máquinas para cortar en ángulo , vidrios, escuadras gigantes, metros, reglas, corta vidrios con punta de diamante, cinta engomada, madera, un muestrario de varillas y marcos. La mirada se aquieta únicamente cuando se observa alguna obra, es imposible perderse los detalles del taller.  En el espacio de al lado pinta un sin fin de paisajes y autorretratos cargados en óleo la artista Cinthia Rched.

 

«En un ángulo sobre un atril descansa un Polesello: una obra  parecida a una serie que estuvo colgada en el MALBA espera paciente que la traten,  que la devuelvan a su estado original. Natalia es especialista en diagnóstico, limpieza, restauración y reintegración pictórica y trabaja con tanta paciencia como la que propone el espacio, fuera del tiempo.»

 

 
Subimos a la terraza pero antes pasamos por el taller de restauración. Natalia Echeverri está restaurando con muchísima paciencia una obra “anónima”, una copia de estudio realizada por algún estudiante de bellas artes, o posiblemente un boceto original de la obra “Sin pan y sin trabajo” de De la Cárcova, no lo sabemos. En un ángulo sobre un atril descansa un Polesello: una obra  parecida a una serie que estuvo colgada en el MALBA espera paciente que la traten,  que la devuelvan a su estado original.
Natalia es especialista en diagnóstico, limpieza, restauración y reintegración pictórica y trabaja con tanta paciencia como la que propone el espacio, fuera del tiempo. Nos cuenta el proceso de restauración, la pintura esta cubierta de un papel muy fino que sirve para que todo lo que invade la pintura quede pegado y desaparezca cuando se lo limpia cuidadosamente con hisopos y líquidos con composiciones química especiales, del reverso se ven costuras, minúsculas, la tela estuvo rota.
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Todo está lleno de instrumentos para el enmarcado, la restauración, y la conservación

 

Tomamos un café, hablamos de todas las muestras por inaugurar. Ir a Bon Bua implica tiempo, la dedicación es muy completa. El espacio es ideal. Creo que sólo en ese espacio que permanece de cierta manera “fuera del tiempo”  es posible otorgar durabilidad a una obra, con su marco su vidrio si es que lo requiere, y del mismo modo un espacio fuera del tiempo puede quitar años a una obra, reviviéndola como si se la hubiese pintado en el mismo momento en que se la observa.
Les dejo unas fotos de mi visita a Bon Bua, y les recomiendo el taller que se dedica de lleno y en silencio a  darle a la obras de arte un espacio, convirtiéndolas en “materia” otorgándoles durabilidad, trascendencia y visibilidad.
 
LINK DEL TALLER: https://bonbua.allyou.net/
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