LA MAGIA DE LOS CAFÉS EN ESQUINAS: SIETE OPCIONES IMPRESCINDIBLES / POR VICKY GUAZZONE DI PASSALACQUA

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Moshu: un café esquinero súper lindo frente a un boulevard de Saavedra, al toque de Nuñez
 

LA MAGIA DE LOS CAFÉS EN ESQUINAS: SIETE OPCIONES IMPRESCINDIBLES / POR VICKY GUAZZONE DI PASSALACQUA.

Cientos de historias empiezan así. Alguien sentado en un bar, en general en una mesa junto a la ventana, con un café delante y mirando melancólicamente hacia la calle. Muchas veces, con lluvia de por medio. Suele ser un momento de introspección y recuerdo, en el que la figura en cuestión rememora algún viejo amor. Suena a cliché, pero muchas veces los cafés ubicados en esquinas nos incitan a esta suerte de nostalgia grata. A ser como esos personajes y abandonar la vista fija en el teléfono para empezar a mirar por la ventana y dejarnos llevar. Por un recuerdo de un amor, pero también acaso por el deambular de la gente y sus posibles historias y recorridos, abriendo infinitas tramas posibles con cada uno que pasa.  
Sí, los cafés en esquinas tienen magia. Le otorgan al pedido del menú una gracia de otra época, y nos permiten jugar a ser personajes de una novela o una película. Por su discreto pero delicioso encanto, entonces, vaya este listado MALEVA de algunos de los imperdibles. Quizás encuentres tu próximo favorito para ponerle un poco de poesía a la vida.

1) BILBO CAFÉ: SUSPENDIDO EN EL TIEMPO, CON MUY BUENA VIBRA Y EXCELENTES CAFÉS / DR.LUIS BELÁUSTEGUI 802 – VILLA CRESPO 

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Conocí Bilbo Café un sábado de lluvia como los muchos que nos regaló este abril. Y en otro interminable día gris y plomizo, resultó un oasis de buena vibra y gran sabor. Entre cuadras del barrio más barrio, en Villa Crespo pero lejos del epicentro comercial, resalta con su excelente café (su menú incluso educa al público ilustrando los distintos tipos, desde el ristretto al caramel latte) y su menú con énfasis en los sándwiches pero también espacio para platos más contundentes, como una buena pasta caprese.
Ambientado al estilo retro de los años 50 y con un servicio sumamente dedicado y conocedor (vale la pena prestarle atención a sus tips sobre cómo tomar el café), ofrece espacio tanto en la calle y adentro como en un subsuelo. Aunque en este caso, la recomendación pasa por las mesas exteriores y las interiores junto a la ventana: son una perfecta forma de pasar un rato ajeno al tiempo. El efecto será doble si se elige alguna de las mesas con hamacas colgantes.
 

2) MOSHU: EN UN BOULEVARD, UNA VENTANA AL VERDE / MOLDES 3802 – SAAVEDRA

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Aunque muy luminoso por dentro, con sus ladrillos a la vista, su profusión de madera, su iluminación de tipo industrial y sus muebles restaurados, uno de los mayores encantos de Moshu está en su vista hacia afuera. Ubicado justo frente a un boulevard saavedrense, sus mesas junto a los ventanales y en la vereda disfrutan de modo permanente de este verde. De hecho, para aquellos que lo desean (y también cuando está lleno y no hay lugar para sentarse) ofrecen canastas de picnic y mantas para llevarse el menú y disfrutar cruzando la calle.
Sin embargo, la mirada también se pierde de a ratos hacia la cocina, abierta y tentadora con sus aromas que abarcan desde huevos revueltos con gruyère, ciboulette y tostadas para la mañana hasta alfajores sablée (dicen los que saben que son el producto estrella) para la tarde, así como un café orgánico 100% arábigo de Colombia. Sus panes de fermento natural, en tanto, también aportan su perfume y suman un sello distintivo al lugar, al tiempo que son la base de sus almuerzos, con versiones como el sándwich de salmón ahumado en pan de maíz o el veggie en pan de semillas.

3) LAS DAMAS: PERFECTA PLACIDEZ Y BUENOS PLATOS / CHARLONE 202 – CHACARITA 

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Es la antítesis de los restaurantes de Palermo. En una esquina que es pura paz y placidez en Chacarita, Las Damas fluye al compás de clientes que duermen la siesta y saben disfrutar cada bocado y apreciar la cocina bien casera. Su toldo anaranjado es un refugio conocido para los vecinos y un faro esperanzador para los que van en busca de un nuevo lugar de cabecera. Y por suerte, aquí se pueden encontrar buenas opciones gastronómicas de la mañana a la noche. Así, se puede degustar desde un tostado mediterráneo o una tostada con palta a una bondiola braseada, una entraña con gremolata o un zapallo kabutia con yogur, entre muchas otras opciones que varían seguido en pos de mantener una carta fresca y estacional.
Su ambientación, con platos antiguos en las paredes, una balanza de antaño y look casi de almacén de pueblo, es parte del secreto de sus nueve años de éxito en el barrio. Aunque si me preguntan, el mayor porcentaje de eso se lo llevan sus mesas en la vereda, asomadas al empedrado y oteando la mansedumbre de la esquina.
 

4) JOSEPHINA´S: UN PEDACITO DE PARÍS EN UNA ESQUINA ¡TRADICIONAL PERO CON HAPPY HOUR! / GUIDO 1352 – RECOLETA

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Si de esquinas encantadoras se trata, la de Guido y Juncal, allí donde se forma la plazoleta Pedro Miguel Obligado, no podía faltar. Custodiada por una bella escultura y una frondosa arboleda, aquí Buenos Aires aún podría ser “la París de Sudamérica”. Y aquí eligió ubicarse Josephina’s Café, un local histórico adorado por locales y turistas por igual. Sentarse en sus mesitas de la vereda es un placer en toda estación, que a degustar platos clásicos y siempre reconfortantes como un filet de merluza a la romana o un escalope de lomo en reducción de malbec le suma el encanto de pispear a los vecinos siempre elegantes del barrio (y de escuchar las conversaciones de las señoras de Recoleta).
Si tuviera que recomendar un horario, sin embargo, sería la tardecita. Mientras el mundo se acelera para volver a casa, vale la pena pedirse un trago o una cerveza (tienen la belga Hoegaarden, buena elección), y aprovechar el happy hour de 19 a 21 mientras se sueña con un viajecito a París.
 

5) DECATA: UNA TERRAZA PRIVILEGIADA / HONDURAS 6100 – PALERMO VIEJO

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Hay muchos cafés y restaurantes en Palermo, pero no son tantos los que se destacan entre la multitud. Decata, en su sucursal de dicho barrio, es uno de los que sí ostentan ese orgullo. Y lo logra sobre todo gracias a su gran terraza en Honduras y Dorrego, que balconea sobre los silos y cotiza especialmente alto las mañanas y mediodías de sol. Con vista al trajín de la zona desde las alturas, es posible comenzar el día disfrutando un pain au chocolat o un cinnamon roll, o bien un desayuno completo, como el que incluye café o té con leche, pan de campo, dulces caseros y huevos revueltos. Para el almuerzo, las opciones rotan entre una variedad de sándwiches, ensaladas y tartas, pero también contemplan platos más elaborados como el braseado de res con hinojos caramelizados y puré de papas, coliflor y queso, o el ceviche de langostinos con mango, cebolla colorada, palta, batata, cilantro, maíz tostado y limón. Y si el otoño finalmente se digna a aparecer y el fresco se instala, también será posible disfrutar la tardecita adentro con algún café de por medio, aunque preferentemente en sus ventanas que miran a la ochava.
 

6) CRISOL: GRAN CAFÉ A CIELO ABIERTO BAJO EL SOLCITO DE LIBERTADOR / AV.LIBERTADOR 4984 – LA IMPRENTA

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En la sucursal de Crisol de Belgrano entendieron perfecto lo que la gente busca en las lindas esquinas: tienen casi igual cantidad de mesas afuera que adentro. Y cuando el clima acompaña, es muy difícil conseguir lugar, en especial por las mañanas. Es que la intersección de Libertador y Olleros es un spot perfecto para sentarse a disfrutar el gran café de esta cadena (tienen hasta blends propios y una enorme variedad) mientras se admira el esfuerzo de los deportistas que van y vienen hacia los lagos de Palermo. Para acompañar, sus combos de desayunos (o meriendas) van desde potentes a equilibrados, agregando también golosos y clásicos, con pancakes con Nutella pero también granola de la casa con frutas, entre otras opciones. Aunque quizás el mejor día para conocer esta esquina sea uno de fin de semana o un feriado, cuando su generoso brunch entra en juego y estira aún más el disfrute.

7) VOLTAIRE: PINTORESCO PASAJE (ADEMÁS DE CAFÉS NESPRESSO, SÁNDWICHES POWER Y BUENOS PANES) / CARRANZA 1946 – PALERMO VIEJO

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La ciudad está llena de encantadores pasajes. Y cuanto estas joyitas arquitectónicas se unen con una buena propuesta gourmet, estamos ante un combo imbatible. Excepto que se ubique precisamente en una esquina, en cuyo caso la apuesta se redobla y gana aún más puntos. Eso sucede con Voltaire Coffee & Deli. Seas o no chusma, será difícil que puedas resistirte a sus asientos junto a la ventana, con vista al hipnótico devenir del barrio. O a sus pisos de mosaico antiguos y sus mesitas en la vereda. O a sus almuerzos con sándwiches power, como el de pastrami cortado a cuchillo, la tapa de asado braseada o el salmón curado en casa. O a sus panes, a elegir entre ciabatta blanca, con aceitunas, con cereales, con centeno, de leche o bagel. O a sus cafés de Nespresso, que se llevan de maravillas con sus cookies de chocolate y nuez. La lista podría seguir, pero seguro ya se hacen a la idea. Pequeño y cálido, Voltaire es pura esquina, y por eso es uno de los rincones mágicos de la ciudad.
Fotos: gentileza Moshu, Decata, Voltaire, Crisol, Josephina´s, Las Damas y Bilbo.