Bahamas es un archipiélago con más de 700 islas
Hay lugares en el mundo que, literalmente, son todo lo que podemos imaginarnos como el paraíso. Las Islas Bahamas sin duda, aplican a esa fantasía, y la cumplen. Lo evidencia su mar, que da la bienvenida ya desde la ventanilla del avión: es imposible no quedarse sin palabras cuando se empiezan a vislumbrar los manchones de océano color esmeralda y las islas, que como fragmentos, van tomando forma a medida que uno se acerca a la pista de aterrizaje de Lynden Pindling International Airport, el aeropuerto internacional de Nassau, capital de Bahamas. Pero no sólo su paisaje deslumbrante es motivo para poner este destino en la lista de las próximas vacaciones. Aquí siete razones por las que vale la pena visitar este verdadero paraíso terrenal.
Pisar una antigua tierra de piratas: Bahamas es un archipiélago de más de 700 islas, de las cuales 14 son las principales (New Providence donde está Nassau, la capital; Freeport en Grand Bahama y Abaco, entre ellas). Justamente por esta característica geográfica, hacia el 1600, las Islas resultaron un verdadero laberinto insular para los ‘maleantes de los mares’, entre ellos, Edward Teach, el nombre real del que fue el mítico ‘Barbanegra’. Fueron colonia inglesa hasta 1973, y con casi medio siglo de independencia, permanecen dentro de la Commonwealth (algunos vestigios visibles de la ‘herencia British’: manejan a la derecha, y muchos edificios estatales están pintados de rosado, en honor a la Reina Victoria).
En Nassau, Arawak Cay es la calle principal sobre la que se encuentran bares y restaurancitos. ¿Qué pedir, estando allí o en cualquier parte de Bahamas? Una Kalik bien helada, la cerveza nacional, y una ración de ‘conch salad’ (pronúnciese ‘conc’): un plato similar al ceviche, hecho con un molusco en forma de caracol que abunda en la islas, cebolla morada y mucha lima. Esta variedad de caracol también puede comerse en sopa, en salsa acompañando pastas y hasta en deliciosas croquetas con una salsa apenas picante. Es delicioso.
Paradise Island está a 30 minutos del aeropuerto de Nassau, y allí también está ubicado uno de los complejos más grandes y sorprendentes, que tiene más de dos décadas: el Atlantis. Es un gigante compuesto por seis hoteles, todos conectados entre sí. Además de un acuario y parque acuático, tiene uno de los casinos más grandes y famosos del Caribe. La novedad más reciente en las islas es el complejo Bahamar, un imponente conglomerado de hoteles (incluye un Grand Hyatt, y próximamente inaugurará allí la cadena Rosewood), bares, más de 20 restaurantes, un campo de golf Jack Nicklaus Signature, spa, tiendas de shopping de marcas de lujo internacionales y un inmenso casino con vista al mar. Uno de los hoteles más lujosos de las Islas sea, posiblemente, el renovado The Ocean Club, de la Four Seasons, que tiene la anécdota de haber sido locación de las películas de James Bond.
Nadar con delfines y lobos marinos: Entre las experiencias que se pueden vivir en Bahamas, no falta la de nadar con sus habitantes más famosos. Blue Lagoon Island es una reserva donde rescatan y crían delfines. El dato anecdótico es que entre los delfines que allí habitan, estuvieron las estrellas de la película Flipper. Se llega en catamarán, en menos de una hora desde Nassau, y la jornada incluye acceso a los juegos de agua, hamacas y reposeras. Atlantis también tiene su propia reserva de animales en el espacio que llaman Dolphins Key, donde viven lobos marinos y delfines, muchos rescatados.
Suena casi mítico pero a tres horas de Nassau en barco (o a módicos 15 minutos de vuelo interno), está Eleuthera, otro complejo de islas fabulosas entre las que alberga a Harbour Island, un pequeño Edén donde se encuentra Pink Sands, una isla que por la erosión de miles de años de sus corales, hace que la arena al contacto con el mar, sea rosada. Una belleza inexplicable. También alli está la fabulosa Laundry Beach, que es una playa inmensa con no más de 30 centímetros de profundidad, que parece un lago, y suelen hacerse cabalgatas. La isla es muy pequeña y se recorre en carritos de golf que se pueden alquilar allí mismo. La sugerencia: almorzar en la Marina, con vistas divinas al mar.
Así se conoce el Carnaval bahameño, que no se festeja en febrero sino en diciembre y es una de las fiestas típicas más populares. Pero si no vas para esa época, no es problema: el resto del año se puede visitar el Junkanoo Museum, un museo donde se exhiben los trajes -desde los coloridos actuales hasta los primitivos, hechos con corales y esponjas-, e improvisar una sesión de percusión en el taller del museo.
Las Islas Bahamas están a más o menos una hora de vuelo desde la Florida, pero a poco más de dos desde Panamá, el hub de las Américas. Copa Airlines ofrece desde 2011 un vuelo que permite llegar a este punto mágico del Caribe, sin visa norteamericana, ya que no se atraviesa este territorio. Lo que si, es condición para los argentinos presentar el certificado contra la fiebre amarilla en migraciones.