Por Yamila Chikiar
Fotos: Paula Eleod
Todas las parejas, en la realidad, en la ficción o en lo laboral, tienen una historia, la de Julieta Pink y Sebastián Wainraich se remonta a 2003. Al revés de lo que sucede habitualmente, él se resistió un poco ante la juventud de su actual pareja radiofónica, pero cedió y juntos dieron vida a “Wanna Be”, un programa de la llamada por ese entonces “X4 Radio” que duró tres años al aire y fue la antesala del exitoso ciclo que conducen en “La Metro”. Luego de haber celebrado su “Aniversario de Madera”, 5 años de co-conducir de “Metro y Medio” con una trasmisión desde el Teatro Ópera, demuestran una relación sólida, dinámica y sin lugar a dudas divertida. Maleva se encontró con ellos en el tradicional “Bar Conde” en Colegiales, cerveza y sándwiches de jamón crudo mediante. Lo que comenzó como una entrevista, terminó como una charla con amigos.
Se conocen y trabajan desde hace 9 años, son una pareja durante al menos 3 horas al día, ¿Cómo se entrelaza lo profesional con lo emocional? ¿Suelen discutir?
‘W. Esto no es un noticiero estructurado que damos noticias y nos vamos, tiene algo de emocional y algo de profesional. Si no pudiéramos merendar como lo estamos haciendo, no podríamos hacer un programa así.
J. No solemos tener discusiones, salvo alguna vez que lo rete por algo. Después cuando salimos al aire descomprime el hecho de llevar la discusión al aire.
¿Hay algún tema del cual no puedan hablar porque no coinciden en absoluto?
‘W. El otro día nos peleamos mucho por los penales, ella dice que los penales son una lotería.’
J. ¡Son azar!
W. Y yo decía que no.
J. No me gusta que los partidos terminen con penales porque es como jugar al truco con “Flor”, son tres puntos que son para alguno de los dos y al pedo. No quiere decir que juegues mejor al truco, te tocaron tres del mismo palo, “te tocaron”.
W. Para mí no tiene nada que ver lo que dice, es una estupidez, pero mi error es meterme en el terreno de discutir de fútbol con ella. Y obviamente me gana.
¿Porque es mujer?
W. No, porque no le interesa el fútbol, no sabe de fútbol, nunca opina.
J. Yo le digo “Es azar”, él me contesta en serio y eso me divierte (confiesa).
W. Ese es mi error y me gana ella, por un lado porque no le importa tanto en realidad la discusión y por otro porque la mujer es mejor discutiendo que el hombre, eso es histórico.
J. Siiiii, es lindo discutir, a mi me gusta.
W. A nosotros nos cansa.
¿Quién tiene la última palabra?
J. Yo (responde rápido)
W. Según en qué. En el programa yo, pero en el “Nosotros/ellas”, ella. Debe ser porque que me da lo mismo. Es como una relación entre una mina y un tipo.
J. Ja, ja, es como una mina y un tipo.
W. Y si, casi ¡Casi somos eso!
¿Aún existen cosas que no saben del otro? Qué se preguntarían entre ustedes que nadie les preguntó?
W. Hay cosas que no cuenta en el aire pero que fuera del aire lo hace, me gustaría saber qué escribía en la mampara del baño de la casa de sus viejos cuando se bañaba, nunca me lo contó.’
J. ¡No lo sabe nadie, ni mi hermana!
W. Bueno, decíselo a tu hermana y después me lo contás.
J. Noooo. A ver ayudame con tu pregunta.
W: En realidad hay un montón de preguntas que nunca me hicieron pero hay que ver si son interesantes. Como: ¿Vas a tener más hijos?
Son como un matrimonio al aire
W. Sí, son muchos años.
La química que hay entre ustedes está muy buena y lo trasmiten
W. El matrimonio no tiene esa química. Vos lo sabés (invita a sumarse a su opinión).
J. Sí, si en tu matrimonio te vieras sólo tres horas por día también te seguirías riendo ¿No?
W. Son tres horas nada más. No tenemos que pagar los impuestos, nos tenemos goteras, además cuando tenemos un problema en la radio, es distinto, estamos unidos ante un supuesto enemigo, Julieta no es mi suegra, me cae bien, es distinto.
J. Claro, acá traemos lo mejor de nosotros, venimos con todas las ganas, a casa llegamos de otra manera. Cuando hay un inconveniente en la radio se resuelve con un llamado telefónico y no con acciones reales. Es todo ideal.
¿Alguna vez dijiste no quiero ser más de Atlanta?
W. No, pero a veces me canso. Este año fuimos a ver un partido con Cayetano y le dije “No puedo más”. Estábamos perdiendo, habíamos descendido, estaba todo mal. Pero no diría “No quiero ser más de Atlanta”.
Julieta ¿Vos entendés ese amor que tiene por Atlanta?
J. No, pero ya me acostumbré, me da lo mismo, es como si hubiera música de fondo. Me pone contenta cuando ganan pero parece algo de ficción.
W. Porque cambia mi ánimo.
¿Y vos? ¿Qué amás tanto como él que ama a Atlanta, sacando a tus afectos?
J. La vida, no sé. Creo que las mujeres no tenemos eso, por eso nos da bronca y a veces discutimos. El hombre muy simplemente deposita en el fútbol toda su pelotudez humana. Puede ser muy estudioso, muy inteligente, muy culto, un físico nuclear pero en el fútbol se permite ese ritual para mí sin sentido y loppeado, es siempre igual. Y es feliz con eso, hasta pasándola mal, perdiendo y descendiendo y sigue igual. No lo entiendo, en la mujer esto no tiene reemplazo . ¿Una mina fanática de pilates? No compite con el fútbol, no tiene fanatismo o pasión.
W. Es algo religioso también. Algo que no tiene demasiado fundamento.
J. El tema es que es un sinfín, porque ponele que termina un momento difícil del equipo y no se termina de disfrutar y ya empieza otro.
W. La vida es así un poco, eh.
J. Totalmente, pero tengo eso con la vida y no me compraría otro circulito de la vida, paralelo.
W. Es un descanso de la vida. Dejando de lado a los violentos el hombre vuelve a ser niño. Hablo del hincha normal, el hincha genuino, es un niño que cree en ese mundo de ilusión, le estás ganando a otro cuando en realidad no jugás, clasificás para una copa, sos el campeón.
J. Y la capacidad de no pensar en otra cosa, porque si está en la cancha no contesta mensajes cuando es una persona que está todo el tiempo con el teléfono. Las mujeres no podemos parar la cabeza, tenemos tres o cuatro temitas ahí titilando, le damos más bola a este o al otro. Con todo respeto, siento que si me gustara el fútbol pondría al cerebro en remojo y estar disfrutando dos horas de eso, y después sigue la vida.
¿No hay algo con lo cual te puedas abstraer del resto?
J. Para mí cuando ando en bicicleta o cuando ando en roller, no soy deportista. Respecto al desgaste físico, creo no podés estar prestando atención a la mente y a quemar energía. Ahora vengo en bicicleta a la radio y creo que eso me hace bien.
Sebastián ¿Qué querés ser cuando seas grande?
W. Esto que soy ahora me encanta, tiene una parte muy aniñada también. Venir todos los días a la radio, hacer teatro, estar todo el tiempo pensando en un sketch, pensar en un cuento o en un guión, es jugar. Es muy aniñado todo y eso es lo que más me gusta en realidad, hoy tuve una reunión, te ponés a pensar, hablábamos de pelotudeces, hoy hablábamos de una obra de teatro, qué nos conviene hacer, es todo muy lúdico y eso es lo que más me gusta.
Yo te conozco de hace 18 años ¿estás donde querías estar?
W. SÍ, sí ¿Te acordás? Yo quería hacer un programa así, en una radio grande, con un equipo grande, yo hacía el programa sólo y el resto del equipo venía cuando podía. Sigo teniendo el mismo amor por la radio, pero cambió todo, la estructura, la radio. Guardo mucho cariño por esa época pero ya está. Ya fue, como la primera novia que estuvo buenísimo, tal vez alguna vez tenga que volver pero ahora disfruto esto y está buenísimo.
¿Cómo se ven en 20 años?
J. Toda hecha, entera, ja, ja. La verdad es que, como la estoy pasando muy bien en este momento me cuesta mucho imaginar otra realidad qué esté más buena que esta, porque uno quiere pensar que más adelante va a estar mejor todavía.
W. A mí me pasa también lo que dice Julieta.
J. Lo aclaro porque creo que no es mediocre no tener otras aspiraciones, tengo estas. Mantener este nivel de felicidad, de alegría, de compañeros, de equipo, de radio copada como la que estamos hace años, no me parece menor, no es que tengo otras aspiraciones. Me proyecto así porque es mi mejor momento, entonces trato de prolongarlo todo lo que se pueda.
W. Está el fantasma judeo-cristiano de la culpa y del tormento que viene.
J. De que se va a terminar.
W. Te está yendo bien, entonces se va a terminar, es como una amenaza, y tal vez en algún momento haya altibajos ¡Qué se yo!
J. Por ejemplo, si Sebastián mañana no quiere hacer más el programa, me tomaré un tiempo sabático, no es que me voy a hacer un programa con otro.
W. No sé, Eh.
¿Cuáles son sus escapes para romper con la rutina?
W. Yo no me tengo que escapar de ningún lado.
Cuando quieren estar solos, por ejemplo sentarse a tomar un whisky
W. Yo no tomo whisky
J. En un momento así, lindo, agarro la guitarra, sino mucho conmigo no me gusta estar
W. Y también…
¿Alguna vez estuviste a punto de formar una banda?
J. No, no ni a palos, toco sola, sino me da vergüenza
¿Y qué tocás por ejemplo?
J. Boludeces, lo que tengo ganas de cantar, saco la guitarra, la toco y después la guardo
W. ¿Querés canta algo ahora? Para mí debería cantar algo ahora.
¿Y vos Sebastián?
W. Me gustaría tocar la guitarra, soy de madera, nunca le puse pila, eso por un lado y por otro lado yo escribo leo, miro series. Este año miré Madmen, me pasaron tres grandes cosas este año, la tercer gran cosa fue haber descubierto Madmen.
Con respecto a la paternidad, de qué huís de la paternidad y qué es lo que más te gusta.
W. Son huídas momentáneas en realidad, no me asusta ninguna actividad, pero hay veces que no tengo ganas. Ahí existe la negociación con la mujer real, pero huir… estoy pensando alguna que me hinche. Más que nada, conmigo mis hijos se divierten, estoy seguro, pero a veces o están sucios o despeinados sobre todo la nena, no la peino, pero no le huyo, no sé peinarla ni hacer trenzas, a veces huyo de bañarla por ejemplo, a veces trato de no bañarlos, me hago el dormido. Mi esposa (la comediante Dalia Gutman) me pregunta: “Los bañaste? “Si, si los bañé”, le digo.
¿La ves de acá a 20 años a tu hija?
W. Mi hija tiene 5 años, y esta edad está buenísima, me da pena que la pase. Tengo más ansiedad por el varón, que crezca, ya hablar con él, hacer cosas.
Y vos Julieta ¿Qué proyecto de familia tenés?
W. Fuerte, eh
J. Me veo madre, el problema es cuando te va saliendo todo como querés, te preguntás cuándo dejo esta etapa para pasar a la otra. Pero sí, me veo madre, supongo que voy a ser hinchapelotas pero buena madre porque me gusta la casa, me gusta atender, sé que soy buena en es. Pero a la vez la vida libre me atrae, entonces está ese dilema de cuándo.
Hay dos imágenes de madre, la madre que dice tengo que adaptarme a la vida de madre y la que dice los hijos se van a adaptar a mi vida.
J. Para mí decís los hijos se van a adaptar a mi vida y terminás cediendo. Yo tengo amigas que cambiaron mucho por ser madres, es decidir dejar de ser un poco de ser como sos, individualista, hacer las cosas cuando tenés ganas, pensar en eso que naturalmente cuando estás embarazada te debe cambiar, correr todo del plano ,pero lo vivo con alegría.
S. No, no. Pero se adaptan los chicos eh, mis hijos se adaptaron a mí, vos te adaptás, es un equilibrio. Depende del deseo y de la estructura, del deseo y de las ganas que uno tenga, de la estructura de abuela, de tener a alguien en tu casa, es tan básico como eso, pero nuestros horarios son un quilombo y mi vieja se adaptó , no tiene otra es una vida que le toca.
¿Hijos vas a tener más?
W. No te quiero decir nada porque mirá si te digo que no y después tengo o te digo sí y no tengo.
¿Les asusta lo adelantados que están los chicos respecto a la tecnología?
W. No, a veces me da temor cuando salgan a la vida verdadera. Mi hija ya salió, quiero decir cuando sea más autónoma, pero es un miedo me parece, lógico.
¿Cuáles son sus grandes miedos en la vida?
J. La muerte… la enfermedad… la angustia…
W. Adhiero.
Pasa algo el 21 de Diciembre de 2012, cuéntenme.
W. No, no pasa nada. Ahora si llega el fin del mundo y, pum, se termina todo, me chupa un huevo. Lo lamentaré porque disfruto de la vida.
J. Por ahí no sale ni la nota… ¿Vieron que cerraron el Uritorco porque planearon un suicidio en masa? Un suicidio cósmico ¡Como 150 personas pusieron me gusta en facebook!
W. ¡Estamos todos locos!
J. La madre de una amiga dijo vénganse a Neuquén porque acá es más alto. Ahora bien, tengo un amigo en Australia, hay 15 horas de diferencia. ¿A qué hora es la cosa?
W. Se supone que es para todo el mundo.
J. Pero arranca en Australia…
W. No, allá es de noche y acá es de día.
¿Cuáles serían sus últimas palabras al aire?
W. “Se termina, se termina…”
J. ¡Gracias!
W. ¡Salud!
J. ¡Como un estornudo!
W. ¡Y si, fue eso!
¿Qué cosas hacen para cortar con la rutina?
W. Nuestras actividades están unidas al placer un poco. Otra cosa, entreno 3 veces por semana
J. Julieta interrumpe, se ríe, dice “Entrena, ja, ja”
W. Con un profe y terminamos el entrenamiento jugando un partido de fútbol- tenis, eso me distrae ¿soy un loco eh?
J. Yo cocino.
W. Si, hasta ya sabe lo que va a comer esta noche. Qué vas a comer esta noche?
J. Pastas.
¿Comidas favoritas? ¿bebidas favoritas?
‘Al mismo tiempo contestan: ¡Asado!
¿Qué no puede faltar en el asado?
J. Mollejas
W. Vacío, tira de asado, chorizo…
J. Una buena morcilla, si no la conozco, no
W. ¿Cualquier morcilla que no conozca? Sigamos, provoleta.
J. Provoleta no porque me empalaga, chinchulín
W. ¡Salchicha parrillera!
¿Qué comida no entienden?
J. La molecular, pienso que mi abuela se levanta de la tumba y nos mata a todos. La probé, te servían los platos, por ejemplo tomate un campari con naranja en una gota.
W. A mí me pasa lo mismo.
¿Qué bebidas “aman” tomar?
J. Amo tomar mate, él no toma mate
W. Amar amar no amo a ninguna bebida, me encantaría amar una bebida
J. A mí me encantaría que le guste el mate
¿Y bebidas espirituosas?
J. Me gusta la cerveza, más que nada “tirada”, pero no tengo preferencias
S. La cerveza me gusta pero puedo vivir sin ella tranquilamente
¿Lugares para salir?
J. No me gusta ir a lugares donde hay mucha gente, esos en los que tenés que esperar. Quiero llegar y comer, me gusta ir a otros lados y no a los que tienen cola.
¿Cuál es el restaurant favorito de cada uno?
J. Un japonés que está en Belgrano, es una familia japonesa que hace sushi en su casa, sino La Peña del Colorado, tienen empanadas, que queda en Palermo pero no tan Palermo.
W. Queda en “Palermo Freud”. Tengo 3: Faru, Nápoles y Lalo.
Alguna aventura que quieran hacer, puede ser desde algo muy básico hasta tirarse en un paracaídas
W. Uhhh, agarraste a los dos más amargos de todos. El otro día un piloto de automovilismo nos invitó a dar una vuelta en su auto a 193 kilómetros por hora y le dijimos que no.
J. Me mareó solamente la idea. No tenemos adrenalina, eso de tirarse en Bungee Jumping. La aventura y lo desconocido por lo general no me gusta.
W. A mí me da adrenalina la radio, el teatro…
¿Julieta, y la propuesta de los spas?
J. No. Si sé que me tengo que relajar me pongo nerviosa. Prefiero que me sorprenda el relajo y no ir a relajarme. Me cuesta, no podría sacar un turno en un spa
¿Desafíos y ganas de hacer cosas en el 2013?
J. Hacer un teatro más grande que supere la experiencia de este año.
Última Sebastián: Uno puede pensar que tenés un discurso “loser”. ¿Lo creaste pensando que lo eras? Si es así ¿Cuándo te diste cuenta de que en realidad no lo sos y sin embargo lo seguiste usando?
W. Creo que no tuve un discurso loser. Nunca fue muy pensado, fue más bien espontáneo. Igual hay un tema sobre los que trabajamos en los medios, que se piensa que el tipo que está en la tele o en la radio no tiene angustias, no tiene incertidumbres y está muy seguro, que es feliz y se ríe todo el tiempo. Nosotros hacemos chistes con los miedos y las angustias y tal vez eso se relaciona con que se habla como un perdedor. Pero no siento que sea eso, y tal vez a medida de que pasa el tiempo se profundizan algunas angustias pero hay muchas cosas de las que tenés seguridad, que te la dan los años, la vida.
J. Sí ¡Pero es más divertido resaltar lo otro!