ENTRE VIRREYES: LOS DIEZ IMPERDIBLES DE ESTE TERRITORIO FOODIE DE COLEGIALES / POR MARÍA PAZ MOLTEDO

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La esquina soleada de La Prometida

 

ENTRE VIRREYES: LOS DIEZ IMPERDIBLES DE ESTE TERRITORIO FOODIE DE COLEGIALES / POR MARÍA PAZ MOLTEDO.

Olaguer y Feliú, Virrey Avilés y Virrey del Pino dejaron su corona en cada una de estas calles que conforman una coordenada imperdible de Belgrano y Colegiales, donde cada vez son más los lugares interesantes para descubrir. Entre callecitas tranquilas, santa ritas, jacarandás, árboles frondosos y casonas de colores pasteles con reminiscencias a la arquitectura del neoclasicismo italiano, se levantan bares con diferentes propuestas y espacios con mucha creatividad, que al mismo tiempo no dejan de lado cierta esencia sencilla y de barrio. Casi todos estos lugares se albergan en casonas antiguas recicladas y transformadas que conservan intactas su magia y su mística. Vale la pena tocar la puerta de cada una de ellas para ver que hay del otro lado.

1) ON TAP: 20 CANILLAS DE LAS MEJORES MICROCERVECERÍAS LOCALES ¡! / FREIRE 1101

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Leo, Amancio y Chelo, tres amigos empapados del fenómeno europeo de la cerveza Craft se inspiraron en sus viajes para crear Broeders, una cerveza artesanal de gran escala, que tiempo después los llevó a poner su propio Tap bar, On Tap, que hace ya un año desembarcó en Colegiales. Por sus mesas de madera comunitarias desfilan amigos y parejas del barrio y zonas aledañas todos los días, en especial de jueves a sábados a la hora del after oficce. «Nosotros pregonamos la cultura del compartir», le cuenta a MALEVA uno de sus dueños, «por eso acá nadie reserva mesa, las mesas se comparten y eso hace que desconocidos se terminen haciendo amigos». En su paredón relucen pizarras con letras de todos los colores que sirven de carta y anuncian delicias como los «Martes de Ribs: Ribs de cerdo adobadas con salsa barbacoa», o las diferentes hamburguesas caseras en forma de combo feliz: «hamburguesa + papas + pinta por $150». Pero sin duda las vedettes del lugar son las veinte canillas con cervezas de amigos de los dueños, que tienen sus propias microcervecerías; La Sir Hopper, Cheverry, Bierhaus, Finn, Kingston, Breoghan, Grunge, La Cruz, Kraken, Gambrinus, Anna C, Beata, Peñón del Águila, Schaferhund, Cygnus son solo algunas de las que ofrecen, que cambian semana por semana. Ahora que se viene la primavera ¡la terraza explota!. Afirman sus dueños: «Todos los que vienen a On Tap son buena onda».

2) CASA TAPEO: UN JARDÍN Y TAPAS CON INSPIRACIÓN CATALANA  (¡ATENCIÓN  A SUS PAPAS BRAVAS) / ZAPIOLA 1375

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Sergio Piccione Reverter, Alejandro Drolas y Mike Martinez se inspiraron en el mundo del tapeo que los enamoró de Barcelona y tras años de vivir allá se vinieron para Buenos Aires, afortunadamente, porque convirtieron un jardín lleno de enredaderas, plantas y mucho color en la única casa de Tapeo en todo Colegiales. Aún no tienen un año en el barrio, pero ya se convirtió en un punto de encuentro los viernes y sábados a la noche. Arrancan con la hora feliz del aperitivo a las 19, y siguen con propuestas de música en vivo como las de los «Jueves musicales». De sus mil y un platitos de tapas, los favoritos son las papas bravas, las croquetas de jamón serrano y pollo (Las mejores de Ecuador al sur, según sus dueños con paladar catalán), la tortilla española, las torradas (delicias varias sobre pan de campo tostado) y los huevos estrellados. La clave de la casa es sentarse en alguno de los mesones del jardín encantado y compartir y disfrutar varios platos a la vez.

3) EL COCILÓN DEL CLU: COMO ESTAR EN EL PATIO DE TU CASA (BOSSA NOVA Y JAZZ, MIÉRCOLES DE POR MEDIO / CONESA 1299 

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Su nombre proviene de una fantasía inventada. El papá de Lucas Zacseck, dueño del Cocilón, vivía diciéndole a todos los amigos de su hijo que tenían que conocer el Cocilón del Clú, qué ¿cómo nunca habían ido? . En esa época no existía Internet y enterarte o encontrar un lugar que te recomendaban no era tan fácil. Nunca nadie encontró este bar, que quedó como un latiguillo, un restaurante que solo existía en la mente de un hombre. Años después Lucas se encontró con un viejísimo restaurant súper caído y olvidado en su barrio, Colegiales, y se obsesionó con transformarlo en un buen lugar, en una parrillita «con un toque de onda». Tras un año de negociar con el dueño, se quedó con el bolichito que en ese momento se llamaba «El Dorado» y lo transformó en la profecía cumplida de su padre: El verdadero «Cocilón del Clu». Le pareció que tenía que llamarse así porque también era un lugar difícil de encontrar, medio escondido en una esquina no muy transitada. Y así recicló todo el viejo restaurante usando el mismo mobiliario pero cambiando la carta de punta a punta hasta convertirlo en un lugar al que van los vecinos del barrio en familia o entre amigos y se sienten «en el living de su casa». Si bien la esquina ya tiene luz propia, el color rosado del cocilón, sus lucecitas de colores, sus pizarras con frases inspiradoras y sus mesas y sillones hogareños le suman una buena dosis de magia. Y más aún su entraña, que según dicen, es la más pedida y deseada de su parrilla, y sus pastas caseras, que van desde sorrentinos de molleja, hasta ravioles de queso brie y aceitunas negras, o de frutos de mar o salmón. Además, tienen unas ensaladas bien «pulentosas», lomo con papas españolas con salsa roquefort – bien como lo cocinaba tu vieja, aclara el dueño- y noches de jazz y bossa nova miércoles por medio. Cuenta Lucas que el dueño del viejo restaurante, un señor grande, ahora va al Cocilón, y dice que le «salvaron la vida» por haberse quedado con su boliche y transformarlo en este lugar, que ahora se volvió uno de sus preferidos.
 

4) CRISOL: UN CAFÉ CON UNA CARTA FRESCA Y DINÁMICA / FREIRE 1502

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Un bar que combina la sencillez de las clásicas cafeterías porteñas con una estética y una carta frescas y dinámicas. Crisol copa la esquina con café de excelente calidad (con distintos tipos de prensado, blends y combinaciones como el capuccino nutella, chai o el cold brew) y diferentes atracciones para los bruncheros. Su aclamado brunch es tan completo que vale la pena describirlo: incluye 2 latte, una botella de limonada o jugo, dos medialunas, un financiero frambuesa, una ensalada de frutas, dos mini granolas con yogurt y frutos rojos, huevos revueltos con panceta, tostadas con queso y mermelada, frutos secos, una salchicha a la plancha con ensalada verde y porción de jamón cocido y queso tybo. Esta bandeja brunchera también se puede llevar a casa. Otra perlita de Crisol es su sistema de granolas, que cada uno puede armar a su gusto; elegís la base (si querés la de avena, nueces, azúcar rubia, girasol tostado; la de all bran, salvado, frutos secos y miel o la de all bran, salvado, copos de arroz, castañas de cajú, pasas, miel y chips de chocolate), después seleccionás el topping (banana y frutos rojos o frutas de estación o frutilla) y por último el lácteo (yogurt natural o leche). Para el almuerzo los elegidos son la hamburguesa de quinoa, el sándwich de roast beef braseado con barbacoa, el de salmón gravlax y las ensaladas potentes como la de albóndigas de cerdo especiadas. Y para tomar tienen aguas de quinoa, batidos frutales como la ananalada y la maracuyada, y aperitivos como Aperol Spritz y cerveza. Para los que buscan engolosinarse, el hit son las tostadas francesas con nutella y frambuesa y tortas como la Key Lime, la Chocotorta CR, el budín financiero de maní y frambuesa y la frangipane de peras y frutilla con crema de vainilla.
5) LABOR: ROTISERÍA, ALMACÉN Y RESTAURANTE, TODO EN UNO / FREIRE 1501
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Los dueños de Crisol son inquietos y están siempre atentos a las nuevas tendencias, por eso hace un año, se liberó un local frente a su café y decidieron poner una Rotisería-Restaurante con sistema self-service, donde el cliente ingresa, mira las pizarras, el horno de barro y el mostrador donde pueden verse todas las delicias que se pueden comer, hace su pedido, pasa por las heladeras, elige qué quiere tomar (tienen una gran selección de cervezas artesanales) y se sienta en mesones comunitarios o en la barra de afuera a esperar su plato para disfrutarlo in situ o llevárselo. Toda la cocina está a la vista; no hay nada que ocultar en esta especie de almacén que combina antiguas estanterías recicladas (donde se exhiben vinos, aperitivos, condimentos) con detalles minimalistas bien actuales. En cuanto al menú, cuentan con una variedad de cortes de carnes y métodos de cocción innovadores como el ahumado y el horno de barro. Los platos más deseados son la bondiola a la plancha y la tapa de asado ahumada con guarniciones como papas chile de ternera con queso cheddar, mix de vegetales asados con queso de cabra y pesto de albahaca o choclo a la chapa con crema de queso y panceta crispy. Los elegidos de las noches en Labor son el pollo al spiedo a las hierbas con paprika, la paleta de cordero al barro con vino tinto, o la cazuela de salmón rosado y langostinos, y el ragout de cordero.

6) LORETO GARDEN BAR, UNA CASA CON JARDINCITO DONDE SE COME EXQUISITO (Y CON LIMONADAS SÚPER POWER) / VIRREY LORETO 2912

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Todo empezó cuando los hermanos de Andrés Balaciano, chef inquieto y curioso, le sugirieron aprovechar una casa de la que había sido dueña una señora inglesa que conocían, y convertirla en una casa de té discreta. El proyecto se tornó más grande y se transformó en Loreto, una casa-restaurante con un ambiente amistoso y alegre, en la que se juntan vecinos, turistas, amigos, abuelos, parejas y familias a comer los mediodías para aprovechar las delicias de la cocina, los patios luminosos y el adorable interior de la casona. «Alegría, unión y buena alimentación», eso es lo que le aporta Loreto al barrio según Andrés, su dueño. Los clásicos de la casa son el Roger Sandwich (pechuga de pollo grillada, guacamole, rúcula, tomates secos, brie, parmesano y Philadelphia), el veggie dish que es un plato vegetariano bien caserito, la tarta de brócoli, brie, nueces y parmesano, la ensalada Tail On (de langostinos) y el Chivito Uruguayo. Todo esto con jugos detox, limonadas súper power y batidos de colores y sabores exóticos.

7) KITAYAMA: UN JAPONÉS ESCONDIDO PERO ELEGIDO POR LOS GERENTES DE LAS MULTINACIONALES NIPONAS CUANDO EXTRAÑAN LOS SABORES DE SU TIERRA / VIRREY DEL PINO 2448

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En 1979 Kozo Kitayama usó su apellido para ponerle un nombre a su primer restaurant japonés tradicional por la calle Charcas. Los años pasaron y Kitayama se fue mudando de barrio en barrio, hasta que desembarcó hace pocos años en Belgrano, en una calle que no tiene ni un solo restaurante, junto al famoso y antiguo «Edificio de los Eucaliptus», reconocido por su arquitectura y su paraíso arbolado. Así es este salón 100% oriental que no puede verse fácilmente porque pasa desapercibido entre los árboles que lo rodean. Un mini jardín japonés pero belgranense con mucha tradición de sabor, donde se pueden probar delicias japonesas puras, sin ningún tipo de fusión. Sus clientes son verdaderos expertos en este tipo de cocina: suelen ir personas de la colectividad china y coreana, integrantes de la embajada japonesa, y empresarios de Toyota y Honda, que tienen reuniones empresariales en un salón privado con Tatami incluido. La presentación de los platos es un verdadero viaje a Japón: El sushi tradicional viene en unas construcciones marítimas de madera con decoraciones orientales. Los platos calientes más pedidos son el guioza, el sukiyaki y el tempura. Para tomar, tanto orientales como occidentales eligen cervezas japonesas como la Sapporo o la Asahi. Los japoneses más tradicionales adoran el sake (vino de arroz) del lugar.

8) BUENA BIRRA SOCIAL CLUB: UN CLUB DE AMIGOS CERVECEROS / ZAPIOLA 1353

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Nació como un auténtico club, una casa en la que se juntaban amigos para degustar las cervezas que elaboraba Ariel como Homebrewer amateur. Él servía las cervezas, su mamá cocinaba y su hermana María Eugenia atendía las mesas. Al tiempo gente desconocida golpeó las puertas, vio cerveza artesanal y entró. Y cada vez fue más el público que se acercó, seis años atrás, cuando casi no habían bares de cerveza artesanal en Colegiales, a probar nuevos sabores y compartir con amigos en la casa de Ariel y María Eugenia. Hoy van de miércoles a domingos aficionados a la cerveza, vecinos del barrio y «figurones» del mundo brewmaster a probar las cervezas que hace esta pareja, que van cambiando todas las semanas. Hay happy hour de 18 a 20 horas, y los domingos de 18 a 21. Es ahí cuando las mesas del interior de la casa y del jardín se llenan de pintas de cerveza, picadas, papas con mil salsas y todo tipo de fingerfood. Sus cervezas más reconocidas son la IPA, la de trigo Weizen y la Golden Ale, que ha recibido una medalla este año en un concurso nacional.
 

9) LA PROMETIDA Y SU «BAR DE PAN» / DELGADO 1189

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Una casona vidriada con patios internos, adornada como si fuera la casa de una abuela, con juegos de té, latones, cajones, plantas y vajilla que parece haber sido heredada de generación en generación. Esto es lo que se ve apenas uno entra en La Prometida. Lo que se siente es un delicioso aroma a pan recién horneado o a alguna preparación que todavía está cociéndose a fuego lento. Se llama «La Prometida» porque nació como una promesa de sus socios fundadores; si les iba bien en su restaurante Masamadre (creado en pleno 2001) en Chacarita, ponían otro por el barrio. Y así fue como muchos años después Cecilia Morelli y Walter Pérez cumplieron su promesa e inauguraron «La Prome». Los días de semana al mediodía es el elegido por trabajadores del barrio; los fines de semana y las noches son artistas residentes en el barrio, parejas jóvenes y turistas los que eligen el lugar. Una particularidad que tiene es que podés sentarte a comer y después llevarte uno de sus deliciosos panes bajo el brazo; porque además de elaborar pastas caseras tienen diferentes tipos de pan y delicias panificadas que se venden tanto en el día como en la noche a través de su «Bar de Pan», que está dentro del restaurante. Otro de sus hits son el matambre y las berenjenas caseras «de la mamma». «Nuestro trabajo es dar de comer» afirman sus dueños. Eso es lo que se siente desde que te sentás en sus sillitas de aula y sus mesones antiguos: que alguien te va a dar de comer con amor y dedicación.
 

10) BONUS TRACK: GALERÍA FORMOSA, UNA DOSIS DE ARTE EN EL BARRIO / DELGADO 1235

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Escondida entre casas bajas se encuentra esta galería que parece casi un oasis artístico dentro del barrio. Guillermina Baiquera, su directora, transformó esta ex peluquería en un espacio donde conviven una biblioteca-videoteca, proyecciones de películas, talleres de bordado, dibujo, escritura, cine y muestras con artistas con conceptos súper diferentes; “seleccionamos proyectos que nos interesan y con los que nos gusta convivir”, aclara su directora. En cada inauguración se realiza un evento con un concepto distinto, como puede ser una merienda dominguera o una mini reunión en la vereda junto al tilo que da entrada a la galería. La última muestra organizada es un rescate de obras de los ’60 a los ’80 de una pintora llamada Ana Sokol, catalogada dentro del “arte ingenuo”.
Fotos: gentileza lugares mencionados.
Fotos Galería Formosa: gentileza Galería Formosa (fotógrafa Laura Ortego)