CUANDO LA NOCHE ES JOVEN (PERO EL HAMBRE NO)

Voulez Bar, después de las doce, y se puede seguir comiendo sin problemas

 

Cuando la noche es joven (pero el hambre no). Por Tamara Tenembaum. Fotos: Paula Eleod.

Arranquemos esta nota con una confesión: yo soy de comer temprano, preferentemente a las 20 (y sólo porque a las 19 me da vergüenza), ya si me invitan a las 22 tengo que armar un plan de tapeo previo para no llegar de mal humor. Si Buenos Aires algún día me da material y mi costumbre se masifica sacaré una nota sobre dónde cenar a las 6 de la tarde; pero hasta a mí las circunstancias me pueden dejar a la medianoche, en mitad de la calle, hambrienta y desorientada.
Conocés la historia: entraste al cine a las 22, saliste a la medianoche y te encontrás de pronto en un desierto de pizzerías (si tenés suerte) o franquicias de pizza-café con dicroicas (si tenés mucha menos suerte). O te juntaste con amigos a tomar un vermú, no notaste lo tarde que se hizo y en el bar no te ofrecen más que maní. ¿Qué hacer? Tranquilos lectores de Maleva, agendence todos los lugares que les damos en esta nota.

Isabel: mix woks sushi dignos de un excelente restó y atmósfera jet set

Si el plan es seguirla, lo ideal es meterte en un lugar como Isabel (Uriarte 1664), que te suba las revoluciones en vez de dejarte comido y listo para la cama. Un clásico de la noche porteña más chic, Isabel ofrece coctelería de alto vuelo y una carta pensada para maridarla, con muchas influencias de cocina oriental y peruana (el mix woks-sushi-tiraditos que tan de moda se está poniendo) que se sirve hasta la 1 AM. Lo distintivo de Isabel, además del público jet-set, es una combinación bastante única de restaurante-bar-boliche, dada por la calidad de lo que sirven (digna de un excelente restó-bar) y el ambiente que se genera. El techo, inspirado en el del Whitney Museum, le da una cosa de discoteca de alta gama del NY de los ochentas que te va a hacer sentir en la cresta de la ola: aunque estés educadamente sentadito comiéndote un roll.

Esperando la cena, sin problemas, a la una menos cuarto

 

«Conocés la historia: entraste al cine a las 22, saliste a la medianoche y te encontrás de pronto en un desierto de pizzerías (si tenés suerte) o franquicias de pizza-café con dicroicas (si tenés mucha menos suerte). O te juntaste con amigos a tomar un vermú y no notaste lo tarde que se hizo ¿Qué hacer? Tranquilos lectores de Maleva, agendence todos los lugares que les damos en esta nota.»

 

878: tapas, hamburguesas gourmet y postres que estremecen

El 878 (Thames 878) es un bar que sencillamente podría estar en cualquier nota sobre bares: los desafío, en cualquiera. Es un comodín infalible que esta periodista tiene que reprimirse de incluir en cada cosa que escribe (y que como cliente hay que abstenerse de visitar exclusivamente, que en Buenos Aires hay muchos buenos bares): no obstante, en esta era absolutamente necesario. La comida del 8 es digna de un restaurante de primera línea, más que de un bar, y fiel a su estilo: todo rico, todo correcto, todo de no creer. Conviviendo con una de las cartas de tragos más extensas del mercado, en el 8 podés consumir muy variadas tapas y principales con fuertes influencias italianas y españolas (mucho marisco, mucha bruschetta), algunas originalísimas como la plancha de hongos y huevo a baja temperatura, un hit de los últimos tiempos, y sus ya célebres hamburguesas gourmet. Agarrate con los postres también, hay una crema de café y dulce de leche que es para estremecerse. Hasta la una de la mañana días, de semana, hasta las tres viernes y sábados.

Dill and Drinks: entre risottos y otras – untuosas – preparaciones deliciosas

Ideal para los que trabajan hasta tardísimo en el centro, Dill (San Martín 966) es uno de esos lugarcitos que uno siempre cree ser el primero en descubrir: lamento contarles que no, ya por suerte lo conocemos todos. Lugar chiquitito, con no más de 3 o 4 mesas y una barra muy acogedora (aunque chiquita para comer un plato, más que cómoda para tapear), Dill destaca por combinar coctelería cuidada y creativa con códigos de bistró de alta gama: se ofrece un menú distinto todos los días, que (como en todo bistró que se precie) siempre arrancan con una sopa de crema riquísima y siguen con algún planto igual de untuoso: carnes, risottos, pescados y mariscos en preparaciones deliciosas. La cocina cierra a la 1, y si no estás con tanto hambre, ya es célebre su promo de 2 tragos del día + tapeo.

Las bandejas de sushi de varios pisos de Isabel: impecables bien entrada la noche

 

«El chic Isabel ofrece una carta con muchas influencias de cocina oriental y peruana  que se sirve hasta la 1 AM. 878 tiene muy buenas tapas, postres que estremecen, y cocina abierta hasta las 3.am viernes y sábados. También hay que probar los hits – mollejitas, ñoquis – de Duarte con carta entera hasta la 1.am. Voulez Bar tiene, aún después de las doce, un ceviche fresquísimo y en bodegón Plaza Asturias se come rico y porteño aún a las cinco de la mañana.»

 

Duarte: son hits las mollejitas

Sin duda, una de las revelaciones de 2013 (aunque abrió en 2012, cumplió un año hace poquito), Duarte (Godoy Cruz 1725) está posicionándose con una propuesta gastronómica en la misma línea de su propuesta coctelera: joven, gasolera y caserita con un twist. El responsable es Juan Bertero, hermano del bartender Agustín. Una buena selección de tapas (destacan las papas Duarte, “las únicas que nadan en cheddar” como les gusta decir: snack ideal bien provisto de ácidos grasos por si pensás tomar fuerte) y una carta corta de principales que bien podría pertenecer a un restaurante de esos que toman el nombre de alguna abuela (Jacinta, Porota) y homenajean ese tipo de cocina, pero siempre con un toque especial. Son hits las mollejitas y los ñoquis de batata con estofado: también hay un postre de avellanas que es una delicia, que alguna vez lo habré pedido solo, a las 2 AM, así de gula nomás. La carta entera sale hasta la 1, y de jueves a sábado hasta las 3 sale todo menos los principales (reitero, postres sí).

Voulez Bar: ceviche fresquísimo y fuerte en sandwiches

Hay días que uno no está para un bar, pero son las 12 de la noche, estás con amigos y querés picar algo: en la ochava preciosa de Cerviño y Árabe Siria se encuentra el Voulez Bar (Boulevard Cervino 3802), un restaurante que sirve hasta la 1 y ofrece una carta sencilla, con fuerte en sandwiches, hamburguesas y un ceviche fresquísimo que sale mucho (alguna relación habrá, parece, entre el pescado y comer bien tarde). Lo copado del Voulez Bar es que si estabas con ganas de algo tranquilo pero la comida te despabiló y querés más noche, podés bajar al sótano, que tiene una barra de tragos, sillones y una onda mucho más up. Igual, si me preguntás a mí, en un lugar así de la ciudad es una pena no sentarse en la vereda. La ambientación es muy coqueta y femenina, pero el lugar se llena de grupos mixtos de amigos compartiendo un rico vino.

La cocina a pleno a las dos de la mañana: algo que existe en varios spots porteños

 

Plaza Asturias: comida rica, de bodegón (a las 5 de la mañana)

Para el que no se enteró, el 4 de octubre termina la semana de los bodegones porteños: (http://www.turismo.buenosaires.gob.ar/es/article/semana-de-los-bodegones-porte%C3%B1os) una ocasión ideal, con menús promocionales, para descubrir esta tradición gastronómica argentina: yo soy muy fan, me gusta la comida rica, casera y grasosa, y la herencia criolla, aunque no sea la mía. Mi adolescencia estuvo poblada de hambres sorpresivas a cualquier hora en Plaza Asturias (Avenida de Mayo 1199), este antiguo reducto de Avenida de Mayo, que sirve comida típica española (y una tortilla para pedir bien babe, obvio). Confieso que no tengo ni idea de cuándo cierra, he llegado a las 5 AM y seguían ahí. Si lo que tenés es hambre y antojo de algo rico y nada fancy, con mozos como los de antes y recetas milenarias, no busques más. Y si ya está por salir el sol, probablemente no te reciban en ningún otro lado.