La maravillosa playa de Sharewood antes de que empiece la fiesta
¿Qué es lo que más amamos de la playa? El mar y la arena, sin duda, pero también los after beaches que se arman a la hora de la puesta del sol. Buenos Aires es conocida por darle la espalda al río y ser una jungla de cemento, pero, aunque parezca increíble, ahora es posible vivir situaciones geniales con los pies en la arena a media hora de Capital. La versión porteña de los after beaches está en el norte, adentrándose vía Panamericana en el ambiente de Pilar. No extraña, porque – salvo mar -, es una zona que tiene todo lo que haría componentes: abundan los espacios al aire libre, el verde es moneda corriente, los atardeceres se respiran diferente y nunca falta una cerveza helada para acompañarlos.
En algunos casos, incluyen agua y arena, que ya es atractivo. Pero también – y esto sí que es algo que comparten todos – hay un protagonismo grande del deporte. Wakeboard, Kitesurf, o fútbol; la idea es hacer un poco de actividad física y culminar el día disfrutando de alguna de las fiestas que se arman, que muchas veces (por no decir todas) incluyen bandas en vivo y Dj’s reconocidos.
¿Cuáles son estas propuestas y dónde están? Te contamos todo para que estés atento a sus próximos eventos.
Un restaurante, un salón de eventos, una laguna artificial con arena que la acompaña, y lo más importante de todo: una agenda con afters bastante movida. Se puede decir que fueron pioneros del espíritu after beach, creando sobre su pequeña pero divertida playa, un espacio a pura música.
Con una vibra cool, y bien deportiva, jóvenes de entre 23 y 35 años son los que dicen presente y le dan vida a este lugar que muestra la cara con onda del deporte. “Nuestra propuesta se diferencia tanto en el ámbito social como en el deportivo. Pudimos formar una comunidad de socios y amigos que disfrutan de este estilo de vida que tanto nos gusta: el de los deportes extremos”, explica Javier Romani Turnes, co – founder del espacio.
Para ilustrar la idea, algunas de las figuras elegidas como embajadores son Bárbara Pérez, influencer y modelo fanática de los deportes extremos, y Ramiro Gallart, kiteboarder profesional. “Lo que diferencia a Green Parrot es que la movida es real. No surge como un negocio, sino que fue espontáneo, una idea entre amigos que la quieren pasar bien”, nos cuenta Rama.
¡A tener en cuenta! También tienen otras sedes – manteniendo su identidad de ritmo fiestero y rider – en Palermo y Puertos del Lago. Su casa central, en Güemes 3140, se plantea como un bar más tradicional, pero que quiere instalar ese espíritu que Javier define como “lifestyle del bueno”, en pleno centro de la ciudad.
Bien nuevito (abrieron en septiembre de este año) esta propuesta se presenta como más sofisticada y es la elegida por varios influencers para pasar la tarde en su muy tentador deck de madera sobre la arena. La completa y muy playera oferta de food & Drinks – recomendamos las hamburguesas y el clericó – a cargo de los chefs Rodrigo Ayala (ex director de Llao Llao) y Francisco Gandione (Holy Champagne), expande las actividades por fuera de lo deportivo. Una invitación a mirar el atardecer con los pies en la arena y un trago en mano.
“Son todos bienvenidos, pero principalmente asisten los chicos de entre 21 y 29 años. La realidad es que teniendo una base de socios del club de wake-board, son ellos los que generan el núcleo de invitados. Y al trabajar de miércoles a domingo; se genera una auto-segmentación de edades: el sábado el foco está puesto en los jóvenes, mientras que un domingo vienen familias enteras a pasar el día”, nos cuenta Valentín Fabre, uno de los socios.
Y, como ya les avisamos, el deporte también se hizo lugar. Además de su laguna en la que practicar wake es cosa de todos los días, ofrecen una rampa de skate. Si de fiestas y afters hablamos, este año ya hubo dos que fueron un éxito. Además, Chandon es sponsor oficial. Se entiende que oportunidades para bailar sobre la arena no van a faltar. “Están muy de moda los afters, pero Sharewood está más vinculado con un beach-club por la playa y laguna propia. Pasas de estar en pleno microcentro a, en solo 40 minutos, sentirte en la playa”, reafirma Valentín.
Distinto a las que mencionamos antes, en esta tercera propuesta no vas a encontrar una laguna con arena. En cambio, te vas a topar con un predio verde enorme compuesto por múltiples canchas de fútbol y mucha gente joven que, luego de su correspondiente partido, se queda a disfrutar de una fiesta bajo el sol.
Jugar a la pelota con amigos dejó de ser solo eso, y pasó a ser una oportunidad para conocer gente y vivir sábados diferentes. Las mesas de madera se llenan con rapidez y la cerveza no tarda en llegar (siempre post partido, obvio). Tampoco los asados o las pizzas (nuestra preferida es la de cebolla caramelizada), elegidos por todos a la hora de almorzar. Y, para completar la experiencia, el predio es dog friendly.
Pero las fechas especiales son las de los afters, eventos en los que también hay barra de tragos, bandas en vivo y DJs. Lo más divertido es que no es solo para quienes jueguen en el club, sino todo lo contrario: son abiertas para todos. Y así se viven, explotadas de gente.
Todas las fotos son gentileza de Green Parrot, Sharewood (ph: NinjaBA) y Areia.
