En esta segunda entrega recorremos más bares con murales. Sumergite para seguir descubrir rincones escondidos en el genial circuito de noche de nuestra bella ciudad.
Una puerta de madera frente a una calle empedrada en el casco de San Isidro. Una casona vieja hecha centro cultural: arte, música, yoga, flamenco, teatro, muralismo cerámica, hostel, cata de vinos, buena onda. Muralistas que vienen de México, Francia, Australia y que ponen la vista en alerta. Detrás de ellos, miles de historias atravesadas todas por lo mismo: el arte. Desde hace dos años es un punto de encuentro entre artistas con Martín Ron como su embajador cultural. En Casa Catedral las paredes son bastidores que llaman a la libertad de crear.
Mientras estás disfrutando de una pizza a la parrilla y una cerveza helada, te cruzás con las caras detrás de los murales. Joaquín alias bater 133 y Jerónimo Gregorini, conocido como TeKaz son habitués de la casa. Sus estilos son libres, frescos e invitan al público a sentirse identificados con sus obras. No dejen de preguntar también por el grafitti realizado por Jiant: parecen luces de neón pero es aerosol. Zarpado.
Los jueves Casa Catedral se convierte en bar. Gente de distintas edades, buenos vinos, y arte por todos lados. Jugar a las escondidas, perderse por los laberintos de cada rincón y sorprenderte.
El detalle: tiene una pileta en el fondo del jardín que en verano funciona para refrescarte.
De los creadores de Temple Bar, llegó Temple Craft para reinventarse. Seguramente hayan ido a uno de los cuatro locales de Temple Bar (tres en Buenos Aires y uno en Córdoba). Pero ahora nos redoblan la apuesta. Una misma raíz de dos conceptos diferentes. De espacios grandes pasamos a espacios más reducidos creando momentos más íntimos. Los Temple Craft son dos: uno en Palermo y otro en Pilar. Y hay muchos más por venir. Se caracterizan por estar ubicados en lugares estratégicos, donde hay mucha vereda, por su música y arte under, y ser casi 100% cerveceros. Es un bar ideal para ir cuando se está poniendo el sol.
En febrero de este año se abrió el primer Temple Craft en la gloriosa esquina de Costa Rica y Gurruchaga, en el barrio de Palermo. El edificio pasaba desapercibido. Junto con Santiago Cavanagh, miembro del equipo de proyecto persiana, se empezó a gestar la identidad de Temple Craft. El objetivo: intervenirlo de forma artística para que esas paredes se vuelvan un ícono en la zona. Y es lo que sucedió: durante el día y la noche miles de curiosos se acercan a la fachada para sacarle una foto. El resultado es obra de Cris Herrera, alias “KIki” junto con Leticia Bonetti. Cuando hay un sentido a nivel artístico la mirada es otra.
Más allá de lo estético, el bar se convirtió en un lienzo para darles lugar a artistas callejeros con gran potencial a flashear y dejar su impronta. Es más que un bar, es un concepto.
Es más que un bar. Es un centro cultural, esta vez ubicado en Palermo donde estalla el arte en todas sus formas: desde murales en su hermoso patio, hasta un abanico de exposiciones que varía con propuestas de música, teatro, cine y literatura. En el interior encontrás la obra “Somos el color de la tierra” del colombiano Guache y el argentino El Marian donde convergen en un mismo espacio las raíces latinoamericanas.
El Quetzal, cuyo nombre hace honor a un pájaro oriundo de Guatemala, es una invitación a valorar la propia cultura. Una boa que atraviesa todo el mural: la unión está en las paredes. Los artistas tienen el desafío de elegir una temática e integrarla en una sola obra.
Al público de este centro cultural le gusta el arte. La comida te sorprende. Y para acompañarla hay tragos clásicos, de la casa, cerveza tirada y vinos. Mosaicos, botellas recicladas, baños intervenidos, ficciones, memoria y recuerdos. Todo eso sucede en este lugar.
DATO: el 28 de octubre se inaugura el sexto mural. Los artistas confirmados son cof_btc (argentino) y Saile183 (chileno) con una onda más grafitera.
Nos trasladamos a Plaza Serrano donde en el año 2012 nace el bar Chupitos. Son pioneros en la especialización de este tipo de tragos (en argento, shots).
Su bandera es «donde empieza la felicidad”. Aunque la especialidad de la casa son los chupitos con una amplia variedad de licores, (tienen más de cien chupitos y mucho de estos son temáticos), también se caracterizan por la interacción con ellos creando experiencias para que el público se divierta.
El lugar es como una previa. Se destaca por ser alegre y divertido. Ahí, siempre es primavera. Y todo esto está ambientado en un lugar que tiene muchos detalles artísticos y de decoración, musicalizado por un amplio abanico de géneros: rock, funk, soul, y hip hop. Cada persona que va a Chupitos deja su huella, desde los artistas hasta la gente misma.
Sus locales son el resultado de la intervención de varios artistas. Ir a alguno de ellos es como ir a un museo de artistas callejeros de renombre como Mojo, Talón de Aquiles, Zulu, El Marian, y Cabaio. Su objetivo: que ninguna pared esté vacía.
Seleccionan a los artistas por su arte colorido y el significado que pueden transmitir. Chupitos es un lugar atrevido y los murales son parte de la estética de la marca.