Bajo la sombra de las hojas de parra, en el entrepiso de la casona al 5181 de Niceto Vega, que separa la sastrería clásica de su línea más casual, Nicolás Márquez relata cómo pasó de los granos a los trajes, actividad que arrancó, casi de casualidad, como un hobby para vestir a sus amigos. El CEO de La Restinga explica qué significa ser un conocedor y de qué se trata la experiencia de compra que fascina a diplomáticos, empresarios y políticos y que tanto lo diferencia del resto de las marcas.
¿Cómo te iniciaste en el universo de la moda?
Si bien mi madre es dueña de un multimarca con las mejores firmas en Necochea, mi ciudad natal, no tengo experiencia en el rubro. Después de iniciarme laboralmente en una exportadora de granos, fui creciendo en la industria y llegué a la mesa de negocios en el trading. Soy workaholic y, a la vez, importaba materiales de construcción con un grupo de amigos. Hace 3 años, de compras por Europa, me atendieron muy bien y pensé en trasladar el servicio de atención al cliente acá, con cosas sencillas como poder poner tu música en el probador de un local, que te sirvan algo para tomar. A la vuelta abrí un pequeño showroom para vestir a mis amigos, a modo de hobby, en un departamento de 40 mt2. El primer fin de semana que abrimos invité a todos mis amigos, a los contactos de empresarios y políticos que tenía del agro y casi recuperamos la inversión inicial. Ahí vi que el negocio era posible.
«Hace 3 años, de compras por Europa, me atendieron muy bien y pensé en trasladar el servicio de atención al cliente acá, con cosas sencillas como poder poner tu música en el probador de un local, que te sirvan algo para tomar. A la vuelta abrí un pequeño showroom para vestir a mis amigos, a modo de hobby, en un departamento de 40 mt2.»
¿Por qué un showrooom y no un local?
El público al que yo apunto, de un nivel socioeconómico alto, que invierte en buena sastrería, no quiere ir nunca más a comprar a un shopping lleno de gente y donde no saben tu nombre. En La Restinga disfrutan de una atención personalizada. Tenemos los mejores géneros internacionales y es un producto que desde la calidad y su confección se vende solo pero el showroom es importante para que nuestros clientes se sientan como en su casa. Vienen a probarse trajes para lucirlos y no por necesidad y nosotros los malcriamos con lo que a ellos les gusta: les damos nuestro tiempo, los escuchamos mientras compartimos un buen vino y ellos valoran la experiencia diferencial que ofrecemos.
¿De qué se trata la experiencia de compra?
Lo pensamos de una manera 360°, con un servicio de concierge con citas. Al llegar al Palermo, el servicio del valet parking recibe los autos y dos asesoras de moda esperan para asistir a los clientes, mientras les ofrecemos un whisky, un café italiano o un habano. Cuatro sastres harán los arreglos necesarios a la medida de cada cuerpo y el servicio de logística está diseñado para comprar -y retirarse sin bolsas-, arreglar un traje a medida y entregarlo, a preferencia del cliente, en la oficina o el hogar. Además, la sastrería cuenta con garantía vitalicia, aunque probablemente los usuarios cambien de modelo antes por aburrimiento que por que se les desgaste o rompa. A través de un CRM(customer relationship manager) registramos talles, gustos personales de cada cliente, cuánto tiempo pasa en el local y hasta qué bebe cada uno de los 500 usuarios fidelizados. Éstos acceden también a una membresía (que además funciona como un club de networking) que incluye catas de vinos, degustaciones con chefs de renombre, torneos deportivos, viajes a los Emiratos Árabes, además de la presentación de la colección antes de que salga a la venta.
«Por eso, nuestra ropa no tiene logo a la vista, porque no se agranda por usar marcas sino que disfruta de la nobleza de los materiales, de que el botón de las camisas sean de nácar, que los zapatos estén cosidos a mano. Es un público muy informado.»
¿Quién es el cliente tipo de la marca?
Nuestro cliente tipo es un conocedor, un bon vivant que entiende el concepto de calidad de vida. Alguien que no elige el lujo como ostentación sino como placer. Por eso, nuestra ropa no tiene logo a la vista, porque no se agranda por usar marcas sino que disfruta de la nobleza de los materiales, de que el botón de las camisas sean de nácar, que los zapatos estén cosidos a mano. Es un público muy informado. Si bien el producto se vende por sí solo por su calidad, es lindo que las asesoras le cuenten al cliente el origen de los materiales, los diferentes tipos de cuellos y puños que usamos porque el conocedor se nutre de esas historias, es lo que lo divierte y apasiona, sumar experiencias. Nuestros clientes no sólo nos preguntan por consejos de estilo sino, ¿dónde puedo ir a comer hoy?, ¿Dónde ir a tomar algo en una cita con una persona nueva? Además, nos quedamos charlando horas y, más allá de si compran o no, les gusta sentirse escuchados. Pronto inauguraremos el shop online en nuestra web que contará con un servicio tan exclusivo y personalizado como el que hacemos en nuestra casona.
«La restinga es lo que se genera cuando baja la marea y queda la piedra al descubierto en el mar, a los costados de la playa. En Necochea hay mucha restinga y, de chico, era mi lugar en el mundo. El lugar perfecto para ir a pescar y relajarse. Al pensar el nombre de la marca quería que su esencia tenga mucho que ver conmigo.»
¿De dónde surge el nombre de la marca?
La restinga es lo que se genera cuando baja la marea y queda la piedra al descubierto en el mar, a los costados de la playa. En Necochea hay mucha restinga y, de chico, era mi lugar en el mundo. El lugar perfecto para ir a pescar y relajarse. Al pensar el nombre de la marca quería que su esencia tenga mucho que ver conmigo y con el espíritu de la marca. Quise crear una Restinga donde el usuario se pueda relajar y se sienta contenido.
¿Cómo ves la moda masculina en la Argentina?
Desde hace varios años que el hombre empezó a mirarse en el espejo. Sin llegar a ser o sentirse metrosexual, disfruta de comprarse ropa, accesorios y trata de cuidarse a nivel general, su estética, su imagen, la alimentación y la silueta. Si antes al hombre lo vestía su madre y después, su novia o su mujer, ahora se toma el tiempo y disfruta los procesos de compra.
La Restinga, en números:
- 34 años tiene Nicolás Márquez, su CEO
- 100 mil pesos fue la inversión inicial
- 3 años hace que está en el mercado
- 16 mil pesos es el ticket promedio
- El target va de los 40 a 60 años
- De 15 a 22 mil pesos es el valor de un traje de LR
Los must have según Márquez
Camisería: “Sin dudas, las camisas de 100% lino Versace. Son frescas, cancheras y a la moda. También, las de algodón Sea Island, con una materia prima del Caribe y que usan las mejores marcas del mundo. Aportan gran frescura y al tacto se sienten increíble”.
Sastrería: “Es el ADN de la marca. Recomiendo el ambo Bari azul, el más vendido, de alta densidad y que tenemos en varias tonalidades”.
Slippers: “Son los más vendidos de la colección. De terciopelo egipcio, con suela de groupon curtida a castaña y pespunteado artesanal del ribete en gross francés. Es un zapato muy artesanal, de lujo, que es tendencia y, a la vez, un clásico”.
Sweaters: “La colección viene en 14 colores, con una mezcla de 70 % cashmere y 30% de pelo de angora. Es un sweater que sirve para usar en la playa, sobre la piel, como para la noche, en la ciudad. Es un placer al tacto por sus materiales nobles”.
Más información:
Showroom en Niceto Vega5181, con cita previa
larestinga.com.ar
Facebook e IG: @larestinga
