SECCIÓN #URBANIA
Imaginen casas ultra modernas, sustentables, con diseños premiados, desmontables, con módulos intercambiables, construidas en serie y con la lógica de una cadena de montaje, que se puedan comprar en el supermercado, a precios mucho más accesibles que lo que cuesta una casa hoy en día y que serán enviadas a sus compradores a cualquier rincón de país. Eso es lo que se propone el proyecto UNACASA, una iniciativa del arquitecto Daniel Silberfaden y el empresario Julián Arostegui, en la que se llamó a concurso a 60 estudios de arquitectura de Latinoamérica para diseñar y presentar prototipos de este tipo de viviendas y que está dando mucho que hablar en el mundo de la arquitectura. Son casas que tienen como filosofía revolucionaria representar los nuevos modos de habitar de nuestro tiempo (en UNACASA consideran que las casas se construyen de modo anacrónico) , teniendo en cuenta nuestras nuevas costumbres y valores (o sea, hogares para el siglo XXI). Los estudios finalistas fueron quince y hubo cinco proyectos de casas ganadores, que fueron presentados en un evento en el MALBA.
Una de las tesis principales del proyecto UNACASA es que hay que “sacarse la mochila de la tradición, de un pensamiento atrasado”, y modificar las reglas de la arquitectura para lograr casas sustentables, reducir el déficit de viviendas, y a menor costo.
Daniel Silberfaden le explicó a Maleva: “Esta es una posibilidad de generar viviendas racionalmente más económicas y de construir desde la lógica industrial y no artesanal. Son casas con menos residuo, con menos pérdida de materiales y tiempo, que dejan una menor huella de carbono. Genera un menor impacto desde todo punto de vista y fundamentalmente, el económico. El valor del metro cuadrado es la mitad y ahí partimos de una buena base. La otra vertiente que permitiría bajar costos es que son viviendas que son modulares que parten de menos metros cuadrados.”
«Daniel Silberfaden le explicó a Maleva: “esta es una posibilidad de generar viviendas racionalmente más económicas y de construir desde la lógica industrial y no artesanal. Son casas con menos residuo, con menos pérdida de materiales y tiempo, que dejan una menor huella de carbono. Genera un menor impacto desde todo punto de vista y fundamentalmente, el económico.»
Silberfaden y Arostegui plantean nociones a superar alrededor de la industria de la construcción. Y como comparación, recurren a lo que sucede con la industria sistematizada de los autos. El auto, justamente, está enmarcado en una producción precisa y seriada, y con los avances tecnológicos va incorporando las nuevas tecnologías al diseño mejorando año tras año el confort y la seguridad, vendiéndose como un producto masivo y a escala planetaria.
“Las casas son caras no solamente por lo que cuesta construir, sino porque además les sobran metros. Porque existe una especie de encadenamiento que obliga a tener dos dormitorios, estar-comedor, cocina, baño, toilette, hall. Si se suman los metros de todo eso, la casa debe tener una base de 130 metros de superficie, lo que supera la realidad económica de una familia joven. Pensamos en superficies y no en volumen. Esa es la noción que tenemos que superar”, explicó Arostegui en la presentación del proyecto.
Silberfaden también mencionó el caso de MUJI, la tienda japonesa que ya se instaló en varias ciudades del mundo: “hay una tienda MUJI en Japón donde venden casas pre fabricadas, equipadas, y diseñadas por estudios prestigiosos como el del arquitecto Kengo Kuma. O sea, vas a MUJI y te llevás una casa.”
«El cambio del rol de la mujer en la casa es el principal cambio. Las casas eran pensadas y construidas con sectores femeninos, que sólo los ocupaba la mujer. Pero hoy eso se derrumbó abiertamente, hablamos de matrimonios o parejas de gente más joven donde esa tradición de que la mujer se ocupa de la casa y el hombre sale a trabajar se derrumbó…»
El cambio del rol de la mujer en la casa es el principal. Las casas eran pensadas y construidas con sectores femeninos, que sólo los ocupaba la mujer. «Pero hoy eso se derrumbó abiertamente, hablamos de matrimonios o parejas de gente más joven donde esa tradición de que la mujer se ocupa de la casa y el hombre sale a trabajar se derrumbó; y eso afecta la estructura del hogar: el lavadero no se piensa al lado de la cocina, si no que se contempla que también puede mandarse la ropa a la lavandería, es decir, el lavadero afuera de la casa», dice Silberfaden. Y concluye: «la casa antes era femenina, y desde esos aspectos hasta los nuevos modelos familiares, o modos de agrupación joven, se consideran los nuevos modos de habitar”. El habitar contemporáneo comprende, entonces, los conceptos de movimiento, de no estaticidad, y de mutabilidad, y UNACASA reúne estas ideas.
«Imaginen casas ultra modernas, sustentables, con diseños premiados, desmontables, con módulos intercambiables, construidas en serie y con la lógica de una cadena de montaje, que se puedan comprar en el supermercado, a precios mucho más accesibles que lo que cuesta una casa hoy en día y que serán enviadas a sus compradores a cualquier rincón de país.»
La primera etapa de la competencia se llevó adelante el 16 de octubre de 2015 y los 60 estudios convocados presentaron sus propuestas con imágenes, planimetrías, y textos consignados.
Quince de ellos fueron finalistas, y el 23 de marzo cinco proyectos fueron elegidos para representar «los nuevos modos de habitar.» Los estudios ganadores son Carballo Errasti Arquitectos, Salassa Tissot Castañeda Arquitectos, BaBO, AtoT (Arquitectos a Todo Terreno), y BAAG (Buenos Aires Arquitectura Grupal). El jurado estuvo integrado nada menos que por Pablo Sztulwark, Jorge Remes Lenicov, Eduardo Leston, Augusto Penedo y Gustavo Diéguez.
Esta casa consta de un módulo conformado por una estructura metálica que concibe un «exterior» y un «interior» cerrado por una cubierta curva. La definen como una casa «sin jerarquías», con espacios transformables de usos superpuestos. También, desde el estudio, definen a la casa como un «organismo vivo» porque tiene un sistema de recuperación de agua de lluvia y una muralla vegetal que la envuelve completamente.
Se piensa como una vivienda que «puede crecer, dividirse, pasar de la idea de lo permanente a lo de lo efímero». Se compone de un sistema modular y un sub modulo, ambos realizados en chapa plegada. Con los cuales obtienen diferentes combinaciones por medio de ensambles en múltiples direcciones. Esto le permite a la casa «mutar».
Plantea el uso de la madera y la posibilidad de ampliaciones consecutivas. La propuesta determina tres familias de módulos: los interiores básicas (desde una zona de estudio hasta un dormitorio doble con vestidor); tres modulos exteriores básicos (desde la galería con parrilla hasta un módulo terraza) y la tercera familia de módulos que son articulatorios.
La casa de Arquitectos a Todo Terreno convive con la naturaleza y busca una óptima racionalización del espacio en una vivienda mínima. Desde el estudio no hablan de módulos sino de espacios abiertos.
A su casa, desde BAAG, la definen de manera tajante: «casa solución, casa innovación, casa rapidez, casa libertad». Y se basan en la premisa que una casa no tiene porque ser para siempre ni puede volver al habitante esclavo de su mantenimiento. Madera, chapas metálicas, y módulos que pueden dar lugar a casas en tira, casas en una barras, casas claustro, casas unidas por galerías, casas independientes, casas-patio, etc.
Lo interesante es que la iniciativa de UnaCasa no se da en un plano puramente académico sino que los proyectos se convertirán en casas que se venderán de a miles, desde la web hasta supermercados, y que se transportarán a lo largo de todo el país e incluso a países limítrofes. También se va a seleccionar a una familia embajadora que represente las nuevas formas de habitar y recibirá de regalo nada menos que una vivienda.
Calu Rivero, Embajadora UNACASA from Una Casa on Vimeo.
Fotos y renders: gentileza UNACASA