Ni Croacia ni Ibiza: MALEVA en Albania, el nuevo destino de moda de Europa (playas solitarias, montañas y precios imbatibles)

Recorrimos desde pueblos mágicos entre montañas y cascadas hasta el «Caribe albanés»/Con trescientos kilómetros de playas una más bella que la otra y sin muchedumbres, una cocina deliciosa que es un cruce de culturas, una capital ecléctica que renace de épocas más oscuras y los mejores precios de Europa, Albania vive un boom turístico y es el destino que hay que conocer antes de que todos se aviven.

Albania tiene 300 kilómetros de playas fantásticas y sin multitudes

Ni Croacia ni Ibiza: MALEVA en Albania, el nuevo destino de moda de Europa (playas solitarias, montañas y precios fantásticos). Por Azul Zorraquin desde Albania (texto y fotos).

Fronteriza a Montenegro y a Grecia, Albania brilla sobre una costa salvaje de más de trescientos kilómetros que descansa sobre las rocas del Adriático y la arena del Jónico y luce una imponente cordillera de Alpes Dináricos. Albania, que fue un país comunista hasta 1992 y cuya religión mayoritaria es el Islam, está dejando de ser “el último secreto de Europa” como la definió la guía Lonely Planet para convertirse en uno de los nuevos destinos de moda del continente, por su cultura, sus playas, su gente y desde ya, por sus precios mucho más convenientes – y ni hablar para los argentinos blue -, que los de sus vecinos de la Unión Europea.

De hecho, según datos oficiales, en los primeros seis meses de este año (2022) Albania recibió 2.5 millones de turistas – en un país de tres millones –, y el porcentaje de turistas que la descubren crece año a año. El 30 por ciento de su PBI ya se explica por el turismo y el importante diario británico The Telegraph, la denominó la gran rival de Grecia (en cuanto a playas). 

¿Cómo llegué hasta acá? Huyendo de las hordas de turistas europeos, y desmitificando que lugares mainstream como la costa italiana, son los mejores lugares para ir. Me encontré con un destino más virgen, ideal para las aventuras, precioso, donde se come muy bien y realmente barato, aún en tiempos de inflación global. Por ejemplo, un departamento (casi de lujo) puede estar 70 Euros la noche, un buen plato en un restaurante seis o diez Euros como mucho, y una cerveza 1, 50 Euros. Su moneda no es el Euro sino el Lek albanés. Un Euro vale en este momento 116 Leks y es importante estoquearse de efectivo, porque en muchas zonas no aceptan tarjeta. 

«Albania, que fue un país comunista hasta 1992 y cuya religión mayoritaria es el Islam, está dejando de ser “el último secreto de Europa” como la definió la guía Lonely Planet para convertirse en uno de los nuevos destinos de moda del continente, por su cultura, sus playas, su gente y desde ya, por sus precios mucho más convenientes – y ni hablar para los argentinos blue -, que los de sus vecinos de la Unión Europea. Según datos oficiales, en los primeros seis meses de este año (2022) Albania recibió 2.5 millones de turistas – en un país de tres millones…»

La gastronomía albanesa – ¿empecemos por la comida no? -, lleva condimentos e ingredientes tanto mediterráneos como balcánicos. La carne de cordero, en múltiples recetas, es uno de sus elementos principales. El Tavë Kosi, es una receta emblemática que lleva cordero, arroz, huevos y yogur. También llevan yogur los Byrek, que son unos pastelitos empanados muy populares. Tanto el uso de yogur como de queso feta, son indicios de una tradición culinaria volcada, en parte, hacia el este. Pero mi plato favorito fue la Musaka, que si bien es el plato griego por excelencia, se come en todos los Balcanes, y en Albania lo ofrecen por todas partes, con berenjenas, carne, salsa bechamel y cubierto con papas. En la costa, los mariscos y pescados son una delicia. También hay buenos vinos (en Albania es una bebida ancestral) y son fan del Raki, su licor de todos los días y pasión que comparten con los turcos. 

Tirana, sus búnkers convertidos en espacios de arte y un restaurante top de nueva cocina albanesa

Volé a Tirana, la capital albanesa. Si bien no es pintoresca per sé, tiene algunas marcas arquitectónicas interesantes de la era otomana, y otras de la fascista y soviética. “Bunk’art”, en el centro, es una iniciativa artística que convirtió refugios anti bombas subterráneos, de la época comunista, en museos; el gobierno y artistas locales han ido bocetando un camino creativo para salir de años oscuros. Leí que hasta hace un par de décadas, el souvenir más común que uno se llevaba de Tirana era un cenicero de alabastro en forma de búnker. El restaurante Mullixhiu es un obligado. Es uno de los representantes más aclamados de la nueva cocina albanesa. Mullixhiu significa “Molino” y su chef Bledar Kola, trabajó un tiempo en el premiadísimo restaurante Noma de Copenhague. El menú más completo de pasos cuesta 15 Euros. 

El mágico pueblo de Theth, entre montañas y cascadas

Alquilé un auto (fundamental, no se puede confiar mucho todavía en el transporte público) y enfilé al norte. El primer tramo es ameno y calmo, pero el último trecho, más surreal, se abre entre hoteles al estilo Wes Anderson y hordas de tránsito de ovejas. La ruta hasta Theth – el pueblo de montaña más célebre del país y un refugio, hace siglos, para los albaneses católicos -, es zigzagueante e intensa. ¡No apta para vertiginosos! Esta localidad se erige en un parque nacional y se ve ínfima rodeada de montañas de una inmensidad inconmensurable. La caminata al Blue Eye, Ojo azul y “Syri i Kaltër” en albanés, es un imperdible total: una caminata de una hora en pendiente, que acaba en una cascada de agua cristalina, helada, pero refrescante y profundamente hermosa. La cascada de Grunas, un salto de treinta metros de altura, declarado Monumento Nacional y sobre el que casi siempre se forma un arcoiris. 

El «Caribe» albanés, playas imbatibles y la griega Corfú, ahí nomás

Sin duda, uno de los puntos más pintorescos de la “Riviera Albanesa” es Dhërmi, con un casco histórico que impacta. El monasterio “Manastiri i Shën Marisë”, que data del 1600, es una de sus joyitas. A su vez, las playas, ubicadas a unos diez minutos en auto, y veinte a pie, son un ensueño cristalino: Palasa, Dhërmiu y la imponente Gjipe Beach. A esta última, se llega solamente a pie: hay que estacionar en el camping y caminar unos 30-40 minutos hasta la playa que se esconde entre acantilados y agua turquesa. Inigualable.

Playas como Filikuri y Kroreza, entre otras, son accesibles a través de botes o lanchas que se alquilan en las peatonales de Sarande o de Ksamil. Son paradisíacas y no están súper pobladas. La península de Ksamil es una pequeña bota que se abre al sur de Albania, como parte del Parque Nacional Butrint, y se la conoce como “el Caribe albanés”. Las playas no son particularmente solitarias sino que pueden estar estalladas. Opciones como “Edon-Bina” son perfectas para evitar las multitudes. A tan solo media hora en Ferry desde Sarande, se llega a Corfú, una de las islas griegas jónicas más populares. Flanqueada por dos imponentes fortalezas, la ciudad de Corfú es un encanto. Mis playas favoritas de Korfu fueron Mirtiotissa y Bobbyvip ¡Ambas nudistas!

Así que ya saben: el verano europeo no sólo es Ibiza, Cerdeña o Croacia. Albania, enigmática pero amable y en el mejor momento para visitarla, también merece estar en la lista, y además de sorprenderlos, va a ser un buen negocio.

///

Las fotos y videos de nuestras coberturas y notas de MALEVA las hacemos con los equipos de MOTOROLA Edge 30, Moto g200 5G, Moto g52 y moto g41.

///

Foto destacada: gentileza Unsplash (PH Xhulio Selenica) – Foto restaurante: gentileza Mullixhiu