¡Hola ¿Cómo están? Bienvenidos a Arte en Estado de Shock. Mi objetivo con este blog en MALEVA, que lanzo en este instante, es acercarlos al mundo del arte contemporáneo, entender lo que está sucediendo hoy, dando a conocer espacios, artistas, curadores, gestores y medios que generan proyectos interesantes y que potencian con mucho esfuerzo el crecimientos de un mercado que está en ebullición. Lo que quiero decirles – atentos – es que no hace falta saber mucho para acercarse al universo del arte: sólo animarse a probar, mirar, conocer y tener la mente abierta. En este, mi primer post, quiero hablarles de una muestra que merece que le prestemos atencion.
«Bienvenidos a Arte en Estado de Shock. Mi objetivo con este blog en MALEVA, que lanzo en este instante, es acercarlos al mundo del arte contemporáneo. No hace falta saber mucho para acercarse al universo del arte: sólo animarse a probar, mirar, conocer y tener la mente abierta. En este, mi primer post, quiero hablarles de la muestra en REA One Day Gallery (dirigida por Sebastián Muñoa) que reúne a Alexandra Kehayoglou y Alejo Musich.»
Siempre que puedo intento ir a inauguraciones, en especial si se trata de curadores, espacios y artistas a quienes conozco y valoro su obra, me gusta seguir sus carreras y saber por dónde se dispara su trabajo. En este caso fui a ver “Lo que la noche le cuenta al día” una muestra organizada por Sebastián Muñoa director de Rea, One Day Gallery en Net (Godoy Cruz 1740, Palermo, CABA) y que reúne a Alexandra Kehayoglou y Alejo Musich, dos artistas que dialogan con una temática similar pero a través de metodologías diferentes, él desde la pintura y ella adoptando la técnica textil heredados de su familia. La obra de ambos posee un tinte clásico, ya que como varios artistas visuales de esta última década, se interesan por temáticas tradicionales que forman parte de la historia del arte desde hace siglos. En este caso se trata del paisaje, sin lugar a dudas uno de los temas predilecto desde el principio de los tiempos y que tiene que ver con la necesidad del hombre por conectarse con el universo que lo rodea.
Muchas veces me pregunto qué es lo que comparten los artistas de esta generación y me cuesta ponerlo en palabras, sin embargo hace poco redescubrí un texto escrito por Laura Batkis en 2009 para la muestra “Grupo Doble Cero”* que curó en la Fundación Klemm y que me permitió esclarecer algunas dudas. En esa ocasión ella hizo una selección de doce artistas con los que lograba explicar -y esto es una apreciación personal- a grandes rasgos a la generación que hoy conforma parte del mercado contemporáneo local y que bien podría explicar el espíritu de la obra tanto de Alex como de Alejo. Batkis sostiene que ellos utilizan al arte “como refugio y la obra como un lugar donde se repara el destierro del lenguaje verbal. La imagen como territorio y patria que alivie el desierto afectivo de la comunicación tecnológica. El aislamiento positivo de la soledad del taller para resistir el capitalismo en red que promueve el vacío de las conexiones liquidas”.
Ambos comparten muchas de estas características. Para empezar el proceso de creación es muy intimista, ella se encierra en la fábrica de alfombras, él en su taller y aislados de la realidad crean su propia realidad, que en parte proviene de los recuerdos pero que también es producto de la imaginación de cada uno –mundos solitarios, silenciosos y misteriosos- donde los animales de Musich se entremezclan con los bosques de Kehayoglou, conviviendo en perfecta armonía.
«Ambos comparten muchas de estas características. Para empezar el proceso de creación es muy intimista, ella se encierra en la fábrica de alfombras, él en su taller y aislados de la realidad crean su propia realidad, que en parte proviene de los recuerdos pero que también es producto de la imaginación de cada uno -mundos solitarios, silenciosos y misteriosos.»
La búsqueda por la perfección técnica es adquirida a través del conocimiento y la práctica con largas horas de trabajo para acercarse a las formas de un hacer casi artesanal. Alejo incursiona en la pintura, el dibujo, el arte figurativo, introduciendo elementos propios del postimpresionismo y el expresionismo alemán. En ambos hay una necesidad, quizás inconsciente, por mirar al pasado y tomar aspectos de la tradición pictórica para hablar del presente. En el caso de Alex eso tiene un doble sentido, ya que crea su obra a través del legado que hereda de su abuelo, con el que conformó un negocio familiar que aún hoy perdura. Ella re-visita su historia y se conecta con sus raíces más profundas (quizás por eso trabaja tanto con la imagen del árbol) para aprender a hacer los tapices y las alfombras que dan vida a estos paisajes que se salen de la pared para invadir el espacio. Además juega con la textura y el tacto por lo que las piezas están hechas para tocar y no solo mirar. Otro aspecto interesante es que estos espacios son reminiscencias de los entornos naturales que la rodearon en momentos de felicidad a los largo de su vida. Nuevamente está presente la importancia del recuerdo.
El trabajo de Alejo por otro lado genera una sensación de misterio e incertidumbre, sus figuras de animales son impecable y las líneas que las conforman (que solo puede adquirirse dominando la técnica del oleo a la perfección), transmiten una sensibilidad que trascienden, impactando por su belleza y melancólica.
Es interesante la propuesta curatorial que crea un acercamiento entre dos artistas que intentan explicar (al igual que tantos otros a lo largo de la historia) desde una mirada absolutamente personal y con herramientas disimiles, a este universo natural que por momentos ignoramos pero que no debemos olvidar que es más poderoso y perfecto que el hombre que la habita y que quizás por eso sentimos que debemos valor y homenajear.
*http://www.fundacionfjklemm.org/Muestras/Muestras_anteriores/2009/Grupo_Doble_Cero_-_Curadora_Laura_Batkis_-_Agosto_Septiembre