Entro al taller y lo primero que veo es un lugar lleno de colores, la música al palo y la sonrisa gigante de Elisa Insúa. Al igual que en las obras, Elisa «Naranja Metalica» es puro color, pura textura y pura vida. Su pelo largo, un collar gigante y su remera de todos los colores hacen que se camufle a la perfecciómn con sus obras que hay en el taller. La artista plástica de 24 años emana energía y vitalidad, esto claramente lo plasma en sus obras, de las cuales ya lleva vendidas más de 50. Con el mundo por delante, Elisa es una artista ya conocida a nivel internacional. Su estilo pop y glamoroso es furor. Maleva charló de todo con ella.
¿Cual fue tu primera obra?
La verdad, siempre me gustó el arte. Desde chiquita, pintaba el teléfono con lo que encontraba, pegaba stickers por todos lados. En el colegio a los 15 años tuve que hacer el examen IB de arte, y empecé a investigar. Arranqué a hacer obras con lo que encontraba en mi casa inspirada un poco en Berni y Jorge de la Vega, que hacían ensamblaje. Así que lo que hice fue un billete de 2 pesos argentinos con la cara de Mitre, pero tenía además dos caras, de una lira y una peseta, hablando un poco de la identidad argentina y su población. Desde ahí seguí por esa misma línea, pop, colorida, a modo de collage.
¿Y ahí te diste cuenta que querías ser artista?
¡No! ¡Ahí quería ser de todo! Quería ser abogada, estudiar medicina, quería estudiar diseño industrial y medio por presión familiar cuando terminé el colegio me metí en la Di Tella y empecé a estudiar economía pensando en que me iba a servir para todo lo que hiciera y la verdad es que me gustó mucho, no me arrepiento de haberla estudiado, así que a los 21 años ya me había recibido.
¿Y durante la carrera seguías con las obras?
Sí, bastante relajado pero seguía, un día un amigo de la facultad me sugirió que suba fotos de las obras a Facebook y mucha gente se empezó a interesar y lo adquirí como hábito, de forma automática las publicaba y así seguí toda la carrera.
«Trabajaba tres veces por semana en la oficina y dos veces por semana en el taller, y los fines de semanas también trabajaba en el taller, y después de la oficina también seguía con las obras, entonces en un momento dado dije ‘hasta acá llegue, quiero dedicarle todo al arte, me gusta, me motiva’. Largué la oficina y me fui dos meses a China de vacaciones.»
¿Y una vez que terminaste la carrera que hiciste?
Trabajé un poco en Disney y después me fui a Ideame, eso me sirvió mucho porque tenía contacto con creativos, con artistas, con gente que quería empezar sus propios proyectos. Y ahí fue cuando empecé a exponer mas fuerte en lugares más copados, vender más obras, y fue un momento donde tuve que decir «bueno, trabajo 3 veces por semana en la oficina y 2 veces por semana en el taller», y los fines de semanas también trabajaba en el taller, y después de la oficina también seguía con las obras, entonces dije «hasta acá llegue, quiero dedicarle todo al arte, me gusta, me motiva». Largué la oficina y me fui dos meses a China de vacaciones.
A China ¿Por qué China?
Un poco fue porque geopolíticamente era como entender la otra mitad del mundo, la mitad del rompecabezas, el sistema comunista capitalista, quería saber qué arte se estaba haciendo allí. Me llamó mucho la atención la relación que tiene la sociedad con el consumo, era una sociedad muy religiosa y tradicional y vino Mao y barrió con todo eso y de repente fue meter el capitalismo dentro del comunismo y ahora la gente te dice: “nuestra religión es el dinero”.
¿Vos como artista qué te llevás de cada viaje?
Un poco la vibra que hay en el aire, qué esta pasando, qué están pensando las personas que están ahí, esas energías me gusta captar. Y por sobre todas las cosas, la iconografía de cada lugar.
Una de tus obras es un gatito chino…
Si, bueno justamente esa obra habla del lado oscuro de la ambición, está tan lleno de oro que no se puede mover. Es como el relato del Rey Midas, es un gato que de tanto desear el dinero, lo obtuvo y se quedó tan lleno de oro que quedó inmóvil, le congelé la mano, de eso habla un poco la obra.
¿Como tu obra del billete con la cara de Mao?
Es que una de las cosas que más me llamó la atención en China es la cantidad de porquerías que se venden, vas a mercados con galpones gigantes con columnas altísimas llenos de producción de porquerías de plástico baratas, que fabrican y fabrican y fabrican y abastecen el mundo entero. Muchas cosas son como estas (señala el cuadro). Es el motor de su economía, fabrican cosas baratas que les venden al mundo entero.
«En realidad las ideas se me ocurren cuando estoy manejando, cuando estoy bañándome , aparecen en la mitad de la noche cuando me levanto para ir al baño, en el momento en el que se me ocurren las anoto en mi cuadernito, siempre en general trabajo con temas relacionados al poder, la ambición, la fama y el capitalismo.»
¿Cómo es el proceso creativo que llevás a cabo para hacer una obra?
En realidad las ideas se me ocurren cuando estoy manejando, cuando estoy bañándome, aparecen en la mitad de la noche cuando me levanto para ir al baño, en el momento en el que se me ocurren las anoto en mi cuadernito, siempre en general trabajo con temas relacionados al poder, la ambición, la fama y el capitalismo. Tengo miles de ideas anotadas en el cuadernito y cuando termino una obra digo «ahora con qué sigo», y me pongo a leerlas. La que me llama más la atención la boceto, le tomo las medidas, pido las maderas y ahí la dibujo sobre la madera y en algunos casos pienso qué voy a usar, como a Susana Gimenez que le hice toda la piel con corchos de champagne y el pelo con perlas.
¿Dónde conseguís tantos materiales?
Depende de las obras, en general son bienes de consumo masivo, en otros casos como el mapamundi que estoy haciendo, pienso específicamente qué material quiero para cada parte de la obra por ejemplo en Italia una cruz cristiana, en Estados Unidos una dona. La búsqueda del material es muy desgastante, al principio eran cosas que encontraba en casa, después los amigos de mi novio, mis amigas, me empezaron a juntar las cositas que les sobraban en sus casas, ya las tengo entrenadas. Y armo campañas por Facebook, me escribe bastante gente y ahora lo que estoy tratando de hacer es poner puntos de recolección, donde la gente pueda llevar sus materiales, ya hay uno en San Isidro y ahora estoy abriendo otro en Palermo. Está buenísimo porque después van a las muestras y encuentran sus cosas que ya son parte de una obra.
¿Cuánto tiempo promedio tardas en hacer una obra?
En general dos semanas y media, si trabajo rápido, ya con todo el material recolectado.
Vi que hiciste una obra para Google ¿Cómo es hoy por hoy tu relación con las marcas?
Estoy tratando de hacer la menos cantidad posible de trabajos para marcas, porque no es tan interesante y ya hice bastantes. Hice para Coca-Cola, para Petrobras, Google. Estoy tratando de hacer únicamente las obras que me dan libertad, por ejemplo hice una obra para Adidas y me dijeron «estamos sacando este tipo de zapatillas, hacé lo que quieras». Y me salieron muy bien porque me dieron libertad, pensé el concepto que quería y listo. Me cuesta un poco el tema marcas, me gusta, me halaga cuando me vienen a buscar pero cuando me dan libertad.
«Estoy tratando de hacer la menos cantidad posible de trabajos para marcas, porque no es tan interesante y ya hice bastantes. Hice para Coca-Cola, para Petrobras, Google. Estoy tratando de hacer únicamente las obras que me dan libertad.»
¿Cual fue la primera obra que vendiste? ¿Cómo fue?
Estaba todavía en la facultad y quería exponer en Arte Espacio y tenía que pagar, creo que en ese momento eran mil pesos y yo era estudiante no tenía plata no lo iba a poder hacer y en ese momento una de las minas de Arte Espacio me dijo que le encantaban mis obras y que me compraba una. Con esa plata me pagué el stand. Ahora la amo, se llama Teresa Tedin. Esa fue mi primera venta, un retrato de San Martín todo hecho con pastas, se llamaba San Martin a la Boloñesa.
¿Cuál fue la obra a la que más amor le pusiste?
A la del billete del dólar, que se la llevó un coleccionista a Houston. Me gustó el proceso de hacerla, a dónde fue a parar, el texto que escribí que hablaba de que todas las cosas que componían la obra eran cosas que la gente había deseado, que había ido a comprar voluntariamente, y que después habían sido descartadas, marcar todo lo que hay en ese ciclo de consumo, también hablaba del ícono del billete del dólar, la fuerza que tiene como moneda dominante en el mundo entero y un análisis de el sacrilegio que es poner en un billete: In god we trust, como que es contradictorio.
Vamos con una pregunta un poco más filosófica y de introspección … ¿Dónde te ves en 10 años?
Idealmente haciendo obras bastante ambiciosas con un buen equipo, para espacios públicos, obras con mucho vuelo, sin restricciones de tiempo, de plata y de lugar. También viajando mucho, exponiendo en diferentes partes del mundo y tengo ganas de estudiar arte en Estados Unidos. Me gustaría en algún momento de mi vida vivir en Shanghái, es un lugar donde todo puede suceder.
«La obra que más me gustó hacer fue la del billete del dólar, que se la llevó un coleccionista a Houston.»
¿Te consideras una artista institucional o un artista comercial?
Me gustan los dos en realidad, me parece que lo ideal es cabalgar entre las dos cosas, que algo que puedas hacer se pueda vender y estar en una casa de un particular, un coleccionista, pero que también te puedan pedir una instalación gigante para un museo y que al mes siguiente se desarme.
¿Sentís que sos una artista que se reinventa?
Sí, la verdad que sí, si no me aburro. El año que viene se cumplen diez años de que estoy haciendo este tipo de obras, con este tipo de técnica, y pensé en sacar un libro de estos diez años.
¿Dónde están todas esas obras?
Todas vendidas, no me suelo quedar nada, ya me voy a hacer algo para mí. Hasta mis collares, todas las joyas que tengo terminan siendo parte de las obras y así como llegaron así como se van.
«Todas mis obras están vendidas, no me suelo quedar nada, ya me voy a hacer algo para mí. Hasta mis collares, todas las joyas que tengo terminan siendo parte de las obras y así como llegaron así como se van.»
¿Cuándo vamos a poder ir a ver tu propia exposición?
Estoy apuntando a Mayo del año que viene, todavía tengo que cerrar el lugar, pero ya se van a enterar.Nos despedimos con un beso-semi abrazo, como si nos conociéramos desde siempre y me voy con una sensación linda, que bueno saber que esta chica de solo 24 años percibe y disfruta de un mundo de todos los colores, tamaños y texturas.