En la ciudad de Salta siempre estás antojado de empanadas. Una voz interna te taladra: quiero ya comer empanadas, dónde voy a comer empanadas esta tarde, ya tengo hambre de nuevo de empanadas. Y eso – que el lugar te de hambre -, es un plus enorme para cualquier destino. Ciudad donde se come bien, ciudad que te cae bien. Con esa voz que me autoreclama saciarme de empanadas, me tomo el teléferico del cerro San Bernardo y mientras voy subiendo en una cabina con una vista gloriosa de toda la ciudad y de las montañas verdes que la rodean pienso que Salta es una ciudad argentina excepcional: que si bien es MUY argentina (y orgullosa de serlo y tradicionalista como pocas) no es ni por asomo la típica ciudad argentina.
¿Cuántas capitales del país están en un valle rodeado de cerros con selvas exhuberantes como si estuvieras en Caracas o Bogotá? ¿En cuántas podés hacer el plan romántico de película con trama en California de ver las lucecitas infinitas de la ciudad desde un mirador? ¿En cuántas la historia colonial está tan presente en las costumbres y en la arquitectura? Además, tiene dos otros aspectos que llaman la atención. Es una ciudad ordenada y prolija, llena de casas residenciales como si hubieran trasladado a los chalets de Olivos al valle de Lerma (de arriba se ve naranja por la cantidad de tejas, chequeen el Google Earth). Y lo segundo: es una ciudad en plena efervescencia, con restaurantes innovadores que exploran la gastronomía andina, con nuevas barras, con peñas que se animan a salir del formato clásico para turistas, con locales que te alquilan motitos trendies para ir a pasear por la naturaleza cercana o bicis muy cancheras para recorrer los barrios, y hasta hay foodtrucks…¡De empanadas! A continuación, ocho panoramas imperdibles de una de las ciudades con más personalidad del país.
Me animo a proclamar (y defender) la siguiente máxima: una empanada salteña mediocre es mejor que una buena empanada porteña. Es fácil de comprobar. Acá tienen la fórmula empanadera de la Coca Cola. Casa de empanadas a la que entrás, casa de empanada en donde comés empanadas jugosas, con una masa impecable (mucho más consistente que las de Buenos Aires), y con esos distintivos puntos negros quemaditos que son señal de buena cocción. Al picante lo traen siempre aparte, en cazuelitas y le agregás cuanto quieras con una cucharita. Ahora bien, hay cinco casas de empanadas que se destacan por sobre el resto y que según nos confirmaron fuentes salteñas sabedoras del asunto no fallan nunca: La Criollita (Zuviría 306), Doña Salta (Córdoba 46), El Buen Gusto (O´Higgins 575), El Patio de Las Empanadas (Avenida San Martín, esquina Esteco) y Roque García (Av.Entre Ríos 1990). Coordenadas a las que van a comer empanadas los propios salteños. En la Criollita el hit son las de carne y las de queso (también está muy bien su estofado de cordero) y a la salsa picante la preparan picante en serio. En Doña Salta apunten a las empanadas de charqui que es una carne típica del norte, que se estacionó en salmuera al sol. Muchos salteños aseguran que en El Buen Gusto preparan las mejores empanadas de la ciudad. Su buena fama es compacta. Este local tiene más de cuarenta años. Las empanadas de carne son excelentes y la carne es cortada a cuchillo. El único «pero» es que a veces hay bastante cola. El Patio de la Empanada no es un único restaurante sino un espacio tipo colonial con varios puestos y mozas dispuestas a convencerte a los gritos de que pruebes las de su puesto. De pollo, carne, charqui, queso, choclo y jamón y queso. Es un lúgar óptimo para darse una panzada y los precios son muy amistosos. Las más aclamadas son las fritas de carne o charqui. Lo de Roque García es famoso por sus picadas de fiambres y por sus empanadas hechas en horno de barro. El dato es que también es vinoteca: nada mejor que acompañar una de las mejores empanadas del mundo (¡estamos hablando del top 5 de empanadas en Salta!) con un vinito de altura cafayateño.
Aún viven cuatro frailes franciscanos en este templo cuyo primer edificio data de 1625 y que tiene la torre campanario más alta de Sudamérica (54 metros). Desde hace unos pocos meses que en este lugar empezaron a hacer unos recorridos nocturnos que se convirtieron en todo un fenómeno de convocatoria. Son a la luz de la vela para recrear la atmósfera de la basílica hace unos siglos. De fondo, suena música barroca. Atravesás pasadizos ocultos, conocés el taller secreto del artista italiano (Luis Giorgi), quien refaccionó todo el templo en el siglo XIX, el lindísimo patio central de estilo español con su reloj de sol que tiene más de siglo y medio, la sala de música que tiene un armonio del siglo XVIII con el que los franciscanos evangelizaban a los indígenas, una sala donde hay reliquias de Tierra Santa y antigüedades etruscas, una sala de arte cusqueño con pinturas de la escuela de Potosí de la época de la colonia, una escalera en la que te van explicando la historia de los hermanos franciscanos en América, desde el desembarco con Cristobal Colón hasta su llegada a la zona de Salta. Vale la pena. Onda mística y de misterio. (Las visitas guiadas al museo en el mes de Julio se van a realizar de lunes a sábados de 11 a 19 horas – cualquier información se encuentra en la página oficial www.conventosanfranciscosalta.com).
En el centro de la ciudad hay bastante tránsito pero igualmente no deja de ser una ciudad genial para conocer en bici. Tiene la escala perfecta y moverse en bici se está poniendo cada vez más de moda. Al punto que están construyendo decenas de kilómetros de ciclovías y en agosto inauguran su propio sistemas de bicis públicas que se va a llamar Metrobici y contará con varias estaciones. Los chicos de la organización Anda La Bici (que promueve la bicicletización de Salta) organizan bicicleteadas. La Comué es un «almacén de bicicletas» en donde arman y restauran bicis (con diseños tipo hipsters y vintages) y también alquilan bicis (con casco, luces reglamentarias y candado). Salta Friendly propone recorridos con guía por circuitos predeterminados. El más completo dura cuatro horas y se recorren doce kilómetros (incluye ascenso y descenso del teleférico), audio guía en el mercado artesanal, etc. Si alquilan bicis, un clásico es pedalear hasta San Lorenzo, que es una villa bucólica en medio de la vegetación de las yungas salteñas. Otra opción que está muy bien si te da fiaca hacer ejercicio es el tour de la ciudad en motoneta que organiza Dask Travel. Dura alrededor de tres horas.
La Capac Cocha (obligación real en quechua) era uno de los rituales más trascendentales del Imperio Inca. Se realizaba en honor al dios Viracocha e incluía el sacrificio de chicos que eran llevados hasta las cumbres de los cerros y volcanes más altos de los Andes (lo más cerca posible de Inti, el dios del Sol) y eran abandonados allí. Algunos eran previamente asesinados, otros morían de hipotermia. En el MAAM se encuentran los «Niños del Llullaillaco», o sea, los cuerpos de tres chicos incaicos que se encuentran muy excepcionalmente conservados y que fueron hallados en la cima del volcán Llullaillaco, en 1999, a 6739 metros sobre el nivel del mar. El Niño tenía siete años de edad, la Niña del rayo seis, y la Doncella (así se los denominó) era una adolescente. El museo es moderno y muy didáctico. Los cuerpos se exponen en una cápsula a baja temperatura que funciona con el proceso de criopreservación. Al margen de la importancia arqueológica, ver a estos chicos es súper movilizante porque de tan bien conservados parecen dormidos. Puede que se te humedezcan los ojos.
Sobre la calle Pueyrredón (y alrededores), entre las calles Santiago del Estero y Leguizamón, en el último tiempo abrieron varios restaurantes y bares que se destacan por el nivel y originalidad de sus propuestas y que están convirtiendo a la zona en el nuevo imán foodie de Salta. Dandy Bar and Grill está en Pueyrredón 480. Al frente están los chefs locales Tomás Correa de la Serna y Ramiro Pérez Zapiola. No abre durante el día y combina una muy buena barra y una gastronomía no muy rebuscada pero de calidad (desde bondiola braseada hasta cazuela de mariscos). Hay tragos de autor, una muy buena selección de whiskys, bartenders invitados y distintos ciclos de DJ sets. Cerquita, otra coordenada que combina la posibilidad de comer bien e ir de copas es Meet (Belgrano 267). Aquí la carta es más sofisticada (ceviches de salmón, mollejas confitadas, etc) y tiene toques regionales (como sus empanadas de quinoa y queso de cabra). Además son fans de la coctelería de autor y tienen una buena selección de vinos salteños. Abrió en mayo, nuevito. Otro restaurante nuevo con mucha onda es Vihú, en Balcarce 658, que tiene la particularidad de que el estilo de cocina varía dependiendo del día. Por ejemplo, puede que un viernes la temática sea cocina asiática y se luzcan con sushi y woks, el jueves puede estar dedicado a Italia y te encuentres con platos de agnolottis, el martes toca noche mexicana y salen tacos y enchiladas. Y el domingo puede haber asado en cruz. «Cocina de todo el mundo», explican. A cargo está el chef salteño Juan Cabrera.
Este es un restaurante con una propuesta muy gourmet que se especializa en lo que ellos denominan «cocina de altura», lo que entraría en la categoría de cocina andina con énfasis en sabores e ingredientes precolombinos. Llama, trigo morado, quinoa, amaranto. El carpaccio de llama, las truchas de los deshielos de Yala y el medallón de cabrito, son tres de sus platos estrella. También tienen una lograda carta de vinos de viñedos de más de dos mil metros de altura. Funciona en una casa reciclada de siglo y medio, en la esquina de Mitre y Necochea (centro de la ciudad). La carta fue diseñada por su dueño, el chef Claudio Otaegui (dueño también del restaurante de cocina andina Viracocha, con sede en Salta y Cachi), y el chef a cargo de la cocina Javier del Monte. José Balcarce fue fundado hace doce años por el chef Abelardo “Lalo” Angelina y fue pionero, impulsor y referencia (aún hoy) de la cocina del andina del siglo XXI en el norte argentino.
Ímaginense: un food truck de empanadas que gira por la capita salteña y te informa por sus redes sociales en qué ubicación va a estar. Eso es Doce Empanadas. ¿Gustos? Doce obviamente. Pero no cualquier gusto. Están los clásicos infaltables como carne o queso, pero también innovan y tienen empanadas de malbec (ajá), de panceta y hongos, tres quesos, espinaca y quesos, etc. El estilo es híper salteño (con lunares quemaditos).
Acá no hay un show armado para turistas. En esta vieja casona en las afueras de la ciudad van grupos de amigos, con instrumentos (guitarras y bombos), improvisan y sale lo que sale. Folklore auténtico en cada una de sus habitaciones, salones y patios. Para emocionarse con alguna zamba, o bailarse alguna chacarera mientras te tomás un torrontés y te comés una empanada (también hay parrillada, locro y humitas). ¿El secreto de los locales? La sangría. Refrescante y clave para desinhibirse.
Top top en el hotel Alejandro Primero, el edificio más alto de Salta. Un cinco estrellas a pleno, con spá (desde piscina climatizada hasta sala de masajes), gimnasio, habitaciones muy modernas y amplias (con vistas geniales y camas king size), un desayuno perfecto y muy abundante que combina el estilo continental y el americano con pastelería y panadería propia. Su restaurante Mesón de la Plaza es una de las propuestas gastronómicas más gourmet de Salta. Atención muy dedicada, platos bien presentados. El locro, como no podía ser de otra manera, es excelente. Otros alojamientos de primer nivel son las Design Suites, el Sheraton de Salta, y el Ayres de Salta (más tipo boutique).
Fotos: gentileza lugares mencionados, gentileza Ministerio de Turismo y Cultura de la Provincia de Salta y Santiago Eneas Casanello
Producción: Destino Argentina, Ministerio de Turismo de la Nación, Ministerio de Turismo y Cultura de la Provincia de Salta.