PERSPECTIVA M
Michelle Parisier, Zelmira Frers y Julieta Barrionuevo: “No tenemos límites”
Las tres creadoras del estudio Machimbre creen en la fusión de disciplinas como el futuro del diseño. Una charla sobre colaborativismo, creatividad, artesanía y el ímpetu de la juventud como motor.
Por Vicky Guazzone di Passalacqua
Parecía un concepto difícil de insertar en el mercado. Una utopía bella, digna de mentes jóvenes, pero utopía al fin. Sin embargo, en apenas dos años y medio, Machimbre ya ha cosechado loas en Casa FOA, ventas varias con sus sillas y lámparas artesanales, elogios a sus producciones de moda y distintos trabajos de arquitectura y diseño. Lo que al inicio sonaba extraño hoy comienza a pisar fuerte. Y el concepto de un “estudio multidisciplinario” que aúna arquitectura, diseño interior, fotografía, dirección de arte y diseño de muebles es tan reconocido como buscado. La tríada al mando está compuesta por Michelle Parisier (27) y Zelmira Frers (27), arquitectas, y Julieta Barrionuevo (24), fotógrafa y directora de arte. Tres mentes jóvenes y enérgicas, con mil ideas en ebullición y un perfecto -y muy cálido- caos creativo en su espacio de trabajo, donde sucedió la charla con MALEVA. Por estos días, además, en sintonía con su espíritu colaborativo, se unió al equipo Manuel Bustamante (24), un artesano con amor por las maderas recicladas y rústicas que dio vida a varias de las lámparas insignia del estudio.
¿Por qué Machimbre?
Michelle: Machimbre es la unión de la madera, y nosotras somos la unión de distintas profesiones. Mucho machimbre arma una superficie, y a la vez es un sistema constructivo, entonces era una palabra interesante para usar. Tampoco queríamos identificarnos por nuestros nombres, para poder tener la libertad de sumar luego más gente.
¿Cómo nació el proyecto?
Michelle: Con Zelmira estudiamos juntas. Y cuando nos recibimos, en el 2012, las dos estábamos con ganas de hacer algo independiente. Habíamos trabajado para otros profesionales y teníamos el ímpetu de crear lo nuestro. Y un amigo nos presentó a Julieta, que estaba con la misma energía y foco. Ella venía de Córdoba, estaba estudiando Dirección de Arte y Fotografía y pensaba de la misma manera. Desde el primer minuto hubo sinergia para crear este laboratorio de ideas, prácticas y servicios.
«Michelle: Machimbre es la unión de la madera, y nosotras somos la unión de distintas profesiones. Mucho machimbre arma una superficie, y a la vez es un sistema constructivo, entonces era una palabra interesante para usar.»
¿Cómo describirían el concepto de lo que hacen?
Zelmira: Por esa época se venía respirando esta idea de que el colectivo de diseño, la suma de mentes y la diversidad de conocimiento generan un resultado más original y una búsqueda interesante, más cercana a las necesidades de la gente de distintos puntos de vista. Y nosotras, al haber estudiado distintas carreras y unirnos, nos sentíamos dentro de esa corriente. Generar esta interacción entre personas que hagan cosas distintas, que comparten conocimiento, aportan de lo suyo y están siempre buscando nuevos proyectos fue nuestro leit motiv.
Julieta: Inevitablemente, cuando uno estudia y se forma, tiene una manera de pensar dentro de cierta estructura. Y en Machimbre, nosotras todos los días trabajamos en algo distinto y tenemos un canal de pensamiento diferente. Eso hace que el proceso creativo sea muy enriquecedor, y el resultado final sea diverso y original.
Michelle: Yo tengo la utopía de diseñar completamente todo en una casa. Hacer desde la fundación hasta los muebles. Y creo que Machimbre en algún momento va a lograr hacerlo.
«Michelle: No podría describir el estilo Machimbre con una palabra o ejemplo, pero hay situaciones en las que nos encontramos con artistas o creadores tan en sintonía que solemos decir “esto es muy Machimbre”
¿Cómo definirían la visión y estética del estudio?
Michelle: No podría describir el estilo Machimbre con una palabra o ejemplo, pero hay situaciones en las que nos encontramos con artistas o creadores tan en sintonía que solemos decir “esto es muy Machimbre”. Con Manuel nos pasó eso, vimos sus lámparas y fue inmediato. También tenemos un blog llamado “Machimbrarte”, donde reflejamos todas nuestras influencias.
Julieta: Hay un intangible difícil de describir, pero que se siente en la manera de pensar de alguien. Uno de nuestros proyectos donde se notó más nuestra sinergia e idiosincrasia fue cuando hicimos Casa FOA, hace dos años y medio [n. de la r.: hicieron una cocina y lavadero creados a partir de una estructura de líneas de hierro, muy conceptual].
Michelle: Hicimos algo totalmente revolucionario que dio que hablar, y que simbolizaba la mezcla perfecta entre arquitectura y dirección de arte. Tuvimos un resultado muy inesperado, que sorprendió a profesionales que venían con muchos años de carrera.
¿Y cómo se dan los roles entre ustedes?
Julieta: Por lo general, el proceso creativo, más allá de la rama de donde venga el proyecto, es compartido por las tres. Después, por cuestiones lógicas y para capitalizar el tiempo, una es líder de un determinado proyecto. Eso se divide de acuerdo a capacidades, intereses o ramas.
«Zelmira: creo que es valorable haber empezado de tan chicas, con una visión de cómo nos gusta que sean las cosas.»
¿Cómo se complementan?
Julieta: Michelle es muy expeditiva y práctica. Resuelve, tanto en pensamiento como en acción. Zelmira es una persona con un nivel de pensamiento, conexión y sensibilidad muy grande hacia los materiales y las personas.
Michelle: Julieta aporta algo muy pragmático, es la que sabe si se puede o no hacer. Y además tiene un gran ojo estético que la arquitectura a veces no te da. Yo salí de la facultad y mi mente era un ángulo recto. Y eso buscamos en Machimbre: salirnos de nuestra profesión para ver cómo se puede aplicar en otra, y después volver.
Zelmira: Para mí las dos son una bajada a tierra, una forma de ejecutar las cosas. Ambas están muy compenetradas con la estética y el resultado final. Julieta es además la más alerta hacia el exterior, y su ojo estético da paz, porque sabemos que todos los proyectos van a estar siempre bien presentados y terminados, además de tener sentido conceptualmente.
¿Hoy salen a buscar clientes o los clientes las buscan a ustedes?
Julieta: Nos buscan a nosotras.
Zelmira: Todavía no hemos pasado a esa etapa proactiva. Al principio, al presentar este concepto de estudio multidisciplinario, pensamos que era muy difícil de hacerlo entender, pero sabíamos que debíamos demostrarlo con un portfolio con distintos trabajos. De hecho, empezamos teniendo una obra de arquitectura, seguimos participando de un concurso de diseño con una silla, luego con unas fotos para una marca de ropa y después empezamos a tener pedidos de transformaciones de showrooms o espacios.
«Michelle: diría que si hay una palabra que nos define es libertad. Porque todo nace porque quisimos pensar y hacer libremente. Hasta nuestros mejores trabajos se dan cuando el cliente también tiene esa libertad mental para dejarse llevar por lo que le estamos proponiendo.»
¿O sea que el concepto se entendió bien desde el principio?
Julieta: Creo que se entendió bastante más de lo que creemos, sobre todo para ser un concepto tan innovador y un estudio sin una competencia directa. Estamos creciendo un montón, y ahora queremos acomodarnos también para salir a buscar más clientes. Por eso nos gusta esta filosofía de colaboración.
¿En qué están trabajando ahora?
Michelle: Lo último que hicimos fue la instalación de la vidriera de Farinelli, que fue un prelanzamiento de nuestro nuevo producto, la Lámpara Sombrero. Es un objeto llevado a otra función, un sombrero que se usó para iluminar. Me parece muy romántica la idea. Surgió a partir de un lote de sombreros hechos a mano, de mimbre, que encontramos en un barrio de Buenos Aires.
«Michelle: Lo último que hicimos fue la instalación de la vidriera de Farinelli, que fue un prelanzamiento de nuestro nuevo producto, la Lámpara Sombrero. Es un objeto llevado a otra función, un sombrero que se usó para iluminar. Me parece muy romántica la idea. Surgió a partir de un lote de sombreros hechos a mano, de mimbre, que encontramos en un barrio de Buenos Aires.»
¿Cuál es el trabajo del que estén más orgullosas?
Michelle: Del estudio en sí.
Julieta: A mí me encanta el momento cuando tenemos que hacer una instalación. Cuando compartimos esa adrenalina de llegar en el tiempo, la manualidad, el estar sin dormir hasta que todo salga perfecto. Para mí, ahí es donde más se refleja el estudio.
Zelmira: Más que el trabajo, rescatamos el momento de hacerlo. Sentir que estás materializando lo que soñaste y proyectaste es el instante más especial.
Emprender no siempre es fácil. ¿Les costó decidir comenzar el estudio?
Zelmira: Yo nunca lo pensé dos veces.
Michelle: Creo que lo estamos pensando ahora, después de tres años…
Julieta: Cuando uno termina de estudiar, es común buscar una cierta estructura y previsibilidad, porque la necesitás por la etapa de la vida. Pero fuimos arriesgadas y lo luchamos en la diaria. Porque mientras un trabajo en dependencia te va haciendo aprender, nosotras aprendimos todo a los golpes.
Michelle: Diría que si hay una palabra que nos define es libertad. Porque todo nace porque quisimos pensar y hacer libremente. Hasta nuestros mejores trabajos se dan cuando el cliente también tiene esa libertad mental para dejarse llevar por lo que le estamos proponiendo.
Zelmira: Creo que es valorable haber empezado de tan chicas, con una visión de cómo nos gusta que sean las cosas. Porque en general, a medida que uno va adquiriendo experiencia y conociendo gente distinta, se va formando una tesis, una forma de pensar, una propuesta de lo que quiere mostrar y llevar a cabo. Y nosotras eso lo pensamos desde el vamos. Nos constituimos con una propuesta concreta.
«Julieta: A mí me encanta el momento cuando tenemos que hacer una instalación. Cuando compartimos esa adrenalina de llegar en el tiempo, la manualidad, el estar sin dormir hasta que todo salga perfecto. Para mí, ahí es donde más se refleja el estudio.»
¿Nada de eso cambió en estos dos años?
Zelmira: Seguramente fue evolucionando. Lo que miramos hoy no es lo mismo que mirábamos antes en cuanto a influencias. Pero sí seguimos manteniendo una línea por la cual la gente nos identifica.
Cuando hacen productos, ¿son personalizados o producen a escala?
Julieta: Hasta hoy nuestros productos funcionan más de manera personalizada y por encargo. Nuestros asientos, por ejemplo, están tejidos a mano por una sola persona, y eso lleva su tiempo.
«Julieta: la idea es llegar a exportar. La apreciación de nuestro producto como algo único, artesanal y autóctono se dio mucho en el exterior.»
¿Y hay un público que paga esa artesanalidad?
Julieta: Por suerte sí. Pero ahora estamos trabajando, con las lámparas Sombrero, en esta línea de iluminación que busca generar un consumo más accesible en tiempo y valor. Eso nos permite desarrollar ambas líneas, las más artesanales y lo un poco más masivo. Valoramos el tiempo de trabajo y lo respetamos, porque consideramos que es el valor principal de nuestros objetos, pero en otros nos gustaría que hubiera más fluidez de venta.
¿Les parece que el futuro del diseño y la arquitectura irá por este lado de retroalimentación entre disciplinas?
Zelmira: Sin lugar a dudas, es casi una tendencia natural. Y cada vez se va a consolidar más. Por lo pronto, está clarísimo que tres mentes son mejores que una.
Michelle: Y no tenemos miedo ni límites. Tenemos muchas ganas de participar en las ferias de Italia con nuestros productos y estuvimos el año pasado en Estados Unidos inspirándonos y buscando clientes.
«Michelle: algo que llamó mucho la atención es nuestra historia detrás del diseño. Y me parece que eso es algo bastante latinoamericano, ese saber explicar de dónde viene tu idea. Los norteamericanos o los europeos son más pragmáticos.»
¿Tienen en mente exportar?
Julieta: Es la idea, pero es difícil armar la estructura para hacerlo. Sin embargo, la apreciación de nuestro producto como algo único, artesanal y autóctono se dio mucho en el exterior.
Michelle: Algo que llamó mucho la atención es nuestra historia detrás del diseño. Y me parece que eso es algo bastante latinoamericano, ese saber explicar de dónde viene tu idea. Los norteamericanos o los europeos son más pragmáticos, quizás están más desarrollados en lo tecnológico y digital, pero no tienen esa pata.
¿Qué sueñan para Machimbre?
Zelmira: Que sea próspero y fuerte más allá de las fronteras.
Julieta: Poder trasladar esto a muchos países y formar este laboratorio con muchas personas.
Michelle: Sueño que Machimbre sea mundial, poder viajar y encontrar estas mentes similares en todas las ciudades íconos del diseño.
