De un monoambiente de 30 metros a un espacio estilo Wes Anderson: siete espacios imperdibles de CASA FOA 2019

Camila Barreiro en un sorprendente espacio inspirado en la lógica Montesori

De un monoambiente de 30 metros a un espacio estilo Wes Anderson: siete espacios imperdibles de CASA FOA 2019. Por Camila Barreiro. Fotos: Carla Nastri.

Recorrer Casa FOA, que este año celebra su 36° edición y se realiza en la sede militar del Círculo Olivos en Av.Libertador 2100, es como visitar varias casas a la vez. Revelar diferentes intimidades, secretos, deseos, sueños. Vivir como otro, soñar como otro. Sentir una experiencia que nos es compartida y nos abre las puertas para buscar. Este año, cincuenta y cinco espacios inspirados en coworking, coliving, instalaciones artísticas, lugares de trabajo, nuevas formas del habitar y espacios tradicionales de la vivienda, fueron las estrellas de una muestra que da ganas de permanecer y volver hogar.

«Este año, cincuenta y cinco espacios inspirados en coworking, coliving, instalaciones artísticas, lugares de trabajo, nuevas formas del habitar y espacios tradicionales de la vivienda, fueron las estrellas de una muestra que da ganas de permanecer y volver hogar…»

Elegimos algunos de los espacios más llamativos de Casa FOA, y los habitamos junto a sus creadores. Conocé los imperdibles de la muestra de arquitectura y diseño más importante del año, y descubrí los secretos detrás de las paredes. Hay tiempo hasta el 20 de octubre. 

1) CHILL ROOM: UN CAFÉ Y UN ENORME SILLÓN PARA EL RELAX

María Beatriz González Zuelgaray (arquitecta) y Bea Palacio (diseñadora industrial), crearon un espacio de relax alejadas del tradicional playroom. Si bien la habitación es reducida, se atrevieron a un enorme sillón de 4,50 m que se lleva todas las miradas y puede dividirse en dos módulos para armarse y desarmarse. 

“Me siento totalmente representada con la elección de cada cosa. No puedo poner algo ajeno a mí, y a Bea le pasa lo mismo, por suerte coincidimos y compartimos la pasión”, cuenta María Beatriz que ideó el espacio junto a su hija, Bea, con quien disfrutó de varios almuerzos durante el proceso. “Algunas obras son de mi hermana, trabajo con mi familia y me encanta”, confiesa con una sonrisa.


El escritorio vibra de color, las pinturas de Angeles Gollan dibujan un panorama tropical y atraen la naturaleza al interior. La luz cuasi teatral -lograda con artefactos embutidos de led- coronan una obra donde cada objeto es protagonista.

Como broche de oro, un laboratorio de café ocupa una de las puntas de la sala, y despide a los visitantes con granos del mundo para disfrutar de un merecido break.

2) MONOAMBIENTE CON LAUNDRY: TODO LO NECESARIO Y MÁS, EN TREINTA METROS

Ana María Luján Rodríguez creó un espacio contemporáneo y dinámico que se adapta perfectamente al uso de los millennials. Un baño suntuoso -que se asemeja a los que amamos en los hoteles- y un laundry funcional para la vida cotidiana, se unen en una sala principal luminosa donde los muebles “parecen flotar”.

“La melamina de madera natural da la sensación de un refugio, y la barra para comer es dinámica y canchera. Las texturas -cuero, melamina, textiles y dekton- generan una síntesis de calidez”, cuenta Ana María mientras recorre su espacio con la mirada y señala el balcón -que además de la increíble vista- cuenta con obras de arte de Ana Manghi que soportan diez especies diferentes de suculentas.


Los muebles retroiluminados que combinan hasta cuatro materiales, los espejos que juegan con geométricas diagonales y los zócalos con led duplican la profundidad del pequeño espacio y lo hacen parecer “suspendido en el suelo”. “Nada se te viene encima, es etéreo”, cuenta la arquitecta que trajo cada tendencia de la Feria de Milán.

3) ROOFTOP: A CIELO ABIERTO, ILUMINADO POR CIENTOS DE LUCIÉRNAGAS 

Adriana Sierchuk -sentada en uno de los hermosos sillones de Malibú que crea uno de los tantos livings de exterior- cuenta que utilizó su doceava participación en FOA para convocar a su hija, que hizo unas curiosas lámparas en resina que aportan un toque fungi y tenue al espacio elegido para el relax dentro de la expo.

La terraza está rodeada por cientos de plantas que esconden entre sus hojas hermosas lucecitas que simulan ser románticas luciérnagas. “Cuando llegaron las plantas no sabía qué hacer, cómo subirlas, mi pesadilla se había vuelto realidad. Por suerte tenemos una obra acá cerquita y los muchachos me ayudaron. Armamos esto en un fin de semana abajo de la lluvia”, relata entre risas.

Su estudio (junto a Gabriela Barrionuevo) es famoso por las innovadoras y confortables viviendas que crea, sin ir más lejos, unos de sus clientes estrellas fueron Maxi López y Wanda Nara. “Un día se me aparece Maxi en el estudio. Yo soy recontra hincha de River. Se había comprado una casa nuestra y quería que lo asesoraremos. Esa casa es hermosa, tiene una pileta que se mete adentro y muebles italianos, es una de mis favoritas”, recuerda quien ama crear hogares en donde cada habitación sea parte de un mismo relato.

4) LOFT CON ESPACIO DE TRABAJO: UN AMBIENTE OSCURO QUE BRILLA (IMPOSIBLE PASAR POR ACÁ Y NO SENTIR ALGÚN TIPO DE EMOCIÓN) 

Ningún visitante puede pasar por este espacio y no sentirse arrebatado por alguna emoción. No solo es el centro obligado de la exposición -el más grande y llamativo por su teatralidad- sino que el Estudio Di Marco-Badía lo imaginó como la casa del diseñador de moda, Juan Hernández Daels, y convirtió el art decó naval en la escenografía ideal para el artista.

La cocina es enorme y dueña de una barra retroiluminada que juega entre notas claras y delgadas líneas bordó. Esa fina línea conduce a un living central donde las prendas, los sillones y los techos bajos remiten a un sofisticado y sensual juego: nadie podría dudar que es un espacio que empodera.


“Nos llaman para hacer cosas diferentes, que es lo que mostramos acá. El año pasado hicimos una cocina totalmente negra, la gente la amaba o la odiaba. No puedo contar las cosas más jugadas que hice, pero ahora estoy instalando una jirafa en un jardín y -hace un tiempo- colocamos un móvil gigante de 7 metros en una casa en Puerto del Lago para un DJ”, cuenta Josefina Badía mientras recorre el espacio con la sonrisa en los ojos y -al llegar a la puerta que conecta con el patio-, confiesa pícara: “yo cerraría la puerta para que sea aún más oscuro”.

5) SHOWROOM DE LAS EMPRESAS: UNA CUEVA VEGETAL QUE SE SALE DE LA EXPOSICIÓN / UNA PROPUESTA – CON LÍQUENES ESCANDINAVOS – TOTALMENTE DISRUPTIVA 

Lola Fernández y Clara Chediak ganaron el segundo premio de una beca y fueron invitadas a diseñar un espacio que traslada -irremediablemente- a una cueva vegetal con formaciones geométricas que recrean rocas que van cubriendo al techo y las paredes como grandes estalactitas.

Los líquenes escandinavos de diferentes colores tapizan los vericuetos e invitan a viajar, con una propuesta totalmente disruptiva. “Queríamos que genere intriga entrar, por sus texturas, luces y sombras y aromas. Los vegetales estabilizados duran 15 años y están pegados en una plancha de aluminio de manera artesanal”, explica Lola comprobando la atractiva textura y colorimetría de las plantitas.

6) ESPACIO DE COLIVING: LA TENDENCIA NIPONA QUE DESEMBARCA EN BUENOS AIRES (18 m2 DONDE SER FELIZ) 

Micaela Rabinovich es una apasionada de su creación y -junto a su socia, Andrea González – desarrollaron un propuesta multifuncional que es kitchenette, sala de estar, escritorio y comedor a la vez. “Es una residencia donde cada departamento tiene un baño y una habitación, y lo otro queda en los lugares comunes. Quisimos generar un concepto que tenga distintos planos y sea versátil”, explica.

¿Estaremos frente al futuro de la arquitectura? En 18 metros, estiman que podrían entrar 12 personas cómodas y -aunque sea arduo de creer- las líneas blancas que generan cada espacio, los colores pasteles que cubren las paredes y los artefactos de luz integrados a la estructura: invitan a estar y permanecer.

7) COCINA COMEDOR: DONDE SE SENTARÍA A TOMAR EL TÉ WES ANDERSON (IMPOSIBLE NO ENAMORARSE DE ESTA PALETA DE COLORES) 

Leandro De Angelo y Maia Elin Lauferman llamaron a su paleta de colores «la hora mágica». Es inexplicable, pero sus colores y detalles son tan hermosos, que es imposible atravesar FOA sin enamorarse de ellos. Sin soñar con el rosa y verde agua de sus paredes, ni adorar la imponente mesa de dekton que aporta presencia y romanticismo a lo que parece la escenografía de un film de Wes Anderson.

Inspirados en el racionalismo de los ’30, los arquitectos diseñaron un espacio que oscila entre sala de estar y cocina, que invita a compartir dentro de este cuadro viviente donde los materiales y texturas generan un entorno que atrapa, que no permite irse, incluso cuando uno ya se ha ido.

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