BARRAS DE HOTELES: MÍSTICA, CHARME E HISTORIA ¿CUÁLES HAY QUE PROBAR?

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La barra de la Library en el Faena: sofisticación a pleno

 
 

BARRAS DE HOTELES: MÍSTICA, CHARME E HISTORIA ¿cuáles HAY QUE probar? POR TAMARA TENEMBAUM. FOTO DESTACADA: LUJÁN AGUSTI
UNA ONZA Y MEDIA DE HISTORIA: EN LOS BARES DE HOTELES EMPEZÓ TODO

En Buenos Aires, ciudad portuaria y con mucho tránsito europeo, las barras de hotel fueron la puerta de entrada de la coctelería. Más allá del vermú, extendido entre las clases trabajadoras de inmigrantes italianos, los tragos clásicos llegan a la Argentina de la mano de los sofisticados extranjeros que los demandaban en los bares de los hoteles más exclusivos. También solían ser los primeros lugares donde la gente podía probar bebidas importadas (si tenés un abuelo bon vivant seguramente te pueda contar de la primera vez que probó Chivas, uno de los primeros escoceses importados que los argentinos consumieron).
Por todo eso, también, en esas barras se formaron los bartenders más célebres de la Argentina: Pichín Policastro (que hoy tiene, incluso, un bar que lo homenajea en Londres), Eugenio Gallo o Enzo Antonietti, por poner algunos ejemplos. Quedan vivos algunos ejemplares de la última camada de cantineros clásicos de hotel: el más famoso en la ciudad es Oscar Chabres, discípulo directo de Gallo, que hoy tiene su propio bar pero supo trabajar 20 años en la entonces celebérrima barra del Claridge. Las mejores historias sobre esa época, sin duda, las tiene él.
 

¿CÓMO ATIENDE EL BARTENDER DE HOTEL? TE ACOMPAÑA RESPETUOSAMENTE

Luego de un par de “años oscuros” en los que los hoteles estuvieron un poco abandonados y alejados de la movida, la segunda década del 2000 con su explosión coctelera los devolvió al centro de la escena. Algunos hoteles se renovaron y descontracturaron, los hoteles boutique impulsaron sus propias barras y esto despertó en el público también la curiosidad por los clásicos. También cambiaron los elencos: no es difícil distinguir a un cantinero de hotel de la vieja escuela de un bartender “modernizado” (en algunos hoteles hoy día prefieren a estos últimos, para generar un ambiente más tranquilo y canchero). El cantinero criado en hotel, nos ha contado alguna vez Fede Cuco (que supo trabajar en barras de hoteles, boliches and everything in between), no se mete en tu conversación: sólo habla si le hablás primero, en cuyo caso te acompaña respetuosamente. Si todavía tenés dudas, mirale los brazos: los bartenders que rotaban en los hoteles no tenían tatuajes en el antebrazo, cosa que solía costarles el trabajo. Todos más arriba o en otros lugares ocultos tras el uniforme.
 

Estas son las barras de hoteles que vale la pena probar:

 

1) la de la  – misteriosa, elegante y sensual – library del faena (CON SU CARTA QUE HOMENAJEA A LAS MUJERES ARGENTINAS)

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El Faena es un hotel relativamente joven, si lo comparamos con el Alvear Palace o el Plaza. Fue una apuesta por el lujo decadentista, en una época donde casi todos los emprendimientos hoteleros iban en una dirección más boutique: años después, podemos afirmar que les salió bien. Su estética elegante con irónicos guiños kitsch, sumada a una propuesta gastronómica y musical muy sólida, cautivó a la clientela más exclusiva de Buenos Aires. No es un bar de caballeros (como puede ser el Oak Bar del Duhau) sino un lugar misterioso y sensual: nunca se sabe dónde puede terminar tu noche. La carta de tragos juega con este mismo espíritu: una de las secciones favoritas es “Because we love our women”, compuesta por elegante cócteles que homenajean a las mujeres argentinas (incluyendo a “Eva”, “Alfonsina” y “Tita”).
 

2) LA DEL Pony Line del Four Seasons, DESCONTRACTURADA Y con algunos de los tragos más ambiciosos de la ciudad

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No puede faltar este hotel en una nota como esta: el Four Seasons es de los principales responsables de haber puesto a las barras de hotel otra vez en el mapa. Su descontracturado Pony Line (con guiños en su estética e identidad al polo), que recuerda más a bares como 878, Florería o Danzón que a un bar hotelero, invitó a muchos consumidores locales a perder el miedo y confundirse entre los huéspedes. La carta de tragos de autor del Pony es una de las más ambiciosas y logradas de toda la ciudad: sus recetas suelen ser interesantes reversiones de clásicos como el Manhattan, el Martini, el Old Fashioned, el Sidecar, el Margarita y más, utilizando los mejores ingredientes con algún twist local (notablemente: el uso de vinos argentinos de alta gama). En esa línea también hay que inscribir al trío de cocktails-tererés que se toman con bombilla.
 

3)LA DEL Fierro hotel: excelentes vinos (y tragos en el jardín, cuando vuelvE el calorcito)

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Este moderno hotel boutique de Palermo se encuentra en plena renovación de su propuesta gastronómica, de la mano del nuevo chef, el irlandés Edward Holloway. Es un excelente lugar para probar buenos vinos de bodegas pequeñas y los mejores de las más conocidas: la carta está curada por Andrés Rosberg, presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers. Una curiosa (y bastante sexy) novedad son los “In-room wines”, una cambiante selección de vinos que te llevan al cuarto (por si un día te animás a ser huésped). El verano pasado fueron muy exitosos los happy hour de tragos y tapas en el jardín todos los viernes de 19 a 22 (TFIF: Thank Fierro It’s Friday) y prometen que ahora que empieza el calor vuelven con todo.
 

4) LA DEL SOFITEL: APÉRITIF MONTMARTRE CON ACORDEÓN DE FONDO (TOUT SI Français…)

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Ubicado en una de las cuadras más bellas de la ciudad, este hotel de espíritu francés decidió en los últimos años transmitir esta herencia a su propuesta gastronómica en diversas formas que atraen a públicos muy distintos. Si la elegancia un poco te intimida el mejor día para acercarte es el jueves, a la hora del Apéritif Montmartre (a eso de las 19). Cócteles de autor, buena onda y gente joven: un after office que no es un after office. Hay un acordeón e incluso artistas visuales trabajando en vivo: todo el show te permite tomarte con un poco de soda el lujo y animarte a conocer el Café Arroyo. Si sos de tomar fuerte, animate a la amplia selección de Martinis que ofrecen (si no, despacito).
 

5) LA DEL Alvear palace: clásico de clásicos, ideal para ir a la tardecita y tomarse un spirit de la mejor calidad

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Clásico de clásicos: no es el hotel más antiguo de la ciudad (ese título es del Plaza) pero con más de 80 años, es todo un símbolo de la clase tradicional argentina de la década del ‘30 y, probablemente, uno de los edificios más hermosos de la ciudad. El bar no ha cambiado mucho en los últimos años y continúa ofreciendo tragos clásicos y spirits de la mejor calidad. Se trata de un lobby bar a la antigua: no pretende tener una vida y una identidad por fuera del hotel, sino envolver a quien se siente en sus mesitas en la atmósfera histórica del lugar. Lo mejor es ir un día a la tardecita.
 

  6)  LA DEL Alvear Art: LA HERMANITA rebelde y arty (con bellísima carta de Tato Giovannoni)

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La respuesta del Alvear a la modernización de las barras de hotel no la vas a encontrar en el Alvear Palace sino en el más reciente Alvear Art, el hermanito rebelde. Tato Giovannoni, el bartender más famoso de la Buenos Aires actual, estuvo a cargo de la carta y con una idea bellísima: hay dos secciones, una de tragos “De Nuestros Tiempos”, creados por el propio Tato, y una de “Cocktails homenaje”, un rescate de recetas de los legendarios bartenders porteños que habitaron el otro lado del pedazo de caoba en los años ‘30 (algunos de los cuales mencionamos más arriba). No se trata de los clásicos “Clarito” o “el Pato” sino de cócteles desconocidos incluso para los que más han gastado los codos: vale la pena ir y probar (al menos) uno de cada sección, para apreciar la diferencia entre el paladar antiguo y el moderno.
 

7) LA DEL PREMIADO BAR DEL Home: PILETERA Y EXCELENTE PARA CITAS

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La barra de Home Buenos Aires fue la única barra latinoamericana incluida este año en la lista de los mejores bares hoteleros del mundo que arma la IBA (International Bartenders Association), organización inglesa que nuclea a los bartenders alrededor del mundo. No queremos dejar de mencionar que en Maleva lo descubrimos hace mucho y lo recomendamos como un excelente lugar para una cita (ver nota: http://bit.ly/1tXu0NI), diagnóstico que hoy repetimos. Cierra temprano así que es para ir a la hora del aperitivo y ver el atardecer en el jardín, al lado de la pileta. Podés probar alguno de los tragos de autor o aprovechar el happy hour de tragos más pileteros: la Caipichofa (caipi de cynar) es de los que más salen.
           

8) LA DEL oak bar del Palacio Duhau: estilo club de caballeros, con amplísima colección de whiskies y habanos

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De los bares de esta nota, el Oak Bar del Duhau es el que más responde a la estética “club de caballeros” que muchos asocian (quizá gracias a Mad Men) con las barras de hotel. Es un lugar tranquilo, para ir más de tarde que de noche, disfrutar de un buen spirit y, si te gusta, fumar un habano (el Oak Bar tiene una importante colección de habaros y puros de distintos sabores e intensidades). Los paneles que adornan el bar (y le dan su nombre) pertenecieron a un castillo normando fueron traídos por Luis Duhau a pedido de su esposa.  Este lugar ofrece una de las más amplias y exclusivas colecciones de whiskies – desde etiquetas canadienses a 25 etiquetas de scotchs single malts de todas las regiones de Escocia – y maltas. Además cuenta con diez etiquetas de Cognac de las colecciones Rem Martin, Hennessy, A. De Fusigny y Louis XIII, todos en diferentes añadas. La casa es una de las más imponentes y mejor conservadas de la aristocracia argentina, y vale la pena la visita por sí misma.
 

 9) LA DEL Plaza Hotel: un subsuelo que es un viaje en el tiempo

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Al igual que el Alvear, el Plaza guarda el recuerdo de una Argentina más vieja, pero de una distinta: la de los vagos de café, los tomadores de vermú, los jugadores de billar y pool. Hasta hace poco había un pianista que llevaba décadas tocando allí de fondo, como en una película de Clark Gable. Bajar las escaleras del subsuelo es hacer un viaje el tiempo, a una época donde el vermú venía “con ingredientes” (deliciosos saladitos) sin que hubiera que aclararlo. A diferencia de otros bares de hotel, además, conserva antiquísimos habitués que hace más de 30 años toman su Coloradito o su Negroni allí.  Ir una vez es amor a primera vista.
 
Datito: si te interesa conocer la historia de las barras de hotel y de la coctelería en Argentina en general seguilo en twitter a @arulomban, miembro de A.M.B.A (Asociación Mutual de Bartenders y Afines de la República Argentina), que cuelga curiosidades y fotos preciosas del archivo de la Asociación.
fotos: gentileza redes sociales hoteles mencionados