"YO SOY MEDIO FANÁTICA DE VIVIR CON ADRENALINA": BÁRBARA LOMBARDO

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Bárbara Lombardo estudió actuación con Julio Chávez, además de actriz es una viajera empedernida y adora bailar

 

«Yo soy medio fanática de vivir con adrenalina»: entrevista a Bárbara Lombardo. Por María Paz Moltedo. Fotos: Milagros de la Torre.

La curiosidad de Bárbara no se detiene. Sus ojos están siempre tan abiertos como sus ganas de conocer, descubrir y vivir nuevas experiencias. Por eso a pesar de que hizo papeles fuertes y muy reconocidos en televisión y teatro, se alejó un tiempo de los escenarios para escapar de lo cotidiano: vivió unos años en México, enamorada de su arquitectura y su cultura, y en Estados Unidos, donde trabajó en la creación de una escultura budista gigante. Hoy tiene los pies en tierra porteña y ya pisó nuevamente las tablas de sus escenarios, pero su espíritu inquieto revela a una viajera permanente que todavía tiene mucho por explorar. En esta entrevista con MALEVA habló de todo eso. 
Volviste hace poco de viaje. ¿A dónde te habías ido y cómo fue esa experiencia?
Esta vez estuve viviendo en Estados Unidos casi dos años. Fui a trabajar en la construcción de una escultura de bronce enorme, de nueve metros de altura, me convocaron de una ONG y me pareció súper interesante el proyecto sobre todo porque iba a participar en una fundición. Es muy difícil tener la oportunidad de trabajar con esos materiales; fundir bronce, quemar bronce, trabajar con metal, con cera, con gente de diferentes partes del mundo, de Alemania, Brasil, Holanda, Estados Unidos. Empecé como asistente y después terminé tallando en cera, con el fuego, con instrumentos de metal; parece que me fui a un viaje místico y nada que ver ¡me fui a laburar un montón! aprendí a trabajar con el detalle, la paciencia, el perseverar; fue mucho esfuerzo, mucha superación de uno mismo ¡a veces me quedaba dormida en el escritorio! estaba agotada.
¿Cómo fue que te convocaron?
Yo estudiaba budismo tibetano y llegué a ellos porque hacía cursos en Buenos Aires, también en San Francisco, en México. También creo que me convocaron porque soy artista, y porque mi destino final era ir ahí. Era una estatua enorme en bronce, una deidad tibetana que se llama Padmasambhava. Los tibetanos tienen miles de años de historia, es una figura muy valorada, es como hacer una estatua de la Virgen María. Para nosotros no significa nada pero para alguien de Oriente es re importante. Lo que me gusta de Oriente es que tienen una estética con respecto al uso de los colores, y me interesa mucho la forma que tienen físicamente esas estatuas.

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Bárbara vivió dos años en California, participando de la construcción de una escultura tibetana gigante

«Estuve viviendo en Estados Unidos casi dos años. Fui a trabajar en la construcción de una escultura de bronce enorme, de nueve metros de altura. Era una estatua enorme en bronce, una deidad tibetana que se llama Padmasambhava. Trabajaba de siete de la mañana a siete de la tarde.»

¿Cómo era un día de trabajo allá?
Laburábamos todos los días de 7 de la mañana a 7 de la tarde, trabajábamos en un lugar muy lindo, muy en la naturaleza. Eso también me pasó, yo nací en Palermo y soy bien de Capital Federal. Nunca había tenido una experiencia tan directa con la naturaleza. Y ahí era ir a trabajar a Sonoma que es donde están todos los viñedos en California, es una naturaleza avasallante, por eso yo creo que en realidad lo que a mí me pasa es que la naturaleza me conmueve, me encantan las estrellas, la montaña, la playa. Y también me interesan mucho las culturas milenarias. A mí me crió una profesora de geografía, rectora de una escuela, mi tía es profesora de historia y mi papá también daba clases, entonces siempre todo lo relacionado a las culturas antiguas me encantó. De repente uno de mis viajes más importantes fue cuando estuve en Egipto, que me partió la cabeza y deseo volver.
¿Y a Egipto también fuiste con un objetivo en especial?
Fui a un festival de cine en Grecia, y me acuerdo que la invité a mi mamá y le dije, vamos a Egipto, no puedo perder la oportunidad; estuve en Luxor, que es una ciudad en la mitad del Nilo, donde está la tumba de los reyes y demás. Son lugares históricos, yo estudiaba eso de niña y lo veía en los libros: llegué a las ruinas de Luxor y fue un shock. Me interesa mucho la arquitectura, ese fue uno de los motivos por los que estuve también viviendo como tres años en México. Mi próximo destino es el norte de nuestro país, Perú y Bolivia.

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Su próximo rol más inminente será en Teatro, para una obra que se llama Depredadores

«Hace poco me llamó Diego Faturos y ahora estamos por estrenar «Depredadores», una obra de teatro que cuenta la historia de un núcleo familiar en donde hay una situación incestuosa, un drama familiar. Ahora estoy por cerrar contrato con una peli y también hice «Los Puccio», un unitario dirigido por Luis Ortega. Estoy re contenta de haber estado ahí.»

Claro, viajar siempre está en tu mira. 
Sí, siempre sueño y trato de concretar los viajes porque me hace muy bien. Para mí hay algo del irse de lo conocido y exponerte a cosas diferentes, a situaciones en donde no hay nadie que te conozca; empezar de cero hace que uno salga de sus zonas de confort.
Sí, conocés otra parte tuya digamos.
Sí, exacto, vos lo decís.
Y de México, ¿qué te impactó?
Me acuerdo que fui a conducir un programa de Fashion TV en su momento a Venezuela y a México, y ahí conocí a mi ex y me quedé. Viví primero en DF en un lugar más alejado del centro que se llama Santa Fe, y después me fui a vivir a Condesa, Roma, que es como el Palermo de acá. Ya quería ir a México hace mucho tiempo. Me atraía mucho su cultura. Es una cultura ancestral, de mucha sabiduría sobre todo arquitectónica, todas las construcciones de los mayas, los olmecas, las pirámides; a mí me da mucha impresión eso. Y a veces no puedo entender como con los recursos que tenían pudieron desarrollarse tanto a nivel astrológico, astronómico, arquitectónico.

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«Si salgo a comer Olsen siempre me parece un clásico, La Rondinela en Niceto Vega me encanta, también Arevalito.»

 

«Lo que a mí me pasa es que la naturaleza me conmueve, me encantan las estrellas, la montaña, la playa. Y también me interesan mucho las culturas milenarias. Por eso me conmovió mucho cuando fui a Luxor, en Egipto y por eso me interesó tanto vivir en México.»

Algo de los astros estudiaste también ¿no?
Me súper interesa y estudio astrología hoy en día, me parecen muy interesantes la astronomía y la astrología. Yo soy muy buena con mis amigos, que me llaman todo el tiempo y me preguntan tipo ¿qué hago? Lo aplico en mi vida también, está re bueno verlo. Pero tampoco es que soy una obsesiva eh, voy una vez al año a que me hagan la carta y aprendo mucho en las clases. Ahora estoy todo el tiempo más como… sintiendo lo que quiero. Qué quiero, qué no quiero.
¿Qué tal la comida mexicana?
Me gustaba, no sé si podría comer todos los días esa comida, pero sí puedo comer picante que antes no podía. Vas a un restaurante y en lugar de pan con manteca o aceite y sal te ponen un chile que te morís y no te das cuenta, y lo comiste ¡y estás roja durante una hora! Ahora cuando voy allá voy directo a comer a mis lugares preferidos. Una comida que me gusta mucho se llama «tacos dorados de pollo». Hay un lugar que es medio depre, es como ir a comer a una cantina, pero es el más rico.
¿Qué hiciste allá?
Me tomé un año, paré, estudié y viajé mucho desde México. Estudié arte, vi mucho cine, leí un montón y aprendí mucho a través de mi ex novio porque es director de cine. Y después trabajé en dos unitarios, me fue re bien, lo que pasa es que pasé un verano acá en Buenos Aires y quedé en El Puntero, así que me quedé. Vine de vacaciones pensando que volvía para allá, pero justo me había separado y me salió El Puntero y bueno, me tuve que quedar.
¿Te impactó mucho hacer ese papel? El hecho de estar en otro contexto, de tener que hablar de otra forma.
Fue re importante para mí, me gustó mucho poder trabajar en el barrio, de hecho la gente del barrio actuó, participó, se abrieron a dejar que un equipo de filmación entre. Viví cosas que me sentí privilegiada de ver.

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De sus últimos trabajos la marcó mucho Los Puccio de Luis Ortega

«Me encanta bailar. Bailo Tango, últimamente voy bastante a la Viruta. Piazzola me vuelve loca, pero no es que soy una fanática del tango, me gusta mucho bailar. Hice mucha danza contemporánea durante muchos años.»

Bailar también te gusta mucho además de actuar, ¿no?
Sí, bailo tango. Últimamente he ido a La Viruta porque me queda más cerca.
¿Y un tango que te encante?
Uno, un clásico que cantaba con mi profesora de canto… hay miles, Piazzola me vuelve loca, pero no es que soy una fanática del tango, me gusta mucho bailar. Hice mucha danza contemporánea durante muchos años.
¿Qué te genera el baile?
Cuando bailo en una fiesta me relajo, disfruto mucho. Es hermoso. Disfruto físicamente, que es algo que en el día a día uno se olvida. No soy muy de salir igual, me gusta ir a una fiesta con mis amigos, pero odio el olor a cigarrillo, me hace volver a casa. También salgo a correr un montón con música electrónica, me encanta la música electrónica. El otro día esperaba en el semáforo para seguir corriendo y me puse a mover el cuerpo, y un chico me miraba raro y pensé, ¡qué depresión! porque cuando crecemos perdemos eso del juego. Para mí está buenísimo permitirte cantar, gritar, llorar; si uno no se da el permiso a hacerlo, todo eso queda como tenso adentro de uno.
¿Y por dónde corrés?
Por el Rosedal, o por los bosques de Pampa y Alcorta. Eso es lo que más me gusta, respirar, cambiar el smog de la ciudad.
Me imagino que te costó adaptarte a la ciudad después de vivir entre montañas y viñedos en California.
Extraño vivir cerca de la naturaleza, pero cuando llegué estuve escribiendo muchos meses muy tranquila y después empecé a ver qué hacer. Hace poco me llamó Diego Faturos y ahora estamos por estrenar «Depredadores», una obra de teatro que cuenta la historia de un núcleo familiar en donde hay una situación incestuosa, un drama familiar. Ahora estoy por cerrar contrato con una peli y también hice «Los Puccio», un unitario dirigido por Luis Ortega. Estoy re contenta de haber estado ahí. Uno tiene que conocerse a uno mismo, para decir ok, ¿qué potencial tengo? y yo soy más útil si me dedico tantas horas a una cosa, tantas a otra, no soy solo actriz, soy otras cosas.

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Bárbara también escribe. Y ahora está escribiendo una comedia (género que la atrae mucho y en el que todavía no incurrió)

«Para salir a comer en Buenos Aires Olsen siempre me parece un clásico, La Rondinela en Niceto Vega me encanta, también Arevalito. Hay una ensalada clásica en Rondinela que es increíble. Me gusta todo, hasta el lemoncello que sirven. Y Arevalito también, es toda comida vegetariana, orgánica.»

Y en ese tiempo que estuviste escribiendo ¿qué escribías?
Historias. Porque me gusta mucho también lo que pasa atrás de la cámara. Es lindo contar lo que uno quiere. Yo leo desde muy chiquita, me parecería increíble armar una historia, pero lleva mucho tiempo, mucha dedicación.
¿Qué estás leyendo ahora?
Ahora estoy tratando de leer en inglés. Estoy leyendo a un autor que se llama Etgar Keret, que escribe cuentos cortos. Me gusta porque no quiero perder el inglés y porque son cuentos cortos muy raros, modernos, diferentes, muy cinematográficos. También estoy leyendo la biografía de Goldie Hawn, una comediante que admiro muchísimo. Es muy tierna, por ahora está en su época de adolescente y es muy tierna.
No hiciste comedia todavía…
No, muero de ganas. Y lo que estoy escribiendo, lo que quiero hacer, es una comedia. Con un formato de serie web, se me está acercando gente para producir, pero todavía ni me animo. Ahora estoy tranquila porque tengo el estreno de la obra muy pronto.
¿Te genera muchos nervios un estreno?
Obvio. Bah, en un estreno, yo lo único que no tengo que tener es frío, de eso me tengo que cuidar, después de eso, obviamente estar concentrada en el personaje, olvidarme de mis incomodidades y contar el personaje. Pero físicamente lo que más necesito, es estar calentita. Si tengo frío el cuerpo se me endurece.
Solés hacer personajes fuertes. ¿Por qué creés que es así?
¿Sabés que me lo he preguntado? Yo siento que, que me animo, me animo y lo sostengo. Y eso vale. Y después cuando hacés algo que está bien, te vuelven a llamar. Siempre quise estudiar teatro y cuando salí del colegio empecé con Chavez y ahí dije quiero hacer esto. No me costó tanto empezar, fui una vez a Telefé y después hice un casting y quedé en Cautiva, una película en la que fui protagonista y fue fuerte, pero era muy buena alumna. Tuve algo de destino también, porque hay actores muy grosos que no son conocidos porque no hicieron tele, eso es re injusto de nuestra profesión. Igual hoy los directores se están animando a poner más caras desconocidas del teatro, entonces se elevó el nivel de exigencia a nivel actoral. Antes si no eras hermosa no podías. Yo no soy hermosa, no soy rubia de nariz respingada. Cada uno con su estilo ¿entendés?
Y en relación a la moda, ¿también te conmueve?
La moda como «hay que usar esto» me parece deprimente. Pero sí me gustan los diseñadores, me parece re lindo poder expresar la identidad a través de lo que uno se pone. Pero ojalá siempre me vean así vestida como estoy hoy y no saliendo a comprar al chino de la esquina de mi casa (RISAS). Uno tiene que estar cómodo con lo que usa y con lo que se pone. La moda a mí me convoca mucho y me parece interesante, no puedo excluirme de eso. Tengo re buena relación con diseñadores. Me encanta la marca uruguaya Pastiche, los zapatos de Mamut me volvieron loca.  También me interesa mucho el arte y estoy empezando a armar un canal digital para expresar todo lo que me conmueve con respecto al arte, a la moda, todo lo que siento y quiero.
Alguna película que digas, ¿me hubiera gustado estar en esas prendas?
Barbarella, o el otro día vi «La muerte le sienta bien» con Goldie Hawn y Meryl Streep, muy de los ’80 y me encanta esa estética. Después cosas de época obvio, también.
 ¿Lugares de Buenos Aires que te gusten para ir a comer o tomar algo?
Olsen siempre me parece un clásico, La Rondinela en Niceto Vega me encanta, también Arevalito. Hay una ensalada clásica en Rondinela que es increíble. Me gusta todo, hasta el lemoncello que sirven. Y Arevalito también, es toda comida vegetariana, orgánica.
Hace poco condujiste Ted Montevideo ¿cómo fue estar de ese lado?
Estuvo buenísimo, me gusta conducir. Hay algo de la inmediatez del vivo que me encanta. Yo soy medio fanática de tener adrenalina. Si yo sé cómo va a ser mi vida de acá a diez años, no sé si me divierte.
 
Peinado de Bárbara: Albert de Cerini.