"PLANETA SALVAJE": UNA MUESTRA IMPERDIBLE (Y QUE DESPIERTA LA IMAGINACIÓN) EN MARÍA CASADO HOME GALLERY / RECORRIDA / POR MELISA BORATYN

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Los cuerpos de las obras de Santiago de Paoli respetan las cualidades del manierismo

 

«PLANETA SALVAJE»: UNA MUESTRA IMPERDIBLE (Y QUE DESPIERTA LA IMAGINACIÓN) EN MARÍA CASADO HOME GALLERY / RECORRIDA / POR MELISA BORATYN. FOTOS: JUAN PABLO SOLER.

Una galería que habita dentro de una casa familiar (en este caso en Beccar), implica no sólo la experiencia de ver obra en un contexto atípico en términos de mercado, sino que nos sumerge en un universo privado. María Casado, directora de MCHG, entiende eso muy bien, y potencia su cualidad única. Visitamos la muestra un domingo lluvioso, y apenas instalados en su living, comprendo que no va a ser fácil juntar fuerzas para emprender el regreso. Quizás por eso nuestra estadía se extiende por dos horas de charlas y sándwiches con papas fritas.
Sentirse cómodo de inmediato, nos permite adentrarnos en la exposición y relacionarnos con los artistas, poder hablar con ellos y entender su trabajo. El living, algo así como la sala principal de esta galería, esta repleta de libros que María confiesa su marido ordena meticulosamente, sillones, almohadones y olor a café.

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María Casado, Melisa Boratyn, Santiago de Paoli y Máximo Pedraza

«Planeta Salvaje” es una muestra que despierta la imaginación. Uno puede crear en su mente cientos de historias detrás de esos pequeños personajes perdidos en los paisajes inmensos de Pedraza, los cuerpos seductores de De Paoli y los patios y paisajes enigmáticos de Chaile…»

 
“Planeta Salvaje” reúne la obra de Gabriel Chaile, Santiago De Paoli y Máximo Pedraza, tres artistas contemporáneo de diferentes generaciones, que sin haber trabajado juntos antes, confluyen de manera perfecta. Es una puesta minuciosa, preciosista y sutil, que se acomoda discretamente en la cotidianeidad del hogar. Cada rincón esconde una pintura que exige ser contemplada, y mientras que las obras de Máximo están dispuestas sobre la pared principal de la sala, respetando un montaje más tradicional, las piezas de formato pequeño de Santiago y Gabriel comienzan a percibirse a medida que recorremos el espacio.
Se genera una cuestión simbiótica y una sensación de quietud, nostalgia y misterio entre los tres. Mientras que las obras de Santiago y Máximo relatan la historia de los personajes que ellos construyen, en las pinturas de Chaile el hombre brilla por su ausencia y lo que emanan es la intriga de no saber que pasó o pasará en esas escenas.

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Máximo Pedraza

«Mientras que las obras de Santiago y Máximo relatan la historia de los personajes que ellos construyen, en las pinturas de Chaile el hombre brilla por su ausencia»

El personaje en las obras de estilo modernista de Santiago no tiene sexo determinado, sino que en cada caso está sutilmente escondido. Su cuerpo respeta las cualidades del manierismo, “elongadas como langostas o elásticos”, le explica a MALEVA María Casado. “El cuerpo es un instrumento para ver muchas formas. Es un artista diferente, con una estética que se aleja de lo que se está viendo hoy en el campo del arte. En realidad es el tono que tiene toda la muestra, como si fuera de otra época”.
Le pregunto a Santiago si este espacio poco ortodoxo resultó ser un desafío.
“Por lo general suelo mostrar en espacios poco tradicionales, no por una razón en particular, sino porque así se me da. Hice dos muestras en mi casa y una en las Islas Malvinas el año pasado, lo que fue una experiencia muy interesante. Apliqué a una beca para poder viajar porque ya tenía este proyecto en mente. Realicé la muestra en Wireless Reach, un ex-campo de batalla frente al Puerto Stanley, lugar que descubrí mientras recorría la isla. Allí desplegué los cuadros que había traído de Buenos Aires”.

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El golf como motivo recurrente de la obra de Máximo Pedraza

“El cuerpo en las obras de Santiago De Paoli es un instrumento para ver muchas formas -, le explica a MALEVA María Casado -, es un artista diferente, con una estética que se aleja de lo que se está viendo hoy en el campo del arte. En realidad es el tono que tiene toda la muestra, como si fuera de otra época”.

Con respecto a estos trabajos hay elemento que se repiten como por ejemplo el libro, la figura humana poco definida y retorcida, mostrando la cola para esconder el sexo, la actividad de pintar en diferentes momentos, a veces frustrados, otros confundido o satisfecho”.
En todas hay un mismo sentido, que tiene que ver con este personaje metido en un libro. Cuentan una historia y los sentimientos generados durante el proceso del artista. Por eso las situaciones que De Paoli genera son producto en parte su imaginario y autorreferenciales al mismo tiempo.
María por otro lado nos explica el detrás del trabajo de Gabriel Chaile.
“Todas las obras tienen una doble lectura, es lo que vemos y lo que luego interpretamos. Sus pinturas son misteriosas. Tienen forma de retablo porque era algo que ya había visto en su producción anterior que me interesaba que trabajara y que veníamos hablando. Las seis obras respetan un mismo patrón”.
Todas sus pinturas están plagadas de silencios, como si se tratara de ese momento de quietud que antecede al caos, algo que genera tensión en los paisajes cotidianos que representa. Al mismo tiempo tienen un estilo muy naif, inocente y amable. Detrás de todas hay una segunda interpretación y por eso son disruptivas. Está la superficie, que transmite situaciones cotidianas y la sensación que se esconde en lo profundo, detrás de la imagen bella.

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Santiago De Paoli

«Si bien percibo en sus obras un aire muy nostálgico, Máximo Pedraza me dice que no, o que al menos no busca enterrarlas en un solo pensamiento, sino que elige permitir que cada espectador interprete lo que quiera.»

 
Por último las obras de Máximo Pedraza, acrílicos sobre papel aunque no lo parezca, toman una temática poco vista en el arte contemporáneo: el golf, actividad que el artista asegura es su nueva obsesión. Las obras de Pedraza son elegantes, románticas y nostálgicas, aunque ese término fue discutido mientras hablábamos acerca de la obra.
De chico tenía una relación con el golf por mi papá y hermano. En mi casa siempre había palos, pero yo nunca había jugado. Me agarró la obsesión hace dos años, cuando empecé con un amigo que también es artista, Beto De Volder. Con él compartimos estos dos mundo y fue así como me enganché. Volqué mi nueva obsesión en mi trabajo, conservando el clima romántico que ya tenían, pero con una temática nueva”.
Si bien percibo en las obras un aire muy nostálgico, Máximo me dice que no, o que al menos no busca enterrarlas en un solo pensamiento, sino que elige permitir que cada espectador interprete lo que quiera.
“Planeta Salvaje” es una muestra que despierta la imaginación. Uno puede crear en su mente cientos de historias detrás de esos pequeños personajes perdidos en los paisajes inmensos de Pedraza, los cuerpos seductores de De Paoli y los patios y territorios enigmáticos de Chaile.
Son espacios dentro de espacios con interpretaciones infinitas.

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