"NO NOS TIENE QUE ALCANZAR LO VULGAR": MARCELA CICERO


«No nos tiene que alcanzar lo vulgar»: charla con la experta en ceremonial y protocolo, Marcela Cicero.
Por Santiago Casanello
Nadie va a hacer una genuflexión frente a alguien, eso no existe más, quedará para Lo que El Viento se Llevó. Pero pese a que la manera apropiada de comportarse frente a otros, el «eso está bien», «eso mal», va cambiando – por lógica – con el tiempo y que pareciera que en el pasado todo fue más estructurado y formal, las buenas costumbres y los modales siguen vigentes. Evolucionan, a un nivel 5.0 (hoy se ve la educación de un individuo en cómo usa el celular) pero ahí están, necesarias como siempre. “Estoy convencida que la falta de respeto hacia la otra persona, no registrar que existe un otro, una sociedad sin límites, propicia a que todo sea un desorden” lanza Marcela Cicero, una de las mayores expertas en protocolo y ceremonial. Especialista en arte Culinario y Primera Mención de Honor del Instituto Argentino de Ceremonial y Protocolo Embajador Blanco Villalta, Cicero promueve la buena educación y la enseña (capacita en escuelas de hotelería, gastronomía y a nivel empresarial). Maleva conversó con ella.
Más allá de que en parte depende de uno comportarse con protocolo y que excede al lugar ¿en qué lugares sí sobreviven las buenas costumbres como algo sine qua non?Desde el punto de vista protocolar, España e Inglaterra son dos países típicos regidos por su “severo” protocolo. En el resto de los países, cuando el evento o reunión es con personalidades del ambiente público o político, ciertas normas de protocolo y etiqueta nunca pueden faltar. En el ámbito social es todo más relajado.
¿Cómo distinguís rápido a una persona que fuerza ser educada pero que no le sale?Por lo general la persona que fuerza ser educada está muy pendiente de todo sin disfrutar de nada, nerviosa, cuidando cada detalle para no equivocarse y su actitud es muy rígida. En la mesa se preocupa por cómo tomar los cubiertos o las copas y al final ni siquiera se da cuenta de lo que comió, sin mencionar que seguro no pudo intercambiar nada con nadie.
Hay muchísimos tips de buena educación, pero ¿cuáles son los 3 que habría que tener siempre más allá de la circunstancia?Es muy difícil contar solo 3, en mi libro describo situaciones diversas con una cantidad infinita de tips que nos ayuden a comportarnos de manera correcta sin perder de vista la época moderna en la que estamos, pero te cuento los que para mi sobresalen más y te doy uno de “yapa”: Agradecer al día siguiente la invitación a la que hayas asistido, la hayas pasado bien o mal; no comer nunca con la boca abierta, ¡ni hablar de eructar! Saber entender cuál es el momento de retirada de una fiesta sin que los anfitriones empiecen a apagar las luces para que nos demos cuenta. Jamás mojar con el pan la salsa que haya quedado en el plato, jamás hacerlo pinchándolo con un tenedor creyendo que es más fino y delicado.
Todo evoluciona. ¿Cuáles son las desubicaciones modernas empezando por hablar por celular en la mesa mientras dejás a tu interlocutor esperando que cuelgues?Esa es hoy por hoy la más común y la de peor educación. Pero también es tan terrible con el mal uso de las computadoras o mensajes de texto, enviar mails con invitaciones colgándose de algún mail anterior sin chequear que los destinatarios sean los correctos, haciendo colectiva la misma y sin poder ir atrás para subsanar el error cometido, eso es grave también.
¿Cuál es el límite hoy de la caballerosidad en un tiempo en que muchas de las costumbres “caballerescas” parecen en parte machistas?La caballerosidad en la actualidad no tendría por qué tener límites, es un halago para una mujer o “dama” que el hombre sea caballero, y siempre que lo sea, hasta en los más mínimos detalles, corresponde que se le agradezca el gesto. Lo que pasa es que paralelamente a que las mujeres se fueron equiparando en varios ámbitos a los hombres, la galantería se fue perdiendo, se los fue tomando a veces de “anticuados”. El hombre que por naturaleza es “caballero” o que le enseñaron que debía serlo, se siente incómodo ante la mujer que no se deja halagar o que cree que esa actitud es pasada de moda o solo de gente grande. Ojo, no estoy en contra de la liberación femenina y también soy en gran parte “machista” pero el ceremonial y protocolo fue siempre así, el encargado de la tarea de agasajar era el hombre. Algunas costumbres nunca tendrían que haber pasado de moda. No hay nada más hermoso para la mujer que una linda galantería o sentirse halagada por parte del hombre. La grosería acá no entra en discusión.
¿Hay diferencias en el apego al protocolo entre el hombre y la mujer o uno de los 2 géneros suele ser “más brusco”?Si bien es cierto que el ceremonial y protocolo está planteado para ser cumplido por ambos sexos por igual, quizás existen ciertas reglas o normas que les resulten más difíciles de cumplir a unos que a otros. Todo dependerá de las ganas de aprender o el ámbito donde obligatoriamente se lo tenga que cumplir.
¿Cuál es la razón más fuerte que encontrás para defender la vigencia del ceremonial y protocolo? El filósofo francés Michel Onfray dijo que los buenos modales – “la politesse”- son importantes porque son un modo de frenar el latente estado de guerra entre la gente. ¿Tendría que ver con eso?Personalmente la razón que encuentro para defender la vigencia es que estoy convencida que la falta de respeto hacia la otra persona, no registrar que existe un ‘otro”, una sociedad sin límites, propicia a que todo sea un desorden. No se puede vivir en un mundo sin límites, las reglas de protocolo están escritas y son obligatorias especialmente en el ámbito público y oficial, las reglas de ceremonial no están escritas en ningún lado, nos regimos por los usos y costumbres de cada lugar. A pesar que resulte básico, que un chico coma de mala manera en la mesa, tire la comida por el aire o se levante cuando quiera, no hablo por supuesto de un bebé, tiene que ver con los límites, con el respeto hacia el otro, con aprender las reglas de ceremonial, las normas de convivencia desde la más temprana edad, saber que cuando vaya al colegio se va a tener que quedar quizás un rato sentado en su silla, cuando crezca en una reunión importante de negocios va a tener que cuidar sus modales, desde la mesa a conversaciones telefónicas, porque en parte varios negocios se cierran concentrándose en la charla y no en la manera de tomar los cubiertos o de cuidarse de comer con la boca cerrada. A lo que creo que se refiere Onfray es que nuestro lugar termina donde empieza el del otro y cuando sobrepaso ese límite comienzan los conflictos. Las normas de convivencia son importantes para todos.
¿Hay una vulgarización de las costumbres que termina atravesando a todos o es una modernización de las costumbres?Trato de creer que no nos tiene que alcanzar “la vulgarización”. Algunas costumbres por suerte se fueron modernizando y eso se debe a que el ceremonial se fue desestructurando, desde comer ciertas cosas con la mano, como mandar invitaciones a través de un mail y contestar por el mismo medio. El mundo se va modificando, cambiando y tenemos que acompañarlo, ciertas costumbres preciosas para el 1900 resultan hasta ridículas en la actualidad. Cuando cuento a mis alumnos algunos modales del siglo pasado me preguntan si son ciertos. Los chefs del momento y su innovación en la cocción y presentación de platos hacen que los especialistas en ceremonial tengamos que apelar a nuestro mejor criterio para adaptar el precepto de que ningún alimento se come con la mano, mejor ejemplo que esto son los finger food que hoy son un éxito.
¿Qué gesto de educación tiene todavía la mayoría de la gente? ¿Cuál se perdió?Los gestos de educación no tienen que ver con lo estudiado en el colegio o facultad. Creo que un gran y simple “gracias” todavía no está perdido, lo mismo que hablarle a alguien de buena manera. Muchas cosas si se fueron poco a poco perdiendo, vivimos en un mundo muy de vorágine, yendo contra reloj. Se perdió la auto-presentación, el saludo al otro, entramos por ejemplo a un lugar y no saludamos con un buen día o buenas tardes a quien nos abre la puerta, al entrar al ascensor, no es necesario dar un beso, es tan sencillo como mover simplemente los labios para sacar pocas palabras de la boca. Llega a la esquina sin semáforo un auto y el peatón tiene que esperar que pase primero el auto cuando la prioridad es de él, y ni hablar cuando llueve, cruzan apurados salpicando en la bocacalle como si no tuviera techo el auto y se estuvieran mojando.
¿Las nuevas generaciones son más relajadas en el aspecto de los modales y las buenas costumbres?Sí, son mucho más relajados, pero a pesar de ello noto que tienen ganas de aprender lo que quizás no tuvieron la posibilidad de hacer de chicos, por los motivos que fueran. Son más espontáneos, son menos estructurados y acartonados. El mundo avanza a pasos agigantados y ellos son los que están más acostumbrados al cambio, no podrían incorporar reglas rígidas que no condicen con la realidad. Algunas no cambian por más que el tiempo avance, pero hay otras que les explico que está bueno que lo hagan, de lo contrario nos quedaríamos desfasados de la realidad.
¿Se pueden comer las empanadas con la mano?¡Se pueden y se deben! Lo mismo que la pizza, no está mal visto hacerlo. Hay ciertas cosas que se tienen que comer como fueron creadas para serlo, es la costumbre del lugar. ¡Sería impensable que un mexicano comiera un taco con cuchillo y tenedor! Ahora si las empanadas son de las que chorrean mucho, las que se llaman comúnmente de “patas abiertas” en ese caso no sirve de nada colocarse la servilleta en la falda, es más útil colocar un trapo en el piso.
¿En qué situación es válido bajar la guardia?
Cuando el lugar donde estamos o al que fuimos invitados es más informal, ahí podemos relajarnos y disfrutar sin culpa de que se nos haya caído el cuchillo al piso.
¿Qué persona (alguien conocido de Argentina) es realmente elegante?Hay mucha gente elegante, por suerte. La elegancia no está dada por lo que una persona se ponga de ropa sino con la actitud y postura que tenga, con el cuidado personal, con su aspecto, con la imagen que da, con sus gestos, con sus modales, si encima se viste bien en algo más que suma. Para ser elegante no importa si uno es flaco/a, gordo/a, va más allá de todo eso. Si tuviera que buscar alguien diría que Gino Boggani y Alan Faena tienen dos estilos diferentes y muy marcados, cada uno a su manera. De las mujeres, Andrea Frigerio, Evangelina Bomparola, Juliana Awada.
Sos una experta ¿te pasa que a veces tenés que disimular un poco de lo que ya te sale naturalmente para no incomodar a gente que es un poco menos conocedora de la etiqueta y los buenos modales?La verdad es que me pasa, siempre trato de amoldarme a la situación, nunca dejando en ridículo o avergonzando al otro. Sin perder de vista los buenos modales, podría comer con los reyes o con amigos en la playa, y en cada uno estar atenta a las reglas que corresponden para cada caso en particular y lo que siempre les digo a mis alumnos es que tienen que estar preparados para ambas situaciones y la única manera de estarlo es teniendo las bases y practicar.
De todos los tips que enseñás ¿te atrevés a decirnos uno que te parezca un poquito absurdo?Obvio, explicarles a los zurdos que el ceremonial no está hecho para ellos y que tienen que comer siempre como los diestros. ¡No se imaginan todo lo que me dicen! Pero como venimos diciendo anteriormente, adaptándome al mundo actual, les explico una manera delicada de comer con sus manos cambiando sutilmente los cubiertos de la manera que más cómodo les resulte comer. Lo más importante es sentirse relajado.