MESAS COMUNALES ¿POR QUÉ SON UN FUROR? / ¿EN QUÉ RESTÓS SON PROTAGONISTAS? / POR VICKY GUAZZONE DI PASSALACQUA

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Las largas mesas comunales del flamante restó de cocina asiática El Quinto, en Belgrano

 

MESAS COMUNALES ¿POR QUÉ SON UN FUROR? / ¿EN QUÉ RESTÓS SON PROTAGONISTAS? / POR VICKY GUAZZONE DI PASSALACQUA.

 
No es cierto que sean algo nuevo. Para quien haya viajado a Europa o Estados Unidos, hace rato que son parte del paisaje gourmet. De hecho, fueron grandes ecualizadores sociales durante la Revolución Francesa, copiadas luego por los hoteles neoyorquinos en el siglo XIX, para finalmente tomar impronta moderna a fines de los ’90, cuando las grandes ciudades del mundo (Nueva York nuevamente a la cabeza) se las apropiaron como tendencia en boga. Pero sí es cierto que, en Argentina (y sobre todo en Buenos Aires), las mesas comunales no eran moneda corriente, ni mucho menos una moda aceptada y deseada. Hasta que Le Pain Quotidien abrió su primera sucursal. Desde entonces, las aperturas que las incluyen se suceden, pasando de cadenas más informales a propuestas chic y con opciones nocturnas. Y en el camino, la decisión decorativa también demostró tener su costado social: a la par del espacio, se comparten charlas, conocimientos y una nueva forma de vivir la experiencia de “salir a comer”.
 

1) LE PAIN QUOTIDIEN: EL PIONERO / SALGUERO 3075 – PALERMO CHICO Y DEMÁS SUCURSALES

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La cadena belga de Alain Coumont no solo fue pionera aquí, cuando hace tres años abrió su primera sede en Palermo Chico e hizo de la mesa comunal una de las primeras cosas que saltaban a la vista en su estructura, sino que también lo fue en el Nueva York de fines de los ’90, cuando nacía la tendencia tal como la conocemos hoy. Y es que según preceptos de Coumont, no puede faltar una mesa comunitaria en ninguna de sus múltiples sedes alrededor del mundo. “Creemos que la comunidad es lo que nutre, inspira y alimenta el alma. Nuestra primera mesa comunal en Rue Dansaert, en Bruselas, fue construida con madera reciclada de trenes belgas. Esos simples tablones se convirtieron en una tradición”, apuntan desde la cadena. Hoy, esta misma madera áspera y recuperada continúa siendo el espacio preferido de muchos comensales que eligen compartir sus desayunos, almuerzos o tés en compañía de amigos o desconocidos que, en tanto próximos, ya no lo son tanto.

2) EL QUINTO: ASIÁTICO Y DESCONTRACTURADO / AVENIDA DEL LIBERTADOR 6248 – BELGRANO

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En este flamante, canchero y minimalista restó de comida asiática que abrió hace apenas un mes (a principios de enero) sobre avenida Libertador en Belgrano (una de las zonas que más se transformaron en los últimos tiempos con la construcción de muchísimos edificios de oficinas) también apostaron por las mesas comunales. Sus platos de inspiración japonesa y del sudeste asiático, por ejemplo el muy sabroso Pad Thai (fideos de arroz salteados al wok con vegetales, frutos de mar y ostras), o los porkbuns (panes rellenos chinos que son una de las especialidades de la casa) se pueden degustar en unas largas mesas negras que se ubican – con todo el protagonismo – en el centro del salón. «Apuntamos a un público moderno, y bastante joven, y queríamos descontracturar un poco la formalidad que suelen tener los buenos restaurantes asiáticos – le explican desde El Quinto a MALEVA -, queremos que la gente comparta, charle, se reúna». Una de las situaciones más curiosas que se registran en las mesas comunales de El Quinto es que los comensales (hablamos de perfectos desconocidos) se comentan y se recomiendan platos. Los grupos de amigos son los que más eligen las mesas comunales. En el Quinto, además de almuerzos y cenas hay after offices con carta de tragos ideada por Pablo Pignata y a cargo de la bartender Meli Manhattan. ¿Cuáles les recomendamos? El Kim Tonic, preparado en base a pepino, wasabi, gin, y tónica y el Red Pekin que es una versión de Bloody Mary con cerveza, tomate, salsa inglesa y tabasco.
 
3) FRANCIS PLATZ: UNA HAMBURCERVECERÍA CON UNA ENORME MESA QUE SE ROBA TODAS LAS MIRADAS (Y EN LAS QUE TODOS QUIEREN SENTARSE) / QUESADA 1892 – NÚÑEZ
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Abierta hace unos pocos meses en Núñez, esta hamburguesería sienta la bandera de las mesas comunales con fuerza: en su salón principal, aquella es la única forma de sentarse. Sí, hay algunas barras alrededor y mesas pequeñas en sus patios de adelante y atrás, pero el que se roba todas las miradas y asientos es un larguísimo tablón de madera en cuyo centro se ordenan con descuidada atención variados libros de autores interesantes, y en el que por encima penden múltiples lamparitas con filamentos LED. Alrededor, paredes ilustradas y graffiteadas suman encanto a la impronta industrial, que se enfatiza con su buena carta de cervezas artesanales y, por supuesto, su especialidad: las hamburguesas caseras en combinaciones sofisticadas.
 

4) CAMPING: UN BIERGARTEN EN PLENA TERRAZA DEL BUENOS AIRES DESIGN / AV.PUEYRREDÓN 2501 – RECOLETA

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Debemos ser sinceros: Camping también es uno de los puntos que apostó a esta tendencia desde su misma apertura, hace ya dos años. Y también lo hizo a puro compromiso, ya que su oferta para sentarse es únicamente en mesas compartidas. Su propuesta, apuntada a emular los biergartens alemanes, plantea varias mesas largas (para más de seis) con banquetas y varios tenedores y cuchillos en el centro, otros banquitos móviles revestidos en pasto, guirnaldas con bombitas y un stand vidriado en el cual hacer el pedido y retirar la comida, con opciones como tortilla de papas, milanesas, panchos, sándwiches veggie, ensaladas y choclos, entre otros. Todo tamizado por alegre música y la compañía de espíritus afines a esa onda relajada y consciente de los que saben disfrutar de las cosas simples de la vida.
 

5) OPORTO: EXPERIENCIA CHIC /11 DE SEPTIEMBRE 4152 – NÚÑEZ

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Desde su apertura, este restaurante se propuso romper el molde. Impactante en su arquitectura, concebida por el gran Horacio Gallo (alma máter de otros locales porteños queridos como Sudestada, La Panadería de Pablo o Tegui), combina sus azulejos blancos y su doble altura con una selección de vinos tan impecable como sus precios, y unos platos tan aplaudidos como clásicos, además de la sencillez bien entendida de sus opciones de rotisería para llevar. Y en el medio de todo este mix perfecto, dos mesas comunales aportan un nuevo toque trendy, que se traduce en comensales elogiando a la par (y hasta brindando juntos por) las propuestas del chef Tomás di Lello.
 

6) LA MARGUERITE: RIQUÍSIMAS TORTAS Y MESAS COMPARTIDAS / 11 DE SEPTIEMBRE 2620 – NÚNEZ

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En esta bella casona de Núñez, la mesa comunal bien puede cumplir dos funciones. La primera y más común, agrupar desconocidos en pos de probar sus increíbles tortas (especialmente recomendada la de Oreo y la Avenfilippi, además de sus brunchs de domingo). La segunda, en cambio, nace producto de su estructura: dado que su mesa comunitaria se encuentra en un salón especial, también puede oficiar de reducto privado en el que charlar con calma y sin tiempo con amigos y no tanto. Integrado al espacio general a partir de una bella biblioteca empotrada redonda, este sector es uno de los más requeridos, haciendo de la mesa comunal un hábito que pisa fuerte.
 

7) NININA BAKERY: PARA COMER RICO Y DISTENDERSE EN SUS ESPECTACULARES MESAS DE MADERA / GORRITI 4738 – PALERMO VIEJO

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En medio del Palermo más ajetreado, Ninina Bakery es un oasis. Y lo es no solo a la hora del té, como su nombre hace suponer, gracias a sus tentadoras tortas, budines, scones, brownies y variadas dulzuras más, si no quizás más especialmente al mediodía. En ese anhelado corte del día laboral, el local, elegante en su mesada de mármol y fenomenal altura, seduce con su mesa comunal, tan larga como límpida en su claridad de madera. Y es que aunque también hay muchas mesas individuales, esa ofrece la real posibilidad de distensión a partir de una charla fresca, con alguien desconocido, con un trabajo y una rutina por entero distinta a la propia, y que tan bien puede hacernos olvidar de lo que nos espera al regreso a la oficina. Dicen los habitués que, además de sus sándwiches, hamburguesas y ensaladas, aquella es la principal razón por la que siguen esperando un lugar para sentarse en Ninina.

8) FIFÍ ALMACÉN: PLATOS ORGÁNICOS EN MESAS CON FILOSOFÍA ANTI – CELULAR) / GORRITI 4182 – PALERMO VIEJO

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No sorprende en absoluto que Fifí Almacén se haya sumado a la tendencia de las mesas comunitarias. Fresco, de carácter sencillo en su estructura (con aires industriales) y haciendo énfasis en la importancia de comer disfrutando la conversación y la relación con la persona que uno está -sí, Fifí Almacén es uno de esos lugares donde hay sectores especiales en la mesa para dejar los celulares-, su mesa comunal además invita a extender esa experiencia a otros comensales.Nuestra idea de incluir una mesa comunitaria tiene que ver con darle más calidez al entorno y con que la gente se relacione de otra manera con el espacio, e incluso entre ellos mismos”, describe Luciano Combi, dueño del lugar. Para él, estas mesas funcionan como una suerte de extensión del espacio público, y así, se vuelven algo natural, “similar a lo que sucedía con las barras tradicionales de antaño”. Y si bien tiene algo de tradición antigua, los más adeptos han resultado ser los jóvenes. Allí se sientan a charlar y hacer nuevos amigos, mientras disfrutan algunos de sus sabrosos wraps y sándwiches o poderosas ensaladas, entre otros platos de impronta natural y deli.
 

8 BIS) FRESCO: FAST GOOD EN MESAS PARA GENERAR VÍNCULOS /DIAGONAL SUR 761 – MONSERRAT

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Con menos de dos meses abierto, Fresco ya es una bocanada de aire ídem para los oficinistas del Microcentro. A cargo de la tríada mágica compuesta por el chef Fernando Trocca, el bartender Tato Giovannoni y el ya mencionado arquitecto Horacio Gallo, el restaurante se sienta en la línea de los fast good, combinando ingredientes frescos en mano experta con una nutrida carta de bebidas naturales y un ambiente con charme y practicidad a la vez. Con opción de comer allí o pedir para llevar, muchos eligen quedarse: invitan sobre todo sus dos mesas comunales, pensadas desde el inicio como una forma de generar vínculos. “Nuestras dos mesas comunitarias buscan crear un espíritu de comunidad donde se converse, se ría a la par y hasta se pregunte qué tal estaba el plato”, relatan Sebastián Pertiné y Eugenia Passini, los creadores de este éxito en puerta que pretende expandirse como cadena en los próximos años. “Es interesante que gente extraña tenga algo en común: ya parten de la base de ir a comer al mismo lugar, eligiendo un estilo de vida sano y con buena onda, y nosotros le brindamos la excusa para mirarse, pedir referencias de algún plato y hasta sacarse fotos grupales, y así la próxima vez que se ven, ya no ser tímidos extraños”, sintetizan.