"LA MÚSICA, LA MADERA Y LA NATURALEZA SIGUEN SIENDO UN MISTERIO" ALEX LEIBIUSKY, EL LUTHIER DE FOA





 
Por Santiago Casanello
Fotos: Paula Eleod
Retoques y diseño: Lucas Lombard
En la planta baja de la actual edición de Casa Foa en la espectacular ex fábrica de Alpargatas (Edificio Molina, La Boca) hay un stand que llama más la atención de los visitantes que muchos de los de diseño y decoración: el del luthier Alex Leibiusky, quien muestra – en una suerte de pequeña réplica de un taller de instrumentos – el paso a paso de la construcción artesanal de guitarras. Tal vez no suene muy a FOA, pero porque es la primera vez que la feria de arquitectura, industria, diseño interior y paisajismo, que ya va por su 29 edición, incluyó un espacio dedicado a los oficios artesanales. Leibiusky tiene 34 años y es músico. Aprendió a tocar la guitarra de manera autodidacta a los 13 y al poco tiempo comenzó a experimentar con la reparación de sus propios instrumentos “calibrándolos, restaurándolos, lustrándolos” al punto que sus amigos le traían los suyos para que se los arreglara. En 2002 comenzó a estudiar profesionalmente sobre la construcción de la guitarra clásica con los maestros Esteban González y Julio Malarino de la luthería “El Virutero” y desde entonces que no dejó de perfeccionarse e hizo de este “saber” su profesión hasta convertirse en uno de los mejores. Una guitarra Leibiusky cuesta en promedio dos mil dólares. También realiza guitarras hawaianas, ukelelez, saz y cajones flamencos y peruanos. “No me parece extraño estar en FOA porque un instrumento es puro diseño, hasta desde el plano que se confecciona para hacerlo que es como un plano de arquitectura” sostiene.
¿Y qué imagen se te aparece en la forma de una guitarra? Un cuerpo de mujer, dijeron varios poetas…
¡Sí, puede ser! ¿Por qué no? Igual cada uno ve lo que quiere.
¿Y vos qué ves?
Más que nada veo la madera.
¿Qué maderas se usan para hacer una guitarra?
Hay varias, porque para cada parte de un instrumento se usa una madera distinta y depende de que quieras lograr tanto desde el punto de vista estético como sonoro. Además al tronco se le realizan varios procesos.
¿Y cuál es la principal diferencia entre un instrumento construido por un luthier y el que surge de un proceso industrial?
La principal diferencia entre un instrumento de fábrica, hecho en serie y un instrumento artesanal es el sonido. Al trabajar a mano llevás cada pieza al espesor justo, tenés contacto con la madera, vas golpeando en distintos lugares para ir viendo la sonoridad que adquiere, hacés una selección adecuada de las maderas y también trabajás con el músico para adaptar el instrumento a su medida, por ejemplo, la comodidad del mango que a algunos les gusta más grueso y a otros más finos. Y todo eso influye en el sonido.
O sea que vos no construís por tandas, hacés una guitarra para cada músico.
Claro, sólo trabajo por pedido, por encargo, no tengo stock de lo que construyo.
¿Tenés una entrevista previa con el cliente?
Sí, me dicen lo que quieren. Y hasta pueden probar guitarras mías que ya hice, me las prestan sus dueños que fueron mis clientes. Los instrumentos se hacen a medida.
¿Y suelen ser músicos profesionales los que te buscan?
Hay de todo, profesionales y no profesionales, es muy variado.
¿Cuál es la principal razón por la que recurren a un luthier?
Porque si no caen siempre en lo estándar, en los productos de venta masiva. Y a veces el músico quiere cosas más adaptadas a él, ajustadas a su medida, e instrumentos con sonoridades especiales.
Tiene magia y personalidad ¿Pero cómo está la profesión de luthier?
En Argentina tuvo un gran resurgimiento en los últimos diez años. Hay una camada de jóvenes luthiers como yo y otros aún más jóvenes.
¿A qué se debe?
Hay varias razones. Una es Internet que está llena de información y la gente empezó a aprender por ahí. Antes uno pensaba en un luthier y se imaginaba un viejito en su taller y con la web empezaron a aparecer un montón de luthiers, muchos que ya estaban de antes y pudieron tener difusión. Y también esta esa cosa de que si antes tenías que reparar tu guitarra tenías que caer en la casa de música y generalmente, en esos lugares los que las arreglan no son luthiers y por lo tanto no es la mejor opción, a veces hasta quedan peor.
¿Y como llegaste a esto?
Soy músico, de pibe tocaba la guitarra eléctrica y justamente llevaba a calibrar la guitarra a la casa de música y me la devolvían igual o peor, y de curioso, porque siempre me interesó como funcionan las cosas, empecé a meter mano, y a interesarme por como arreglarlas. En el taller escuela El Virutero aprendí la construcción de una guitarra clásica española que es la base de todos los instrumentos que hago. Varían medidas, tamaños, pero a mosso grodo, el método de construcción es similar.
¿El hecho de saber como es el mecanismo y como se hace el instrumento, influyó en como concebís la música?
Sí, bastante. Tanto desde lo visual como el sonido porque vos escuchás una guitarra de fábrica y ya te das cuenta de que tiene sonido a lata, siempre sabés qué suena bien o mal pero siendo luthier percibís muchas más cosas desde la afinación y desde lo estético. Me cuesta disfrutar solo de sentarme y tocar porque empiezo a ver otros detalles.
¿Pero te sacó algo del misterio que tiene la música?
¡Al contrario! Uno empieza a buscar nuevos desafíos con el sonido que dependen mucho del diseño interior del instrumento, del resultado final. Creo que la música, la madera y la naturaleza en general, siguen siendo un misterio por más que uno entienda una parte, una porción de como es la cosa.
¿Cuántos instrumentos hacés por año?
No tiene que ver con la cantidad esto, es una cuestión de calidad.
Entonces ¿Cuánto tardás en hacer una guitarra?
Entre 3 y 4 meses.
¿Cuánto cuestan?
Aproximadamente 2000 dólares.
¿Cuánto puede durar?
Si la cuidás bien, toda la vida.