INGENIERO MASCHWITZ: LAS ALTERNATIVAS IMPERDIBLES DE ESTE POLO FOODIE Y CULTURAL QUE NO PARA DE CRECER / POR TEÓFILO SILVEYRA

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Quo: un paseo hecho con containers
 

INGENIERO MASCHWITZ: LAS ALTERNATIVAS IMPERDIBLES DE ESTE POLO FOODIE Y CULTURAL QUE NO PARA DE CRECER / POR TEÓFILO SILVEYRA. 

En los límites de Ingeniero Maschwitz, una localidad con arboladas quintas históricas y velocidades de pueblo, se traza la calle Mendoza, un circuito repleto de experiencias sensoriales. Desde hace una década la zona se está convirtiendo en un imán para personas que persiguen otros ritmos, cocinas elaboradas, alternativas orgánicas y profundizar las expresiones artísticas. Tiene un número de opciones culinarias por metro cuadrado que compite con cualquier polo gastronómico del país. Desde hace más de siete años, la calle Mendoza crece de manera sostenida y es imposible de conocerla completamente. En apenas 500 metros, hay cuatro o cinco complejos de múltiples propuestas que manejan identidades y públicos diferentes.
El más antiguo de los circuitos es el “Paseo Mendoza”: un laberinto de madera con múltiples entradas y
niveles. “El Mercado de Maschwitz” es el más visitado de todos: pasadizos empedrados y estructuras de madera y de chapa reciclada. El tercer espacio se llama Quo: un centro comercial sustentable cuyos locales son containers marinos reutilizados. El “Patio de los Jazmines” es un espacio muy campero que comparten tres restaurantes (quizás los más grandes de la zona) con grandes árboles y fogones. La quinta categoría, la más nueva, engloba una seguidilla de pequeños lugares chorizo (varios sin inaugurar o con la pintura fresca) que dan sobre la calle Mendoza. La mejor propuesta: caminar​, dejarse llevar por la curiosidad (o por el olfato) y aterrizar en el que más te llame la atención. Las alternativas son muchísimas, de todo tipo, precio y color, para almorzar, para cenar o para brunchear; para salir en pareja, con amigos o incluso para tomar algo sólo. A continuación te presentamos algunas opciones de cada complejo, distintas a las que reseñamos hace algunos años acá en MALEVA.

1) PASEO MENDOZA O LA MULTIPLICACIÓN DE LAS CASAS DEL ÁRBOL

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Con más de una década, este paseo parece una guarida de los niños perdidos de el País de Nunca Jamás​: una especie de pueblito de casas del árbol. Se pueden encontrar desde consultorios de psicología y librerías, hasta almacenes y restaurantes, y cada vez que entres, vas a encontrar lugares nuevos. Lo frecuentan los vecinos de Maschwitz y tiene muchas actividades culturales -como clases de clown, percusión o yoga- para participar en la semana.
 

2) EL ALMACÉN DE LA TIERRA: PRODUCTOS ORGÁNICOS Y ARTESANALES ¡Y UN BELLO ÁRBOL EN EL CENTRO DEL LOCAL!

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Es un lugar ideal para llenarte de provisiones y llevarte ingredientes para probar en tu casa. El detalle: en el centro del local hay un árbol​. Los productos son naturales, orgánicos y artesanales. Lo interesante es compararlos con los productos de origen industrial que solemos consumir para descubrir los verdaderos sabores y texturas​. Es impresionante la variedad de productos que hay en un espacio tan reducido: leche de vaca, embotellada, fideos de quinoa, pasta de zanahoria, dulce de frutilla con chía, miel fresca, tés y yerba mate orgánica de diversos sabores e intensidades, aceites (de oliva y de maní) y productos medicinales naturales. Cada uno con un origen y una historia.

3) RAMONA COCINA: PARA SENTARSE AL SOLCITO EN SU CANCHERO DECK Y COMER MUY RICO

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Si hablamos de los orígenes del Paseo Mendoza, tenemos que hablar de Ramona Cocina de Amigos. En el interior despliega una onda retro y rock muy bien lograda: las fotografías en blanco y negro de los Rolling Stones y la carta del menú es un disco de pasta. En el exterior, el deck arbolado es un escenario propicio para los días soleados. Con diez años de antigüedad, Ramona es un restaurante para instalarse y dejar correr el vino por algunas horas. De todas formas, te recomiendo algo liviano​: ensalada geisha de salmón; un mix de verdes con rolls de salmón ahumado, queso crema, palta, pomelo y alcaparras. El Mercado de Maschwitz​ o cómo la chapa, la madera y el adoquín hacen magia Este es el espacio imperdible de la zona y el más concurrido. Un verdadero ejemplo de un caos de colores despintados, materiales y sonidos que producen un resultado final increíble. Tiene la virtud de no ser un lugar vintage forzado, pecado en el que cayeron muchos luego de este boom. Lo rústico está en su esencia en vez de ser una decisión decorativa. Los detalles coloridos de una verdulería y las estructuras de hierro bruto son tan artísticos como las obras exhibidas en sus pasillos. Los anticuarios y los bazares son un peligro​: podés estar horas revolviendo y descubriendo cosas.

4) ALTO PERÚ: LA EMBAJADA DE LOS SABORES PERUANOS EN MASCHWITZ / PRUEBEN EL CEVICHE MIXTO ACOMPAÑADO DE UN BUEN PISCO

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Si te adentrás lo suficiente en el mercado, vas a encontrar el restó Alto Perú, una alternativa de cocina peruana. Es una verdadera embajada de la capital regional de la gastronomía latinoamericana. La intensidad de la cocina peruana la podés capturar en el ceviche mixto: una versión empanada con todo tipo de mariscos y rabas acompañado de verduras. Aunque muchos expertos recomiendan vino blanco como maridaje, la opción es acompañarlo con pisco​. En Alto Perú aseguran que esta bebida alcohólica es peruana y no chilena (la eterna discusión).

5) SHUKRAN: UN VIAJE A MEDIO ORIENTE ¿QUÉ TAL «NARGILEAR» Y CERRAR LA COMIDA CON UN MANTECOL ÁRABE?

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La segunda elección es Shukran, un lugar de comida árabe-libanesa. La oferta de Shukran, que significa ‘gracias’, es una verdadera experiencia multisensorial. Vista y oído: la presentación de los platos, la ambientación y la música te secuestran de la localidad
bonaerense y te transportan al Medio Oriente. El tacto también contribuye por los cómodos almohadones con bordados árabes. Olfato: es único por los perfumes y vapores de las pipas de agua (disponible en sabores como manzana, coco, jazmín, melón y más). Y el gusto, es decir, lo central: las degustaciones alternan comida fría y caliente, y son ideales para introducirte en el mundo de la comida árabe. Recomendado para los postreros​: el halwa es una especie de mantecol árabe cubierto con chocolate.

6) EL BODEGÓN DEL INGENIERO: ABUNDANTES PLATOS DE PASTAS, BUENÍSIMAS MILANESAS (Y UNA TELE SIEMPRE PRENDIDA CON LOS PARTIDOS DE LA FECHA)

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En el pasillo central está El Bodegón del Ingeniero, el más nuevo del mercado, aunque en realidad es una evolución de una casa de pastas. Es el espacio más futbolero de Maschwitz y el único que tiene una televisión sintonizada en canales deportivos durante todo el día. Las paredes están adornadas con fotos y recortes de diario de futbolistas, generalmente argentinos pero con algunas excepciones -Ronaldinho, nobleza obliga-. El destacado: tiene un pizarrón con el gol del Diego a los ingleses en el 86 dibujado como esquema de estrategia​. Como buen bodegón, tiene los platos típicos en porciones abundantes. Aunque sus especialidades son las pastas caseras rellenas, como los ravioles o los canelones, la mejor opción es la milanesa napolitana (tamaño pizza) con papas fritas​.

7) QUO: EL MUNDO DE LOS LEGOS GIGANTES

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Lo más increíble de este lugar es que sea un conjunto de containers apilados como enormes bloques de lego. El espíritu vintage y rústico de la calle Mendoza queda entre paréntesis una vez que ponés el pie en el primer centro comercial de la Argentina montado con enormes cajas de metal marítimo reutilizado. El popurrí está compuesto por los colores primarios puros, los muebles de diseño y unos espacios verdes con pequeñas fuentes de agua.

8) TRES COCINA INMIGRANTE: PLATAZOS ESPAÑOLES 

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El lugar destacado es TRES Cocina Inmigrante, un restaurante de cocina española, completamente cubierto de tablas de madera y con ventanas redondas que remiten directamente a un puerto o a un barco. La recomendación: pulpo a la gallega acompañado
de un vino rosado o un tinto joven​. En el segundo nivel de Quo está el broche perfecto: Iceland, una heladería artesanal cuya especialidad es nada más y nada menos que el dulce de leche. Elaborados en Luján, podés comprarlos por peso o en palito y son perfectos como acompañantes​.