"A VECES ES NECESARIO PENSAR (OCIO) Y A VECES HACER (NEGOCIO)": SANTIAGO SIRI



 
«A veces es necesario pensar (ocio) y a veces hacer (negocio)»: Santiago Siri
Por Sofía Almiroty
Fotos: Jacinto Freixas
Tiene menos de 30 años y casi una decena de emprendimientos en su haber. Lanzó proyectos en Silicon Valley y hasta creó un sistema monetario basado en la reputación de las personas. Santiago Siri es uno de los emprendedores tecnológicos más jóvenes de la escena local. Al igual que muchos emprendedores emblemáticos de las últimas décadas, no terminó la universidad, sino que dejó la carrera de ingeniería a los cuatro meses de haber empezado. Hoy, nos cuenta cómo nos afecta la vida en red, y las revoluciones que se están por venir, las dificultades de emprender y de dedicarse a lo que uno ama.
¿Cómo fue que dejaste la facultad en ese momento y te decidiste a emprender en tecnología?En ese momento quería hacer videojuegos y no había muchos lugares donde hacerlos. Me había pasado muchos años de la secundaria durmiendo en clase por quedarme hasta muy tarde a la noche navegando por Internet, en foros de desarrollo, así que fue una decisión muy natural. Había leído algo en el diario, y conocí un inversor que tenía algunos ahorros y quiso invertir, así que armamos una cueva de 2×2 y un equipito de 3 o 4 programadores. Fue todo una experiencia medio inconsciente también, era el año 2002 y el país estaba en una crisis tremenda. Fui muy inconsciente, pero bueno, creo que emprender es un acto muy inconsciente. A veces pienso que si uno dimensionara los riesgos que está tomando puede paralizarse muchísimo. Es un poco lanzarse al vacío y ver qué pasa. En algún punto, el lugar más seguro para estar parado es del lado de la red o la tecnología digital, porque uno puede ser parte e ir transformando el mundo en muchas cosas.
Estamos en las oficinas de Grupo42, hoy dirigís el área de innovación en este laboratorio de desarrollo de software. ¿Cómo es eso de analizar las conversaciones en las redes sociales?Este es el que me da de comer, es un laboratorio de Innovación con oficinas acá y en Sao Paulo, es una empresa brasileño-argentina. Nosotros entendemos muy bien lo que es la publicidad en la web, pero como responsable del área de innovación, hay todo un mundo nuevo que tiene que ver con los los smartphones y las redes sociales. Lo que desarrollamos acá es un producto que se llama Zenzei. Nos contratan empresas grandes y generamos investigación de mercado analizando las conversaciones en las redes sociales. Sacamos información sobre el patrón de los consumidores o de sus opiniones, cómo se expresan sobre tal tema o de qué manera. Es muy interesante poder analizar métricas y encontrar patrones que definen desde cuál puede ser el momento de la semana más romántico en algún país del mundo o incluso una convocatoria pública a partir de las redes como hicimos con el 8N.
¿Liderás proyectos diferentes y de distinta índole en paralelo, cómo logras enfocarte y no sucumbir a la procrastinación que, en definitiva es parte de tu trabajo?Hay algo que decían los griegos que me gusta mucho y en parte justifica la procrastinación. Ellos usaban la palabra “otium” para definir el pensar creativo, simplemente sentarse a divagar y explorar el mundo de las ideas. “Neg-otium” es negar esa creatividad, el negocio es eso. A veces es necesario pensar y a veces es necesario hacer, hay días que uno está más inspirado que otros. Y al margen de esta realidad, creo que lo importante es que trabajo con buenos equipos de gente, creo que entre todos, si cada uno entiende bien su rol y puede apoyarse en el otro, se van consiguiendo cosas.
¿Y entonces, cómo logras bajar del mundo de las ideas al mundo “real”?Una de las cosas que aprendimos como empresa para que esa innovación no quede en un castillo de cristal y salga al mundo, es la importancia de empezar a vinculares con clientes, poder encontrar soluciones para los problemas que tienen. Y hoy Internet, si te organizás bien, podés mantener estructuras chicas en una organización y trabajar de una forma muy flexible y eficiente al mismo tiempo. Creo que si encontrás qué te gusta hacer, trabajás con las personas que te interesan y algo que sostenga eso que te gusta hacer, ¡estás hecho!
Lanzaste proyectos importantes desde escenarios tecnológicos centrales en el mundo, como Silicon Valley y TechCrunch, ¿Cómo es lanzar proyectos desde esos lugares?En el 2008 con Popego, que después devino en lo que hoy es Grupo42, fue súper estresante. Con mi socio sabíamos que TechCrunch es el lugar para lanzar un startup, van tres mil personas, todo Silicon Valley va para ver 50 empresas que lanzan su idea. Es un trampolinazo en el mundo. Nos presentamos formalmente al concurso, me acuerdo que pegamos como cuatro entrevistas telefónicas de 15 minutos, así muy americano, te llaman a las 4.03 pm, te matan a preguntas, te tratan como el culo y te cortan el teléfono. Y vos te quedas diciendo “qué carajo pasó”. Con mi socio veíamos que el dueño de TechCrunch estaba recibiendo gente en su casa para decidir los últimos 10 proyectos que entraban en esa edición y yo le escribí un mail. Nos llegó la respuesta que nos recibía en su casa (en San Francisco) a las 7pm así que había que tomarse un avión. Ahí tuvimos una entrevista y a las dos semanas nos enteramos de que habíamos quedado. Estar ahí es un trampolinazo, después te abre muchas puertas en todos los países de la región porque “hubo dos argentinos que lanzaron en Silicon Valley”. Después con el Whuffie Bank en el 2009 ya estábamos más cancheros.
¿Cómo es esto del Whuffie Bank, la idea de crear una moneda basada en la reputación de la gente?Con un grupo de amigos emprendedores nos fuimos a una conferencia en Texas del “Futuro e Internet”, South by Southwest. Mucha gente hablaba de Whuffie como sinónimo de reputación, y ahí se nos ocurrió la ida de hacer un algoritmo que midiera tu reputación en Twitter. A partir de eso, generemos una moneda virtual. Ahora, estamos con un proyecto muy bueno para relanzarlo con beneficios reales, así que estamos trabajando en eso.
¿Cuáles son las diferencias de emprender en esta parte del globo?Yo creo que no hay tantas diferencias. Quizás el proceso burocrático, armar una sociedad y esos procesos formales de lo que implican armar algo legalmente, es más engorroso si se quiere en Argentina que en otros lugares como EE.UU., pero al mismo tiempo tampoco es lo más importante. Hay otras dificultades, el mercado argentino es particularmente chico, pero también si uno se queja de eso, tampoco está viendo el otro costado: justamente como Argentina tiene un mercado chico se crearon muchas empresas que salieron por mercados regionales para expandirse por fuera del país. En cambio en países con mercados grandes, como Brasil, todas las empresas de Internet solamente piensan en Brasil, ¡y ya! Entonces algo que pareciera que te corta las piernas, en realidad tiene su oportunidad. En algún punto, ningún emprendedor debería fijarse en ese tipo de cuestiones o detalles burocráticos, sino que emprender, básicamente va a ser siempre muy difícil, estés donde estés, por el hecho de que estás apostando a algo que no tenés idea qué va a ocurrir.
De los proyectos que venís haciendo, ¿identificaste alguna fase particular como más compleja que otra en el camino de emprender algo?Creo que te acostumbrás a vivir con cosas que te frustran. Me acuerdo cuando arrancábamos con Popego, esto que ahora es Grupo 42, y era “uh, como será cuando tengamos el primer cliente”, después cuando teníamos el cliente era, “bueno, cómo será ser rentable”, siempre hay algo más. Incluso cuando hablas con tipos que crearon compañías impresionantes, la sensación es que nunca se acaba. La zanahoria, y la responsabilidad. Creo que lo importante es tratar de hacer que sea divertido, que los procesos de la empresa sean divertidos, que los proyectos con los clientes sean divertidos, tratar de encontrar el componente que te despierta la libido en todo.
¿Se trata de encontrarle la vuelta pragmática al amor al arte?Una vez, uno de los Ratones Paranoicos me contó que cuando los Stones vinieron acá y fueron a visitarlos, se encontraron a Mick Jagger en una bata, peinado con gomina y rodeado de abogados mirando cientos de contratos. ¡Jagger es un hombre de negocios también! Es un mito que el amor al arte es incompatible con el negocio. Steve Jobs y Mick Jagger se parecen muchísimo más de lo que no se parecen. Jobs, desde el punto de vista de la empresa puede ser considerado un artista, y Jagger, desde la música puede ser considerado un gran hombre de negocios. Todo lo que hago hoy es amor al arte, y a la hora de hacer arte hay mucha frustración en el camino.
¿Te imaginás alguna revolución puntual de acá a diez años?La imprenta fue lo que es Internet, pero en cámara lenta. La primavera árabe quizás es como una revolución francesa y no lo estamos viendo todavía, hay que ver qué dice la historia. Lo interesante de la imprenta es que lo primero que transforma es el acceso a la cultura, democratiza mucho la idea de leer y escribir. Mirando para adelante, Internet claramente cambió la forma en la que accedemos a la cultura, la forma en la que creamos cultura y se valoriza la cultura, y probablemente en los próximos años revolucione mucho la economía y la política, creo que es un desafío pensar en esto.
¿Y cómo hacemos para que nadie quede afuera?Particularmente, pienso que las nuevas tecnologías son mucho más veloces de llegar a lugares donde los estados no pueden llegar. Hay casos como Kenya, donde el smartphone más barato del mundo, que sale 80USD, vendió 350 mil unidades el día de su lanzamiento. En este sentido, el teléfono suele diseminarse y llegar a lugares donde no llega el Estado. Automáticamente, la persona que accede a ese dispositivo tiene acceso a la comunicación con el mundo, acceso al conocimiento, a todo tipo de información. En algunos lugares, accede incluso un sistema de banca, la gente usa los minutos dentro del pueblo para hacer un intercambio, un trueque. En Etiopía están distribuyendo tabletas para chicos de seis años que tienen programas que le enseñan a leer y escribir. La brecha digital es un tema de agenda para cualquier Estado en todo el mundo, acá el programa Conectar Igualdad distribuyó 3 millones y medio de laptops, en Uruguay el Plan Ceibal llegó al 100 % de los estudiantes, y creo que en todos los países se empiezan a implementar estas políticas para que todos podamos acceder al universo de la red, donde hay estructuras mucho menos centralizadas.