"NO QUIERO PERDER NUNCA LA CAPACIDAD DE JUGAR": TOMÁS FONZI

Tomas Fonzi: un señor actor con cara de chico (que no quiere perder nunca su costado lúdico)
«No quiero perder nunca la capacidad de jugar»: Tomás Fonzi. Por Mar Zucchi. Fotos: Jacinto Freixas.

Su abuela María Magdalena Del Carmen Pilar participaba de las tertulias literarias de Jorge Luis Borges. Declamaba ante el genio jugando a ser actriz. La siguiente generación le esquivó a la actuación, pero los nietos no. Dolores Fonzi eligió ser actriz y arrastró en la aventura a su hermano menor, Tomás. Al chico lo vio Cris Morena y lo hizo jugar. Desde hace 15 años se gana la vida jugando. O mintiendo. Pasó los 30 y abandonó los típicos roles de galán adolescente. Desde “Una noche con Sabrina Love” muchas otras noches hicieron de Fonzi un señor con cara de niño. Ahora se prepara para un nuevo e intenso desafío: su primer musical en el que será pareja de Gastón Pauls en una obra dirigida por Ricky Pashkus, adaptación de un libro de Osvaldo Bazán y con música de Miranda!

DE CÓMO MOVILIZA UNA SITUACIÓN FICTICIA Y DE LA NECESIDAD DE ACTUAR

¿Cuál sería la explicación de tu necesidad de actuar? ¿Qué te provoca esa actividad que no podría brindarte ningún otro oficio?
Yo me acuerdo de mi primera película, allá por el 2000, Una noche con Sabrina Love, de Alejandro Agresti, con Cecilia Roth. Recuerdo que yo tenía una escena con Fabián Vena en la que tenía que decirle que nuestros padres estaban muertos. Tenía 18 años y esa situación ficticia generó una emoción tan real que algo cambió. Una mentira que yo sabía que era mentira estaba generando una sensación. Acá algo especial pasa, me dije. Y nunca más quise dejar esa cuestión especial.
¿Qué hubiera podido acercarte a esa sensación especial? ¿Creés que hubieras sido bueno en qué de no haber encontrado aquel lugar?
Hubiera sido un buen veterinario, imagino. Algo del querer sanar me interesaba. Algo del misterio de la biología y de los seres. Eso que no está escrito en ningún lado. No es la ciencia. Ese no sé que misterioso en los cuerpos.

Tomás Fonzi en la entrevista con Maleva

—- DIOS SIN DOCTRINA Y LA PATERNIDAD QUE LE SACÓ UNA MOCHILA

Alguna creencia mostrás. ¿Creés en Dios? ¿O en qué?
Creo en algo. Dios me suena a doctrina. Sólo sé que hay algo más allá de los sentidos y que somos muy chicos para darnos cuenta. Pero de alguna manera algo percibo. Algo más grande.
¿Cuándo cambió tu sentido de la vocación? Imagino que en tus comienzos, a los 16 años, la actuación tenía que ver con una actividad de menor compromiso.
Hace relativamente poco que cambió. Lo confieso. Tiene más que ver con la maduración que con encontrar la vocación. Uno ha cambiado muchas otras cosas en la vida a la par de la vocación. Me acuerdo que cuando estudiaba en la Escuela de Raúl Serrano, maestro de actores, yo trabajaba ya en la tele y ya había una necesidad moral de formarme si tenía tanta exposición.

Tomas Fonzi relajado en una tarde soleada de invierno

 

«Hubiera sido un buen veterinario, imagino. Algo del querer sanar me interesaba. Algo del misterio de la biología y de los seres. Eso que no está escrito en ningún lado. No es la ciencia. Ese no sé que misterioso en los cuerpos.»

 
Este mes cumplís 32 años ¿En qué cuestiones sentís que has crecido y en qué conservás un costado de niño?
La paternidad fue clave. Sos padre y ya es hora de ser de una manera y de tomar decisiones. Y por otro lado fue un relajo dejar de pensar en mí para poder empezar a pensar en el otro. Me quité la mochila de mí mismo, que al fin de cuentas no servía mucho. Y ahora me veo en los ojos de mi hija. Respecto a las cosas que mantengo de chico, hay algo del ser joven que espero seguir manteniendo siempre: el juego. Y esa actitud de ir por la vida acumulando experiencia sin demasiada presión. La idea de que los desafíos se presentan solos. Tengo una tendencia involuntaria a esperar que las cosas sucedan.

PAREJA DE GASTÓN PAULS EN SU PRIMER MUSICAL (PARA EL CUAL VA A TENER QUE ANIMARSE CANTAR

Tu hermana, Dolores dijo alguna vez en una entrevista: “Siento que viví mil vidas en una”. ¿Vos también sentís que pese a la juventud tuviste una vida intensa?
No sé si mil vidas fueron la mía, pero si hay una sensación parecida. El haber empezado a trabajar a los 16 años, el haberme metido en un mundo de grandes cuando otros lo enfrentan a ese mundo de más grande, me abrió la sensación de salir al mundo. Tenía 16 años, me inicié en la televisión en Verano del 98 y viajar desde mi barrio, Adrogué, a Martinez para grabar cuando otros sólo iban a la escuela, me abrió el universo antes de tiempo. Siento que en mi vida pasaron muchas cosas. Y que estos años fueron provechosos.

Los típicos roles de galán adolescente quedaron atrás pero Tomás Fonzi encara proyectos actorales muy ambiciosos

 
Por primera vez vas a protagonizar una comedia musical en teatro, dirigido por Ricky Pashkus (“Y un día Nico se fue”). ¿Cómo es tu relación con la música?
Siempre fui un cantante de ducha, por eso cuando Pashkus me convocó le dije: No canto. Y no le importó. El se va a adaptar a nuestras limitaciones. El canto es algo que siempre quise desarrollar y ahora estoy con profesores que me preparan para este estreno de octubre. Tuve una banda de música años atrás, Mono tremendo. Ahora es una banda esporádica. Alguna vez viajamos a México de gira, sacamos un primer disco. Yo me encargaba de las guitarras y los coros y en alguna etapa de necesidad tuve que animarme a cantar. Ahora el desafío en el teatro va a ser cantar lo más dignamente posible. Voy a encarnar a Nico, el protagonista de la novela de Osvaldo Bazán. Soy en la ficción pareja del personaje de Gastón Pauls.
¿Con la ley de matrimonio igualitario sentís que hay una mayoría que acompaña o aún existe un sector importante de la sociedad de pensamiento conservador y prejuicio desmedido?
Hay de todo en la viña del señor. Yo veo que hay algo de lucha ganada. Es interesante esta obra de teatro en ese contexto. La historia transcurre a principios de los 90. Una comedia neta, con música de Miranda! en el que se habla desde un lugar de reivindicaciones logradas. Hablamos de una historia de amor. Que sean dos hombres es apenas un detalle.
 

«Ahora el desafío en el teatro va a ser cantar lo más dignamente posible. Voy a encarnar a Nico, el protagonista de la novela de Osvaldo Bazán. Soy en la ficción pareja del personaje de Gastón Pauls. Hablamos de una historia de amor, que sean dos hombres es apenas un detalle.»

 

LA LINDA VIDA DE TOMÁS: LA FAMILIA, LA MÚSICA, LA PESCA, LA FOTOGRAFÍA, EL VINO Y EL DEPORTE

Maleva resalta una idea: la de la linda vida. ¿Qué te conecta con la belleza de la vida? ¿Cuáles son tus costados de mayor disfrute?
Mi familia puntualmente. El universo que hemos creado con mi mujer e hija puertas adentro. Ese es hoy mi centro de disfrute. Después puedo hablar de tocar la guitarra, de ir a pescar, de hacer música con la banda. Soy un aficionado de la fotografía. Observo mucho. Me gusta tomar buen vino, cocinar, hacer deporte. Soy un aguerrido del fútbol, el que por falta de talento le pone el alma al partido. Adoro nadar también. Todo eso me acerca a ser un poco más feliz.
 

El set: hábitat natural de Fonzi

 
Mirás para atrás y lo primero que pensás es: ¿Falta mucho por conseguir o hasta acá ya he hecho bastante más de lo imaginado?
Vivo más el presente. Pensar en mañana, sinceramente, no me deja dormir tranquilo. Lo que yo quiero es no perder cosas de la niñez, lo lúdico, el disfrute, disfrutarlo todo al máximo. Eso es muy del actor. Querer jugar siempre. Vivir jugando.