CINCO ESTANCIAS CERCANAS QUE COMBINAN PLAN CAMPO CON TODAS LAS COMODIDADES / POR CONSTANZA COLL

 

1) LA MARGARITA, CHASCOMÚS (140k): 70 HECTÁREAS PARA SER FELIZ (LAS HABITACIONES SON MARAVILLOSAS). 

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Séptimo toma el sol de invierno en la galería. Llegó después de los seis hijos, es bien lanudo y todo negro, muy tranquilo. Hoy también están dos de las hijas, las del medio, ayudando a Marcela con cuestiones en la cocina y en las mesas que se suceden, sin descanso, a lo largo de todo el día: desayuno, picadita, almuerzo, té con sobremesa, merienda, mates, cena, café. Cada uno con lo suyo, los otros hijos también hacen parte de La Margarita, una estancia que pertenece a esta familia hace varias generaciones, exactamente desde 1780: “Ese año se fundó el fuerte de Chascomús, que por entonces era el límite sur del Virreinato del Río de la Plata. Me crié escuchando al viejo decir «agachate que vienen los indios»”. En el jardín, al frente, un cañón es testigo de aquellas épocas, cuando se usaba para avisar a los vecinos que venía un malón. “La Margarita” es por Margarita Girado, la tatarabuela de Carlos, a quien le robamos el título de dueño y señor por este fin de semana. En temporada baja, si acaso se comparte la estancia con alguien más, es factible conseguir la mejor de las seis habitaciones, Lechuza, con living privado y hogar a leña, el plan perfecto para una cena de a dos. Abierta al público desde enero del año pasado, hay 70 hectáreas para caminar o andar en bicicleta, también se puede cabalgar, jugar al metegol y al ping pong, hay un tanque australiano (no climatizado), un granero que hace las veces de taller, y un fogón con guitarra y charango en el fondo. Lo mejor: La alacena centenaria del salón comedor, de piso a techo, con espacio de guarda para productos a granel; y las tortas de la tarde con dulce de leche de Chascomús.
* La estadía completa en Lechuza cuesta $ 3.450, por día, por persona, en base doble. Con media pensión, hay habitaciones desde $ 1.860 (estancialamargarita.com.ar).
 

2) LA SANTINA, SAN PEDRO (150K): RELAX CAMPESTRE CON TODAS LAS COMODIDADES 

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Selva es cocinera y casera de La Santina, sabe todo lo que pasa en los dominios de esta estancia. Amasa las cintas más exquisitas, hace los panqueques con dulce de leche más etéreos, y muchos de sus platos llevan vegetales de la huerta o frutas de las plantaciones que hay en el fondo. Imposible decirle que no a un plato que cocine esta mujer. Las mesas están dispuestas, con mucho aire, en una especie de jardín de invierno, todo vidriado, que deja pasar el sol tibio de estos meses y todos los verdes del campo. A lo lejos se escucha el trajín de la Ruta 9, estamos en San Pedro, el justo medio entre Capital Federal y Rosario. Las jarras siempre están llenas de jugo de naranja recién exprimido, y en la chimenea los troncos arden. Junto al comedor hay otro gran salón con parrilla, mesas de pool y de ping pong, sillones con mega pantalla para ver partidos o películas, guitarras a disposición y un ajedrez de madera XL: un buen espacio para estirar la noche después de la cena. De día, especialmente con chicos, se puede visitar los corrales, las vacas y los caballos, hay carretas y tractores para trepar, y hamacas de hierro y madera dispuestas por todo el parque. También hay senderos entre los frutales para caminar o entrenar y un granero inmenso, de chapa y con lucecitas de feria al frente, donde se hacen casamientos y eventos corporativos. La Santina, que es propiedad del Sr. Andreani, el mismo del correo, hoy en día está creciendo con la construcción de nueve habitaciones más en lo que era la antigua caballeriza, y una pileta inmensa para aprovechar en verano.
* La estadía completa para dos días, una noche, cuesta $ 2200 por persona, durante todo el año. No incluye bebidas con alcohol (lasantinaposada.com).
 

3) PUESTO VIEJO, CAÑUELAS (80K): CON ESPÍRITU DE POLO

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Son las ocho de la mañana y el campo ya está en marcha: un tractor trabaja en las canchas de polo y las yeguas ya hicieron sus primeras rondas: a la tarde hay partido. Con más de cien hectáreas, Puesto Viejo es club y es estancia, un hotel boutique de diez habitaciones y el hogar de Jeremy Baker, Liliana y sus dos hijas. Las habitaciones se llaman como los caballos favoritos del dueño, y están decoradas con muebles y objetos antiguos comprados en mercados locales. En el living, el hogar está encendido durante todo el invierno y el honesty bar está a disposición de los huéspedes, para que puedan servirse un trago como en su casa. En el año 2011 la casona fue refaccionada por completo, pero antiguamente este “Puesto Viejo” era el lugar donde vivía el gaucho de mayor confianza de la familia y desde donde se vigilaba los límites del campo. “Es muy bien Juan”, grita Jeremy con un español aprendido de grande cuando Juan, que nunca había intentado el polo hasta el día de hoy, al fin consigue darle a la bola. A veces, Jeremy se hace un tiempo para enseñar este deporte que le fascina, una de las razones por las que elige a la Argentina para vivir. Las lecciones van de una punta a la otra de la cancha, sucesivas veces, e incluyen práctica en el manejo del caballo, y en el manejo del cuerpo sobre el caballo, que es lo más difícil. Un poco más tarde, vemos la magia del polo a cargo de jugadores profesionales: de septiembre a mayo el club de polo Puesto Viejo se mantiene abierto, con 12 torneos por año; y también se hacen 4 partidos de práctica por semana, todos los martes, jueves, sábados y domingos. Para una experiencia más tranquila, apta para todo público, hay paseos en sulky, cabalgatas y bicicleteadas por la propiedad, chapuzones en la pileta de bordes infinitos (sólo en verano) y comilonas bien caseras durante toda la estadía.
* Hay paquetes para pasar una noche en Puesto Viejo, con todas las comidas y actividades incluidas, desde US$ 225 por persona. Las clases de polo se pagan aparte (puestoviejoestancia.com.ar).
 

4) LA BAMBA, SAN ANTONIO DE ARECO (120K): HISTORIA A PLENO Y LA SOFISTICACIÓN DE UN HOTEL BOUTIQUE

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Un bandoneón y una guitarra acompañan los desafíos de esta tarde. Un hombre se para sobre un caballo, se acuesta por debajo y le mueve las partes como si fuera un muñeco articulado. Es la doma india. Otros hombres galopan con una lanza en mano y consiguen, como si fueran chicos jugando en la calesita, robar la sortija. Hay unos veinte caballos en el área, y ninguno pasa la línea que los separa de este pequeño público: todo el espectáculo es para unas diez personas. Somos los huéspedes de este domingo en La Bamba, una de las estancias más antiguas del país, que respeta tradiciones y que está a la altura del mejor hotel boutique con once habitaciones, todas diferentes, todas impecables. Al final de una avenida de plátanos, la casona principal está pintada de terracota, tiene un patio colonial y una torre de vigía, que ahora ocupa la biblioteca. Hay viñedos, caballerizas, sala de billar, bar y la pulpería, cuyo origen se remonta al siglo XVIII, cuando sirvió de refugio para los carruajes de la familia y las visitas. Por las ventanas se ven el parque, las canchas de polo, y todo el campo hasta el horizonte. Por allá se ven algunos huéspedes a caballo, y por acá, una pareja anda en bicicleta. La cuestión gauchesca y folklórica puede parecer, al principio, muy para extranjeros, pero es genuina, y se siente bien, al menos de vez en cuando, encontrarse con esto que tantos turistas vienen a buscar a La Pampa: boleadoras, boinas y bombachas de campo, ponchos, facones y rebenques. Especialmente acá, en San Antonio de Areco, donde todos los noviembres se hace la Fiesta de la Tradición con domas, rodeos, mercados de artesanos, desfiles y la presencia de miles de gauchos de toda la Argentina. Aunque cuesta salir de La Bamba, vale la pena darse una vuelta por el pueblo y el museo de Ricardo Güiraldes.
* La estadía completa para dos personas, con desayuno al día siguiente, cuesta US$590 por pareja. El día de campo, US$205 por persona (labambadeareco.com).
 

BONUS TRACK: SANTA ANA, CORONEL SUÁREZ (500K): CON LAS SIERRAS DE FONDO

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El viaje amerita por lo menos tres noches en Santa Ana, una estancia construida en 1897, que funcionó como fuerte de abastecimiento estratégico durante la Conquista del Desierto. Coronel Suarez comparte el paisaje de sierras australes de la provincia de Buenos Aires, el mismo entorno que Sierra de la Ventana, por ejemplo. La casona es de estilo anglosajón y  conserva impecables muchos elementos originales, entre los que destaca especialmente la vajilla de porcelana. Con todo lo que tiene que tener, es una estancia que bien podría funcionar como escala estratégica en un viaje a la Patagonia. La cocina es casera y abundante, y se ofrece recorridos históricos, culturales y también de la producción agropecuaria dentro de la estancia. Ideal para ir con chicos, se puede pescar, ordeñar vacas y darle de comer a los animales de la granja.
* En N° 76 y Ruta Provincial N° 85. La habitación doble por día por persona cuesta $2.200, $1.100 para chicos de entre 2 y 12 años. Se incluyen todas las comidas y actividades.
Fotos: gentileza estancias mencionadas.