Detalles, sombras, y casi cualquier soporte para su genial arte: Camila Vilar en acción
Son jóvenes, son mujeres, todas tienen mucho talento en serio, las obras de algunas de ellas son un hit en las redes, las cinco viven del arte. Pero también todas abordan su vocación desde una filosofía distinta. De lo figurativo a lo abstracto, del dibujo a la pintura, de la naturaleza a lo sensual. Ellas son cinco chicas que la están rompiendo y es muy probable que te enamores de lo que hacen.
De camarera y estudiante de Historia del Arte en la USAL, Cecilia Dillon se fue a vivir a Londres hace 6 años. En esa ciudad, donde hoy vive con su marido y sus dos hijas, empezó pintando los muebles de su casa hasta que notó que todo se había vuelto demasiado kitsch. Entonces se sentó en el living, desplegó todas las imágenes que había ido guardando durante años y empezó a pegar algunas en papel: nació un collage «y una vez que empecé, no paré». El primer encargo se lo hizo un amigo; luego creó una cuenta en Instagram donde empezó a recibir pedidos de gente que no conocía. Vive el proceso de creación como catártico, algo que sucede muy rápido y casi sin darse cuenta. La música (“al palo”), es fundamental; muchos de los títulos de sus obras surgen de esas canciones. Su collage “Somebody spoke and I went into a dream” (The Beatles), es una de las obras que más le gusta: “Se trata de una mujer que salta al vacío y para mí eso es como hacer arte: zambullirse a lo incierto.”
Además de ser diseñadora, Luisa Quinterno pinta cuadros que pasan de lo figurativo a lo abstracto, de lo clásico a lo más personal, creando climas de gran sensibilidad. Nieta de artista, un día su padre le llevó varios materiales que habían sido de su abuelo y, a partir de ahí, empezó a hacer dibujos a gran escala. Pintar para Luisa tiene un ciclo natural: empieza inspirada recolectando lugares, músicas, imágenes y pensamientos; camina y escribe mucho. Luego viene la etapa de espiración, cuando vuelca todo eso que fue construyendo por dentro. Le gusta trabajar en el silencio de la noche porque la ayuda a mirar hacia su interior. La música -siempre presente-, puede empezar con el piano de Einaudi y terminar con Coldplay. Para ella “dibujar es como una especie de refugio que sirve para restaurar el alma.” Cuando entrega un cuadro siempre lo acompaña con una flor, como gesto de agradecimiento.
Gracias a un papel en teatro para el que no quedó, Camila Vilar descubrió sus inmensas posibilidades en el dibujo. Cuando empezó a subir sus trabajos a las redes sociales se dio cuenta que el feedback era súper positivo y eso la motivó a estudiar dibujo. El momento en el que se enfrenta con el soporte (papel, lámpara, pared), en blanco le genera mucha ansiedad y es cuando necesita más concentración. Una vez que ve la obra ya planteada, comienza su disfrute entre detalles, sombras y texturas. Suele dibujar animales, plantas, bosque. Los objetos reales están puestos en contextos inventados, creados por su imaginación. La llena de felicidad “el proceso en el que entrego una obra y alguien la recibe porque se mezclan dos historias ahí”. Con sus trabajos ella desea enviar luz al mundo; por esto, siempre intenta ofrecer algo de lo bello, de lo armónico, “un lugar donde el espectador pueda descansar”.
Por una necesidad de canalizar lo que le estaba pasando internamente, Lola Erhart se convirtió en artista plástica. Estudió Arte en la Universidad de Barcelona y confiesa que de adolescente era bastante intensa, sensible y solitaria. A través de la pintura descubrió que podía transformar lo que sentía y encontrarse a ella misma. Disfruta más pintar por las mañanas cuando todos duermen y su mente está más clara. Para ella es fundamental que no haya nada que la distraiga; pinta sola escuchando música porque “cuando pinto también bailo; en ese sentido, mi obra es casi performática”. El cuerpo en movimiento le permite circular por toda la superficie de la tela de modo más armónico. Sus pinturas suelen ser en formato grande (sus últimos cuadros tienen 200 centímetros). Cuando vende o regala algún trabajo, para Lola se cierra un ciclo que da lugar a algo nuevo. (SOBRE SUS FOTOS: Gentileza de Federico Dorado, fotógrafo)
Para trabajar, Agustina Bustillo necesita de buena luz y su Pc. Puede hacer un bosquejo en cualquier lugar pero el trabajo final prefiere hacerlo en su estudio. “Soy diseñadora, ilustradora y artista”, asegura esta hija de artistas que, de adolescente, se juntaba con su amiga Tere a pintar con marcadores. Para ella la mejor metodología de trabajo es la del “hacer, hacer y hacer” y en ese transcurso, equivocarse, acertar y seguir haciendo. El orden, la música y el mate son algunas motivaciones que necesita antes de sentarse a diseñar o ilustrar. Trabajar por encargo le lleva más tiempo: “Es un ejercicio de mímesis con el cliente que me resulta desafiante y enriquecedor”. El momento de mayor disfrute es cuando ve su trabajo enmarcado en la casa de algún cliente.
Fotos: gentileza de todas las artistas mencionadas.
Obra de Agustina Bustillo
Obra de Cecilia Dillon
Obra de Lola Erhart
Obra de Luisa Quinterno
Obra de Camila Vilar