CAFAYATE: VINO, NATURALEZA Y SOFISTICACIÓN / ¿POR QUÉ HAY QUE CONOCERLA? / POR SANTIAGO ENEAS CASANELLO (DESDE SALTA)

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La ruta hacia Cafayate atraviesa la Quebrada de las Conchas y es un espectáculo natural

 

CAFAYATE: VINO, NATURALEZA Y SOFISTICACIÓN / ¿POR QUÉ HAY QUE CONOCERLA? / POR SANTIAGO ENEAS CASANELLO (DESDE SALTA). SECCIÓN DE VIAJES #DEPARTURE.

Cuando llegás a Cafayate te empiezan los adjetivos: esto es bucólico, esto es imponente, esto es maravilloso. Y los repetís cada cinco minutos para procesar tanta belleza. Porque de verdad que el paisaje de esta localidad salteña ubicada en los legendarios valles calchaquíes a 1683 metros sobre el nivel del mar, te moviliza. Miro en 360 desde la bodega de Piattelli Vineyards, en la suave falda de un cordón montañoso y veo: un cielo azul intenso que es de los más límpidos del mundo, montañas de varios colores (esa característica tan genial que logran los minerales del norte), cactus como los de México, y viñedos por todos lados. De este lugar, pienso, son tantos vinos que nos alegran la vida a los porteños (y a todos los argentinos). Los frutados Torrontés (la cepa emblemática salteña), los vigorosos Malbec, los cada vez más logrados Tannat. Cafayate en invierno no pierde nada de su atractivo. Los días son casi siempre soleados y templados (temperaturas que rondan los veinte grados). Las noches son frías (esta amplitud térmica es una de las razones del excelente vino salteño) pero ese frío seco que, abrigados, también se disfruta. Este es un pueblo que sorprende y cautiva por sus cada vez más propuestas sofisticadas (en todos los planos, desde las bodegas hasta la hotelería, incluso hay canchas de golf y de polo), por su entorno natural, por su gastronomía, por su paz increíble. Estas son algunas de sus situaciones y posibilidades imperdibles.

1) CONOCER EL MUSEO DEL VINO (NO ABURRE Y VALE LA PENA)

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Dato curioso: es el único museo del vino de Argentina (Mendoza, por ejemplo, no tiene uno). Está pensado desde un enfoque museístico de vanguardia: experiencias interactivas, recursos narrativos que buscan «envolver» emocionalmente a los visitantes, elementos escénicos y audiovisuales, estímulos visuales y sonoros. Mucha tecnología. Y un diseño muy moderno. Está dividido en dos sectores: Memoria de la Vid, y Memoria del Vino. El primero es el más innovador y es un recorrido por distintas instalaciones que explican por qué Cafayate es un lugar excepcional para producir vinos de calidad. Una de las instalaciones más impactantes es una maqueta del valle que le permite a los visitantes observarlo desde lo alto, con una secuencia de iluminación que recrea las 24 horas del día, desde que empieza el día hasta que atardece y llega la noche. El segundo sector es un espacio que narra el pasado, presente, y futuro de la producción de vinos cafayatense. Es la narración de la historia de la vitivinicultura salteña. El museo cuenta con un wine bar y una boutique en donde conseguir buenas etiquetas de la zona.

2) UNA VISITA A LA BODEGA DE PIATTELLI VINEYARDS

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Cafayate tiene veintiún bodegas. La mayoría se puede visitar. Esas visitas incluyen degustaciones y posibilidades gastronómicas más completas. Algunas de ellas ofrecen alojamiento. Las bodegas cafayateñas producen variedades como: Torrontés, Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Tannat, entre otras. Su característica es la altura (de hecho, los viñedos más altos del mundo se encuentran en los valles calchaquíes), una amplitud térmica notable (a veces de más de 25 grados en el mismo día), altos niveles de radiación solar, pocas precipitaciones y un suelo arenoso. Es decir, una conjunción de factores que permiten que Cafayate sea un verdadero oasis vitivinícola. Las bodegas de Cafayate son, además, las más bellas del país en términos paisajísticos porque están rodeadas de cerros y sus viñas están en desnivel. La bodega más antigua en funcionamiento es Etchart (de 1850). Una de las más nuevas (empezaron a producir en 2012) pero que es súper buen plan visitar es la de Piattelli Vineyards. Reconocida por el certificado de excelencia de TripAdvisor en 2015, está casi al pie de la montaña (a tres kilómetros de la ruta 40) y sus instalaciones son de las más lindas (una arquitectura tipo californiana que combina una identidad colonial con líneas y detalles más contemporáneas) y sofisticadas de Salta. Su restaurante (que tiene una panorámica del valle que abruma) es uno de los hits de la provincia y se especializa en platos regionales pero preparados con las técnicas y el esmero de la alta cocina. Humitas, costillares a la llama, lentejas al disco, platos con llama o cordero, ensaladas de quinoa, empanadas, etc. Pero también se salen de lo más tradicional y tienen días más temáticos e informales como las noches de pizza con tragos de autor con vino (como el Bravo del Sol que es torrontés con jugo de pomelo y ron). A su vez, realizan visitas guiadas con degustación de varios vinos (de 5 a 10), recorridos en bici o a caballo por los viñedos. Otro plan que ofrecen es el de realizar un picnic en medio de las viñas con sandwiches, tablas de quesos regionales, aceitunas y degustación de vinos. Varias de las botellas – como un 2013 reserva malbec que obtuvo noventa puntos de Wine Spectator – de Piattelli fueron premiadas.
 

3) DOS SPOTS GASTRONÓMICOS EN EL PUEBLO (EN UNO HACEN EMPANADAS DE…¡TORRONTÉS!)

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En Salta siempre estás antojado de empanadas. En Cafayate son buenas en todas partes pero si hay que elegir, un lugar muy recomendado por los lugareños a MALEVA es La Casa de las Empanadas (Mitre 24). Tienen una decena de variedades. Las que sí o sí tenés que probar son la Cafayateña (carne, choclo ¡y vino torrontés!) y la Calchaquí (queso de cabra y choclo). La masa es impecable (consistente y con los típicos lunares negros quemados que son señal de buena cocción). Otro lugar obligado (sobre todo si querés comer abundante) es La Carreta de Don Olegario que es el restaurante más popular y célebre de Cafayate. Abrió sus puertas en 1975 y está frente a la plaza. Su carta es clásica y variada (desde trucha hasta cabrito al horno). Eso sí: no es parrilla. Previsiblemente su locro, humitas y empanadas son de lo más pedido y están bien. Muchos van por sus shows de bandas de folclore.
 

4) TREKKING POR EL MINI «SAHARA» DE CAFAYATE

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Este es un paseo bastante surrealista que no se corresponde con la imagen que uno puede tener en la cabeza de un valle de viñedos. Pero resulta que en las afueras del pueblo (por la ruta 68 hacia el norte) hay un campo de dunas de blancas arenas calcáreas. Se puede acceder por cuenta propia o contratar algún tour en el pueblo. Los hay de sandboard y otros que incluyen degustaciones de vino bajo la luna entre los médanos, etc. La recomendación es: caminen descalzos. Algunos médanos alcanzan alturas de treinta metros.

5) QUEDAR BOQUIABIERTO EN LA GARGANTA DEL DIABLO Y EL ANFITEATRO

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Para los pueblos indígenas que habitaban estan zona como los diaguitas, estas loquísimas y asombrosas formaciones geológicas eran la entrada al inframundo. Son dos grietas enormes en la montaña que fueron esculpidas durante millones de años por la erosión. Piedra colorada (por el óxido de hierro) y la sensación de sentirte un ente diminuto ante la majestuosidad de la naturaleza. Estos dos lugares también son famosos por su eco (incluso se han realizado conciertos como uno recordado de Mercedes Sosa). Están ubicadas en la Quebrada de las Conchas, a menos de media hora desde Cafayate.

6) PROBAR HELADOS DE VINO (INVENTO DE CAFAYATE, POR CIERTO)

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En 1996, durante un caluroso febrero, en Cafayate inventaron, o eso aseguran, el helado de vino. En la heladería «Miranda». Su dueño Ricardo Miranda, el Da Vinci que se animó a convertir el malbec y otras cepas en bochas arriba de un cucurucho, contó alguna vez que no fue tan sencillo y que hubo mucho «prueba y error». La fórmula la mantiene en secreto. Miranda está ubicada frente a la plaza y es un «clásico de clásicos» de los turistas que visitan Cafayate. Los gustos malbec y cabernet son violáceos y el torrontés es blanco. Este es un poco más suave y refrescante. Chañar, mango, algarroba son otros de los gustos originales que ofrecen.

7) EL UNIVERSO DE GRACE: PURA SOFISTICACIÓN (TODO UN UP GRADE PARA LA HOTELERÍA DEL NORTE ARGENTINO)

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Grace es un hotel cinco estrellas pero que parece un siete estrellas. El hotel forma parte de ‘La Estancia de Cafayate’, una propiedad residencial de más de 500 hectáreas que ahora es un country que tiene cada vez más casas, sobre todo de extranjeros (desde ingleses a australianos) que se enamoraron de este rincón de Salta. La propuesta de Grace – elegante y con instalaciones de primer nivel en todos los detalles – es única en el norte argentino y representa un up grade para toda la zona de Cafayate y el NOA.
El edificio principal está rodeado de majestuosos viñedos: 50 hectáreas recién plantados, y 25 hectáreas de viñedos maduros, en forma de parral y espaldero. Los viñedos de La Estancia se componen de las siguientes variedades: 65% Malbec, 15% Torrontes, 11% Cabernet Sauvignon, 9% otras variedades tintas finas. 
Una cancha de golf de 18 hoyos, una apuesta por los deportes hípicos (muy especialmente el polo), y un spa muy completo dan cuenta de eso. La cancha de golf es un gran motivo para que los fans de este deporte visiten este lugar. Imagínense mejorar su swing en un paisaje imponente de cerros salteños, bosques de olivos, dunas, y viñedos en expansión.
El alojamiento se divide en habitaciones y villas (ideales para grupos familiares). Todas tienen esos toques que hacen al lujo contemporáneo (mucho más vinculado a la experiencia que a lo simbólico): cafeteras Nespresso, bañeras extra grandes, duchas rectangulares con efecto lluvia, ropa de cama de algodón egipcio, estación de conexión para I-Pod, etc. Y más que eso: este año se asociaron a The Impossible Project, para traer cámaras Polaroid al hotel que le proporcionan a los huéspedes en la recepción. También cuenta con un wine bar, un cigar bar y un restaurante que se luce con platos preparados con ingredientes regionales y especialidades del norte (el desayuno también es fabuloso – desde huevos revueltos con queso de cabra hasta croissants y panadería preparados en el momento). Pero lo mejor de Grace es el trato personalizado. Intentar preparar para cada huésped una experiencia distinta que esté pensada para satisfacer sus gustos y aspiraciones. Es tan así que cuando alguien hace una reserva desde el hotel le envían un cuestionario para conocer sus gustos. Atardeceres en la Quebrada de las Conchas con vinos y selección de quesos, cabalgatas por las dunas con asado incluido, distintos trekkings por los cordones montañosos cercanos, bike tours y cabalgatas son algunas de las actividades y excursiones que le proponen a sus huéspedes.
Fotos: gentileza lugares mencionados.
La foto destacada es gentileza Grace.